En respuesta al debate suscitado en las últimas semanas sobre la edad adecuada para que la población infantil y adolescente utilice los dispositivos tecnológicos, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha emitido recientemente un comunicado donde comparte varias reflexiones sobre este tema. Recuerda a las familias que están a su disposición para ayudarlas a resolver cualquier duda y que la clave es aprender a hacer un uso saludable de estos a cualquier edad; así lo recoge su Plan Digital Familiar, que cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Protección de Datos. De hecho, ambas han trabajado en la campaña de concienciación ‘#CambiaElPlan’ puesta en marcha hace unas semanas para minimizar los riesgos derivados del mal uso de las pantallas sobre la salud de menores y adolescentes.
Más educación y formación
En su comunicado, la AEP insiste en la necesidad de que para reducir el impacto negativo de los dispositivos tecnológicos en los pequeños hay que apostar por la educación y la formación: ambas herramientas son, asimismo, extensibles tanto a las familias como los educadores y la sociedad en general, pero siempre desde un punto de vista apoyado en las evidencias científicas actualizadas. Y es que para la AEP, proteger a la infancia y la adolescencia de los potenciales riesgos de las pantallas requiere de una acción conjunta y consensuada en la que participen padres, centros escolares, instituciones encargadas de la protección a la infancia, empresas tecnológicas… La falta de control y de unas instrucciones previas no solo afecta a la salud física, mental y social de los menores, también a su neurodesarrollo y aprendizaje.
La prohibición no es la solución
Otra de las reflexiones que comparte la AEP es que, hasta el momento, las investigaciones científicas no han demostrado que las prohibiciones en el uso de las tablets y teléfonos móviles móviles tengan un beneficio para la salud de la población infantil y adolescente. Considera que el peso que tiene la edad a la que se empieza a utilizar los dispositivos tecnológicos es relativo respecto a otros factores con una mayor influencia como, por ejemplo, los contenidos que se visualizan; el uso que los adultos hacen de estos; los momentos y lugares en los que se utilizan o la madurez que tiene el menor en el momento en que entra en contacto con las pantallas.
La necesidad de una normativa
Finalmente, la AEP considera necesario una normativa en torno a este tema que obligue a los desarrolladores de las aplicaciones dirigidas a los menores cumplir con unas obligaciones y requisitos: que sus datos no se empleen para personalizar publicidad, que estas aplicaciones ofrezcan recomendaciones de acuerdo con la edad de los usuarios y que el tiempo de uso no exceda del aconsejable para cada grupo de edad.
Argumenta, por otro lado, que hay que establecer medidas para que se cumpla la regulación actual en lo que respecta a la edad de uso de las redes sociales. También que se desarrollen sistemas que ayuden a implantar una limitación real de acceso por parte de la población infantil y adolescente a contenidos para el público adulto. Esto se debe porque no todas las familias poseen la capacidad ni el nivel educativo para proteger de igual forma a sus hijos, una situación que afecta en mayor medida a las de entornos más desfavorecidos.