Los menores comienzan cada vez desde edades más tempranas a utilizar móviles con acceso a Internet. La edad media para tener el primer teléfono son los 11 años, según el informe ‘Impacto de la Tecnología en la Adolescencia. Relaciones, Riesgos y Oportunidades’ publicado recientemente por UNICEF España, que ha entrevistado a 40.000 jóvenes de entre 11 y 18 años. Pero, ¿qué uso hacen realmente los menores de Internet y las redes sociales? Desde la ONG recalcan que la mayoría de ellos hacen un empleo alarmante de las TRIC (Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación): pasan frente a la pantalla del móvil más de 5 horas al día, duermen con él en la habitación, se conectan todos los días, acceden a contenidos no adecuados para su edad…
“El uso problemático de Internet y las redes afecta al día a día de los adolescentes y sus familias, ya que impacta en su bienestar, salud mental, convivencia e, incluso, en su satisfacción con la vida”, explica Carmen Molina, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de UNICEF España, para recalcar la importancia de hacer un uso consciente y responsable de estas herramientas.
El estudio también afirma que 4 de cada 10 adolescentes se conectan para evitar sentirse solos. Lo hacen buscando relaciones, amistad, comunicarse con sus amigos o divertirse. Muchos de los encuestados creen que las redes sociales les ayudan a ser más felices o populares, y un 27’8% de ellos piensan que a través de ellas es más fácil ser aceptados por los demás. Sin embargo, los altos niveles de ciberbullying son datos que chocan con esta concepción que muchos adolescentes tienen del mundo virtual. El estudio revela una tasa de alrededor del 22’5% de victimización en torno al ciberacoso y, además, afirma que “en Internet más de la mitad de quienes sufren acoso, también lo ejercen”.
Ciberacoso y ‘sextorsión’: los grandes riesgos que esconde Internet
A pesar de esa visión en torno a la búsqueda de relaciones positivas que los adolescentes dicen tener de las redes sociales, 2 de cada 10 jóvenes podrían ser víctimas de ciberacoso. Algunas de las causas que, según el organismo, achacan los adolescentes a este tipo de comportamientos tóxicos, son cuestiones físicas o por considerarse ‘diferente’. Para UNICEF, estas situaciones de acoso normalmente suelen ser ejercidas por compañeros de la misma clase y en muy pocas ocasiones llega a conocimientos de padres o profesores.
El acoso escolar y el ciberacoso están estrechamente relacionados con otras conductas de riesgo online muy preocupantes, como el sexting o el contacto con desconocidos, según alerta el estudio. De hecho, el 42% de los menores afirma haber recibido mensajes de contenido erótico o sexual en sus cuentas de redes sociales y algunos de ellos han llegado incluso a recibir proposiciones sexuales por parte de adultos.
“Enviar fotos o vídeos personales de carácter sexual o aceptar a desconocidos en una red social, además de constituir un riesgo en sí mismo, aumentan la probabilidad de sufrir acoso escolar y ciberacoso” destaca el informe. ¿Por qué? Según indica, se debe a que estos comportamientos acaban motivando casos de ‘grooming’ (acoso y abuso sexual online) en los que los menores se ven presionados o chantajeados por adultos para compartir o realizar prácticas sexules bajo amenaza de difundir archivos o conversaciones ‘comprometidas’ si se niegan a ello.
Adicciones virtuales: un problema cada vez mayor
El consumo masivo de videojuegos es otra de las cuestiones abordadas en el informe que mejor ejemplifican el uso problemático que los menores hacen de Internet. Para muchos de ellos, estos ocupan un lugar importante en sus vidas y les dedican una gran parte de su tiempo libre: 6 de cada 10 usan videojuegos como principal canal de ocio y entretenimiento, con un consumo medio de 7 horas semanales. Además, la mitad de los menores juega a títulos no aptos para su edad.
Los juegos online como apuestas deportivas, poker, bingo o ‘tragaperras’ son otras de las modalidades más consumidas por los adolescentes, según UNICEF. A pesar de que estos están restringidos para menores de 18 años, un 3,6% de los estudiantes españoles de ESO reconocen haber jugado o apostado dinero online alguna vez en su vida. Desde la ONG también resaltan que las principales motivaciones que tienen al acceder a ellos son ganar dinero, divertirse o pasar el rato con los amigos. Este tipo de comportamientos puede motivar graves problemas de adicción como la ludopatía, propiciando en los menores cambios de humor, abandono escolar, irritabilidad, trastornos de ansiedad y dificultades para relacionarse con su familia y amigos.
El papel del adulto: escasa supervisión parental
Frente a los datos extraídos del estudio, que ponen de relevancia el uso inadecuado que muchos menores hacen de sus redes sociales en particular y de Internet en general, se encuentra la poca atención de los progenitores en estos temas. El 29,1% de los adolescentes encuestados señalan que sus padres les ponen algún tipo de normas o límites sobre el uso de Internet, aunque sólo el 23,9% limitan las horas de uso y el 13,2% los contenidos a los que pueden acceder.
Utilizar el móvil durante las comidas, en los momentos de descanso o durante el ocio familiar puede que, según las conclusiones del estudio, sean algunos de los hábitos y conductas familiares que condicionan las prácticas y el uso masivo de las TRIC. Además, desde el organismo destacan que las figuras paternas parece que no son del todo conscientes de su papel como modelo en el uso de las pantallas, de la necesidad de acompañamiento y de establecer una buena higiene digital en el hogar.