Uno de los términos más de moda en el ámbito tecnológico es blockchain o cadena de bloques, un concepto que se ha relacionado con las monedas virtuales como el bitcoin pero que tiene otras muchas aplicaciones. Sin ir más lejos, posee interesantes usos en el ámbito de la educación como recoge, entre otros, este estudio del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
A este respecto, Germán Ruipérez, catedrático de eLearning y de Lingüística Alemana en la UNED y la Universidad Camilo José Cela, es contundente: “La tecnología blockchain ha llegado a la educación para quedarse. Así, las previsiones apuntan a que afectará directamente a la gestión de muchos procesos internos, permitiendo de manera sencilla una gestión automatizada de calificaciones y exámenes, además de evitar cualquier tipo de fraude como el plagio o el cambio de notas”. ¡Veámoslo!
¿En qué consiste la tecnología blockchain?
Creada hace 10 años, destaca por su versatilidad y complejidad, pues “es una mezcla de criptografía, programación informática avanzada y matemáticas” explica Ruipérez. Así, su funcionamiento es similar a los libros de contabilidad en los que una compañía apunta cada uno de los movimientos que registran sus cuentas.
La diferencia es que, como nos encontramos en un entorno digital, estos libros físicos son sustituidos por bases de datos distribuidas a través de diferentes equipos. Ahora bien, ¿qué se guarda en estas bases de datos? En ellas se almacenan bloques de información (puede ser cualquier tipo de contenido), con la particularidad de que no pueden borrarse o manipularse. Sin duda, su característica más atractiva. Para Ruipérez, aunque el blockchain está en sus primeros pasos como tecnología disruptiva a veces se la compara como el impacto que supuso Internet, “máxime cuando su aplicación supone más transparencia y una evidente reducción de costes”, añade.
Cómo aplicar el blockchain a la Educación
Las aplicaciones de blockchain facilitan la puesta en marcha de plataformas educativas en las cuales los estudiantes gestionan sus datos y deciden qué contenidos compartir y con qué personas de manera segura al impedirse posibles casos de robo de ficheros o intentos de plagio. Incluso en el caso de tener que gestionar una transacción económica -si el alumno decide matricularse en una universidad distinta y necesita abonar las tasas correspondientes-, el proceso se completaría de manera completamente segura.
Otra de las aplicaciones interesantes es un nuevo sistema de emisión y certificación de documentos oficiales y titulaciones. De este modo, se logra asegurar la veracidad de las evaluaciones y títulos que alcanza un estudiante en su vida académica: en este caso, la tecnología que aplica el sistema certifica el registro seguro y auténtico de todo este histórico.
Precisamente, esta es la línea de trabajo de la empresa Blocktac que proporciona servicios de verificación que certifican los logros académicos del alumnado. Junto a esta aplicación, estaría la relacionada con el registro de la propiedad intelectual para catalogar y guardar los trabajos originales de sus autores.
Como apunta Francisco Guillén, CEO de Blocktac, en este post: “Un registro de la propiedad intelectual basado en la tecnología blockchain ayudaría a clarificar la autoría para propietarios y usuarios. Al quedar registradas sus obras en la cadena de bloques, pueden disponer de una prueba irrefutable e inalterable de su propiedad como resultado de las características propias de esta tecnología, cuyos registros son infalsificables, inmutables y perennes. Los autores disponen, así, de un certificado digital que demuestra la autenticidad y que permite perseguir abusos”.
Por su parte, la plataforma DISCIPLINA también realiza un registro comprobable y seguro de estos credenciales académicos y, además, proporciona un sistema para la búsqueda de candidatos en función de sus campos de especialización.
Tecnología blockchain en Educación: proyectos puestos en marcha
En estos momentos, ya se está trabajando en distintas iniciativas que vinculan la tecnología blockchain con la esfera educativa. Este es el caso del proyecto ‘Blockcerts’ del Medialab del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que se “materializa en una plataforma y unos estándares que permiten a instituciones implementar blockchain en programas educativos certificado”, tal y como recogen Antonio Ramón Bartolomé, Carles Bellver, Linda Castañeda y Jordi Adell en su artículo ‘Blockchain en educación: introducción y crítica al estado de la cuestión’ de la revista electrónica de tecnología educativa Edutec-e.
Por su parte, la Universidad de Tsinghua (Pekín) colabora junto a otros centros universitarios públicos de China en la iniciativa x-Lab para hacer asequibles los recursos educativos y, de esta manera, proporcionar a sus alumnos igualdad de oportunidades. El punto de partida será un protocolo de blockchain para que los centros interesados se unan a través de un conjunto de máquinas distribuidas.
Ya en nuestro país, “existen proyectos para crear una propia moneda digital en el ámbito educativo que servirían para incentivar a los alumnos, quienes podrían tener su propio monedero blockchain”, apunta Ruipérez; un modelo que ya ha tenido un gran éxito en el caso del BBVA y gracias al cual los empleados gestionan su formación con su propio monedero blockchain de formación. “Similar es el funcionamiento de la empresa Tutellus. En ella, los estudiantes van a cobrar en moneda digital por estudiar, de modo que cuanto más y mejor se estudie, más se cobrará”, continúa. En la actualidad, Tutellus está presente en más de 160 países y son los propios usuarios los encargados de crear los cursos y videocursos que se ofertan.
A modo de conclusión, Ruipérez afirma: “El blockchain será una tecnología que los docentes deberán conocer y explicar a sus alumnos, pues tendrán que saber cómo entregar sus trabajos escritos y exámenes a través de esta plataforma, confeccionar su curriculum vitae, gestionar sus datos personales o expediente de calificaciones”.