Tomar el control del tiempo, dar prioridad a las actividades que conllevan el desarrollo de las personas y tomarse el tiempo necesario para disfrutar del presente. Esto es lo que propone el ‘movimiento slow’ que, como corroboran los libros de esta selección, también puede aplicarse a la educación.
En la sociedad actual prima la rapidez, la urgencia. Se vive pendiente del reloj y de conseguir hacer el máximo número de cosas en el mínimo tiempo posible. Pero, ¿qué ocurre cuando, en lugar de eso, nos paramos un momento a reflexionar y abordamos las tareas de forma pausada? ¿Y si se traslada esa filosofía (conocida como ‘movimiento slow’ a la educación? Para los expertos y docentes autores de estos libros sobre lentitud, se traduce en una vida más placentera y feliz.
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Un manifiesto filosófico contra todo lo que supuestamente nos hace más productivos y modernos. Un ensayo audaz en defensa del silencio, la lentitud, la soledad, la introversión y la naturaleza. El periodista Pedro Bravo se pregunta: ¿Y si la auténtica protesta fuese callarse? ¿Y si la verdadera revolución empezase por quedarse quieto? ¿Y si Bartleby tuviera razón y esfumarse fuese la forma de abrazar la vida? Para responder a estas cuestiones realiza un recorrido crítico por toda la inquietud que nuestra forma de vida trae incorporada de serie. Desde la definición física de sonido, silencio y ruido a las desasosegantes formas de captar nuestra atención que diseñan las empresas tecnológicas, pasando por la imposición del exhibicionismo y la extroversión como maneras de satisfacer un ego hipertrofiado. Respaldado por innumerables datos y autores, elabora una brillante defensa de que parar, callar y escuchar es la vía para empezar a hacer las cosas de otro modo. Como él mismo apunta, no es un libro de autoayuda, sino un manual de resistencia frente a la extrema productividad y el estrés del día a día. Un ensayo, que es, a su vez, todo un manifiesto filosófico y político, en el que la paz y el descanso se sobreponen a los ruidos del mundo moderno.
Esta obra es toda una oda a la alegría, un elogio de la materialidad fugaz de los fenómenos: explorar, nombrar y compartir el júbilo de lo efímero para llevar con plenitud una existencia en perpetuo devenir. La escritora Marie Gevers (1883-1975) pasó toda su infancia en la finca familiar de Missembourg, un verdadero paraíso verde legendario en la historia de la literatura belga: su casona, su estanque y su jardín son el marco de esta fulgurante narración. En este libro mágico y secreto, en esta joya escondida, caprichosa y llena de encanto, se narra la historia de una iniciación: la de una mirada entrenada para ver el lado misterioso de las cosas. A través de la amorosa observación de la naturaleza que la rodea, con una prosa evocadora y exquisita, Gevers nos incita a descubrir la inanidad de nuestros odios o la fragilidad de nuestras aspiraciones; nos devuelve sin cesar a lo esencial, que es el lento ascenso de la vida, a pesar de los cataclismos y los furores.
Con el subtítulo ‘La resistencia a la aceleración de nuestro mundo del siglo XV a la actualidad’, en este ensayo el historiador, profesor e investigador Laurent Vidal realiza un estudio de la violencia simbólica que el sistema ejerce sobre todos a través de la velocidad. Y es que vivimos un tiempo de aceleración generalizada. Creímos que la paralización global que supuso la pandemia permitiría una pausa, una reflexión y un cambio de ritmo. Pero no fue así, ya que la inercia era demasiado fuerte. Al fin y al cabo, la aceleración es un patrón rítmico que se asentó en Occidente en los inicios de la Modernidad: entonces el discurso religioso asoció la lentitud al pecado capital de la pereza, mientras el discurso económico encumbró la rapidez en la producción y en los intercambios comerciales como símbolo de progreso y eficacia social.
La historia de la Modernidad es la historia de una discriminación: al erigir la velocidad como modelo latente pero absoluto de las virtudes sociales, las sociedades modernas inventaron un ‘vicio’, la lentitud, es decir, la supuesta incapacidad de algunos individuos para ‘seguir el ritmo de los tiempos’. Vidal rastrea la génesis de los lentos (esos individuos marginados por la maquinaria del progreso), pero además desvela el modo en que estos han ido apropiándose de distintas estrategias vinculadas a la lentitud para subvertir la apisonadora de la Modernidad, resistiéndose a adecuar su propio ritmo orgánico, emocional e intelectual a las exigencias productivistas del sistema capitalista, yendo en contra del tempo impuesto primero por los relojes y los cronómetros y más tarde por otras tantas herramientas de control social. Así, al inventar nuevos modos de acción basados en las rupturas del ritmo dominante, los lentos nos ofrecen una visión diferente, y cada día más necesaria, de la emancipación. Combinando el rigor erudito como historiador con la sensibilidad de un escritor, este ensayo abre nuevos horizontes para repensar nuestra relación con la libertad en un mundo donde la existencia ordinaria queda tantas veces asfixiada por el ritmo impuesto por todo tipo de gadgets y apps.
José Mendiola y Ana González comparten en este libro cómo salieron de un ritmo de vida que los estaba consumiendo por completo para demostrar así que otra forma de vivir sí es posible. La clave radica en la llamada filosofía slow, el antídoto a un modo de vida que poco a poco nos va enfermando y que nos aleja de la calma y la serenidad. Por muy complicado que pueda parecer escapar de la rutina, José y Ana ofrecen las pautas para que cualquier pueda darle al ‘pause’ y emprender el camino hacia una vida más simple, consciente y sostenible en la que volver a disfrutar de cada instante. Para ello, proponen ejercicios que se pueden integrar en la rutina diaria e inspiradoras entrevistas a personas que han conseguido hacer del movimiento slow el impulso que necesitaban. Todo ello para recuperar el enfoque, fortalecer la conexión con el presente, cultivar relaciones significativas y aprender a definir los valores que cada uno desea que le guíen, priorizando y simplificando todos los aspectos de su vida. “No es un libro de autoayuda ni de consejos. Es una obra en la que se aplican métodos tangibles con los que, si decides llevarlos a cabo, comenzarás a ver cambios desde el primer instante”, señalan.
El punto de partida de este original libro del ensayista alemán Bernd Brunner (Berlín, 1964) es que pasamos un tercio de nuestras vidas tumbados: durmiendo, soñando, amando, leyendo o, simplemente, recuperándonos. Sin embargo, más allá de representar la pasividad y la pereza, el acto de reposar acostados puede constituir una forma de protesta: una oportunidad para reordenar nuestros pensamientos en un mundo regido por la incesante exigencia de productividad. Brunner invita al lector a redescubrir el poder de la horizontalidad a través de entretenidas e insólitas historias como el origen del colchón, las formas de descanso en la remota Edad de Piedra, la importancia del diván en la consulta de Sigmund Freud o los últimos hallazgos sobre el sueño. En definitiva, una apasionante contribución a la historia cultural que sorprenderá tanto a expertos como a iniciados en el subestimado arte de yacer.
Una mañana de 2011, la directora creativa y diseñadora Libby DeLana salió de su casa para dar un paseo. Al día siguiente hizo lo mismo. Y al siguiente, también. Desde entonces, no lo ha dejado. Paso a paso, lleva recorridos más de cuarenta mil kilómetros, el equivalente a una vuelta al mundo. Un gesto tan sencillo como caminar se ha convertido en un hábito diario que ha cambiado su vida para siempre. “Mi vida se había convertido en una serie de listas de cosas que hacer contra reloj para comenzar la siguiente (...) Mi vida iba a toda velocidad. Mi energía se había descontrolado. Caminar era tanto recuperar un paso natural en el que conocerme a mí misma, como una manera de abrirme de verdad, de visualizar qué me deparaba cada día (...) La caminata de la mañana es ya una forma de vida. Salir a caminar es quizá la actividad más primordial del día”, afirma.
Un precioso libro lleno de impresionantes fotografías e inspiradoras citas de multitud de autores y pensadores en el que la autora comparte la naturaleza transformadora de esta práctica tan simple como poderosa, ofreciendo consejos sobre cómo llevarla a cabo para reconectar con el mundo que nos rodea, procesar los pensamientos, mejorar el bienestar físico y emocional o desbloquear la creatividad. Una guía inspiradora y reflexiva que se convierte en una total invitación a salir de casa y ver dónde nos lleva el camino, una herramienta de navegación esencial para indagar quiénes somos y ponernos en marcha hacia dónde queremos ir. “Caminar se ha convertido en una costumbre que me salvado. Ha salvado mi alma. Ha salvado mi forma de ser. Me ha recordado quién soy en esencia”, apunta.
María Novo, escritora, poeta y Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, aborda en este libro una visión esperanzada y constructiva para transformar la actual sociedad de las prisas, que lo ha invadido todo y amenaza con quedarse: “Escribimos la vida en el tiempo y nos arriesgamos a hipotecarlo cuando llega la llamada de las prisas: el trabajo, el dinero, el éxito… nos impulsan a correr (...) Aparece entonces la aceleración por hacer, por querer estar en todo, verlo todo, experimentarlo todo… Y olvidamos que la mayor experiencia es el encuentro en paz con uno mismo y con las personas queridas”, afirma. Aboga por una “nueva cultura del tiempo” que nos permita salir juntos de este atolladero haciendo cambios profundos en nuestros hábitos de vida, aprender a vivir de una forma más pausada, más equitativa y atenta a los valores humanos.
Para ello, a lo largo del libro relata historias estimulantes de ciudades, colectivos y personas que están cambiando; aporta criterios y propuestas para otra forma de vivir más serena y feliz (‘Vivir despacio, vivir mejor’, ‘Saborear el momento oportuno’, ‘Cultivar la quietud interior’, ‘Descubrir el valor de lo cercano’, ‘Disfrutar de las cosas lentas’, ‘Desconectar: la velocidad crea el olvido’...) y recuerda al lector que dar un paso en esa dirección no ha de ser un sacrificio, sino algo positivo que nos sitúa en el lado luminoso de la humanidad. “Nuestra existencia es corta, no la hagamos más corta con las prisas, el estrés, ese pasar por las personas y las cosas sin verlas”, apunta.
Brooke McAlary es la autora de los best sellers ‘Destination Simple’ y ‘SLOW y CARE’. Junto con su marido, produce y presenta el podcast ‘The Slow Home Podcast’, el programa sobre salud y bienestar líder en iTunes, donde aboga por una vida más tranquila. En este libro se presenta como una de tantas personas que han decidido dejar de vivir la vida a un ritmo del 110 %, reducir las revoluciones, vivir de manera más sencilla y plena, y centrarse en aquello que realmente importa. Es lo que se conoce como el movimiento ‘slow living’. A través de estas páginas realiza una llamada a la lentitud, a tomar el control del tiempo con independencia de lo ocupados que estemos, a minimizar el estrés y encontrar momentos de paz en nuestros días más ajetreados. Mediante una serie de ejercicios y rituales prácticos que se pueden aplicar en cualquier momento, ayuda vivir de manera más consciente, redescubrir la energía y las pasiones, encontrar momentos de paz incluso en los días más estresantes o a dormir mejor. Todo ello pequeños cambios en la rutina diaria con el objetivo final de disfrutar de una vida más sosegada, lenta y feliz.
El autor de este ensayo señala que, en la actualidad, el conocimiento científico y el progreso tecnológico han puesto a nuestro alcance infinitas oportunidades, sobreabundante información e innumerables objetos de consumo. Sin embargo, la insatisfacción, el desasosiego, la aceleración y el cansancio protagonizan nuestro día a día. La felicidad ha derivado en un dilema casi irresoluble y el afán por conseguirla supone un verdadero obstáculo para una vida buena. Disfrutar del momento, estar plenamente en el presente se ha convertido en una aspiración cuasi heroica. Frente al mandato ‘sed felices’ que proclama nuestra sociedad del exceso, tal vez lo más sensato sea intentar vivir bien y de la forma más dichosa posible. De la mano de Aristóteles, Séneca, Horacio, Montaigne, Voltaire y también de escritores contemporáneos, reflexiona sobre el sentido que le damos a nuestra temporalidad, la relación con nosotros mismos, los demás, la naturaleza, las cosas y hasta Dios, para reformular una ética de la alegría y la mesura que nos ayude a lograr una existencia más plena.
John Franklin fue un navegante británico con una concepción del tiempo muy particular, basada en el mar. El autor, un novelista alemán, estudia la relación que los seres humanos tenemos con la lentitud a través de la vida de este navegante. Franklin consiguió explorar el Ártico británico con intuición y las habilidades que adquirió gracias a llevar una vida lenta y sosegada. Con prólogo de Carl Honoré.
La modernidad líquida es el concepto con el que el sociólogo Zigmunt Bauman categorizó a la sociedad actual: cambios, prisa, precariedad y los continuos impulsos procedentes del consumismo. Unas cuestiones que han establecido unas vidas basadas en la ansiedad y en un desafío constante al tiempo de reflexión. Esto también ha promovido relaciones líquidas y una educación, que según el autor analiza en este ensayo, está repleta de conocimientos de ‘usar y tirar’.
El día no necesita tener más horas ni hay que vivir para trabajar. Estos son dos de los problemas con los que los adultos se enfrentan a diario. En este manual se analizan las razones de esa aceleración con la que vive la sociedad actual, llena de estrés y ansiedad. También se muestra una alternativa: un camino con 20 razones para llevar una vida más sosegada y lenta, en la que disfrutar de las tareas y llegar a ser más productivos y eficientes con uno mismo.
El tiempo en educación puede tener numerosas definiciones: la organización escolar, de los calendarios, el tiempo necesario para un examen... pero qué ocurre con el tiempo que el estudiante dedica a reflexionar sobre un contenido, con el que destina simplemente a observar lo que le está explicando el docente o el que necesita para asimilar un conocimiento nuevo. Todo ello es lo que se pone sobre la mesa en este ensayo que analiza la educación a través de la importancia del tiempo.
Vivir con una actitud lenta no tiene por qué ser negativo y es en ese punto donde el autor comienza su relato a favor del disfrute de la soledad, de dejar pasar el aburrimiento, de la escucha activa… Se trata de analizar el buen uso de la lentitud en una vida en la que prima la urgencia y la rapidez para pasar de una tarea a otra tan solo de puntillas. Basándose en la filosofía de los antiguos griegos, este manual tiene un objetivo principal: la búsqueda de la verdadera felicidad.
¿Qué relación tenemos con la prisa en nuestra vida diaria? ¿Por qué pertenecemos a una sociedad acelerada? El autor, que es filósofo, hace un recorrido por la historia para tratar de esclarecer cómo hemos llegado hasta aquí y qué es lo que ha provocado un modo de vida basado en la rapidez y la velocidad. De este modo, a lo largo de sus nueve capítulos, entona un elogio a la permanencia y cómo encontrar un punto de referencia con el que no dejarse arrastrar por la vorágine de la vida rápida y sin esperas.
Es considerado como uno de los primeros libros sobre lentitud: una iniciativa de alcance mundial y que es transversal a todas las facetas de la vida: alimentación, educación o relaciones sociales, entre otras. Honoré analiza las razones por las que la velocidad y las prisas marcan el día a día en diversas sociedades y apuesta por un nuevo modelo de vida en los que los que la lentitud y ‘las cosas bien hechas’ son los principales parámetros. Para ello, realiza un recorrido por diferentes partes del mundo para comprobar ‘in situ’ cómo se puede vivir una vida más lenta y placentera con uno mismo y con los demás.
A lo largo de cinco capítulos, este médico y científico italiano hace un repaso a las ventajas y beneficios que la vida pausada tiene sobre el cerebro. Para ello recurre a información neurocientífica, lo que le ayuda a analizar el funcionamiento cerebral y sus ritmos de pensamiento. Pero también emplea un enfoque humanístico y, a través de la lectura y la escritura, trata de establecer las claves de la lentitud y de qué forma el aprecio por el tiempo es positivo para los seres humanos en la sociedad actual.
“La educación necesita de un modelo de paciencia, tranquilidad y lentitud”. Así da comienzo la obra de este docente y director de la Escuela Pública Fructúos Gelabert (Barcelona) que analiza cómo introducir la lentitud en el aula. Considera que es un paradigma educativo necesario para que los estudiantes no sean ‘esclavos’ del tiempo. Además, reflexiona sobre la naturaleza de la educación, la visión del tiempo en las distintas sociedades, los movimientos sobre lentitud y establece quince principios que debe cumplir una educación lenta en los que se reflexiona acerca del aprendizaje, el tiempo entre educadores y alumnos, entre otras cuestiones.
Examinando el entorno en el que se educan los niños de hoy en día (cada vez más exigente y frenético y con menos tiempo para disfrutar del ocio) esta canadiense, autora de numerosos libros sobre lentitud y uso de las tecnologías entre los adolescentes, centra su relato en una educación basada en el asombro. Para ello, y a través de tres grandes bloques relacionados con este concepto y en las maneras para educar siguiendo este parámetro, se plantea el disfrute de los niños mediante la observación de las cosas que les rodean analizando cómo la búsqueda del silencio o la belleza, entre otros, influyen en este modelo educativo.
Realiza una distinción entre cómo viven los niños el día a día según el Principio del Placer (‘lo quiero y lo quiero ya’) y cómo lo hacen los adultos a través del Principio de Realidad (‘me sacrifico en el presente para disfrutar en el futuro’). A partir de ahí el autor reflexiona sobre la forma en la que el primero afecta cada vez más a los adultos, inmersos en una sociedad consumista, y cómo debería ser: recuperando los tiempos naturales. Para promover esta idea, analiza el sentido del tiempo en la escuela y la necesidad de adoptar estrategias de ralentización en el aula.
