Realizamos un repaso por los más representativos (y recientes) libros de diarios íntimos lanzados al mercado. Un género que cuenta con innumerables seguidores y que permite conocer el día a día de los autores y sus opiniones sobre los más variados temas.
“Quiero terminar este cuaderno con una página que espero sea definitiva. No quiero continuar este diario. Gregorio Marañón me ha abierto los ojos a una realidad presentida: ‘Todo diario es un lento suicidio’. Soy muy cobarde para quitarme la vida. Por lo demás, mi `yo´ es un motivo decepcionante de observación. El mundo es más atractivo. Debo volcarme en él”.
Este extracto del diario del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) publicado con el nombre de ‘La tentación del fracaso’ (Seix Barral) sirve muy bien para describir lo que es un diario íntimo: una crónica cotidiana de la vida de una persona, escrita desde el presente. En él, el narrador escribe en primera persona acerca de sí mismo, de su realidad diaria, de sus experiencias, emociones, anhelos u opiniones más variadas. Y, generalmente, lo hace pensando en su más que probable publicación para ser leído en un futuro por otras personas. Los ejemplos de célebres diarios íntimos que a lo largo de la historia han pasado de la intimidad del autor a la luz pública son innumerables: Henri-Frédéric Amiel, Jules Renard, Miguel de Unamuno, Paul Valéry, Frank Kafka, Virginia Woolf, Josep Pla, Rosa Chacel, Cesare Pavese, Miguel Torga, Anaïs Nin, Witold Gombrowicz, Carlos Barral, Andrés Trapiello, Elias Canetti, Sandor Márai, Lev Tolstoi, Fernando Pessoa, John Cheever, Katherine Mansfield...
Iniciamos un recorrido por los diarios más representativos o que han llegado recientemente al mercado editorial.
Índice de contenido:
Los demoledores diarios y cuadernos de una escritora que en vida se ganó fama de misántropa y que mantuvo un aura de secretismo sobre su vida privada son uno de los grandes acontecimientos literarios de 2022. Y es que al morir, Patricia Highsmith dejó pulcramente guardados en el fondo del armario para la ropa blanca un total de 18 diarios íntimos que ofrecían a lo largo de ocho mil páginas un testimonio sobre su vida y sus experiencias personales; y 38 cuadernos con sus reflexiones sobre la escritura o cómo procesaba sus experiencias de manera intelectual en los cuadernos. Durante años, su editora Anna von Planta se ha sumergido en todas estas anotaciones y ha realizado una meticulosa selección de más de 1.200 páginas que ahora salen a la luz. Aflora en ellas la persona detrás de la escritora, con todas sus complejidades y contradicciones. Y da rienda suelta a contundentes opiniones –no exentas de polémica–, aborda episodios cruciales de su vida y nos permite también adentrarnos en la “cocina” de su universo literario y comprobar que su más célebre creación, el sociópata Tom Ripley, es el fruto destilado de sus demonios interiores.
Estos textos recorren toda la vida de Highsmith, desde su época de estudiante hasta sus últimos años en Suiza, y la acompañan en las dudas juveniles sobre su identidad sexual, en las noches sin fin del Greenwich Village neoyorquino de los años cuarenta –de copas con personajes variopintos como Judy Holliday y Jane Bowles–, en los primeros atisbos de su vocación literaria y el temprano éxito de ‘Extraños en un tren’ (llevada casi de inmediato al cine por Alfred Hitchcock), en su paso por la colonia de artistas de Yaddo –en compañía de Chester Himes y Flannery O’Connor–, en su prolija y convulsa vida amorosa, en la publicación de su novela de amor lésbico ‘El precio de la sal’ –después retitulada ‘Carol’– con seudónimo para esquivar el escándalo, en su decisión de marcharse a Europa, en su afición al alcohol… Highsmith, que durante toda su vida se construyó una coraza y una máscara para protegerse y ocultarse del mundo, se las quita ambas en estas páginas y se muestra visceral y descarnada, con una incansable pasión por vivir y escribir: una creadora con un mundo interior tormentoso y una mujer dolorosamente humana.
La escritora catalana regresa con este diario que abarca desde el 6 de enero hasta el 31 del pasado año (2021). Por eso no es de extrañar que a lo largo de sus páginas asomen de tanto en tanto las mascarillas que nos han acompañado durante la pandemia, pero también asoma la vida: los hijos, los amores, las clases de yoga, las visitas al psiquiatra, los encuentros fortuitos, los reencuentros, los paseos por el barrio, la escritura como una gimnasia diaria... Y aparecen también la seducción y el paso del tiempo, las disquisiciones sobre la verdadera elegancia, Proust, las lecciones literarias y vitales de Chéjov, la emoción hasta las lágrimas ante la celebración de la vida o un divertidísimo listado de tipologías de lectores observados durante las largas sesiones de firmas en ferias. Y el amor, siempre el amor: “En el amor nada es una pérdida de tiempo, todo sirve, la experiencia más banal, más absurda, más ridícula, más humillante, más dolorosa, sirve, nada cae nunca en saco roto. Es imposible perder el tiempo con el amor, enamorarse −aunque solo sea durante dos días, aunque sea tontamente, aunque sea por despecho o por aburrimiento o por curiosidad− sirve siempre precisamente para lo contrario, para ganar tiempo”. Un diario en el que la escritora practica una escritura de pinceladas impresionistas logrando que de lo cotidiano, de lo en apariencia anodino, emerja la epifanía.
Los diarios del escritor austriaco Stefan Zweig comprenden cerca de treinta años de su vida y son un documento de enorme valor, además de un gran contrapunto a su conocida autobiografía ‘El mundo de ayer’. A menudo dictadas por la urgencia del momento pero tan lúcidas como sus textos más elaborados, las páginas de sus diarios descubren el día a día del escritor en Viena, París, Zúrich o Berna (ciudad en la que cultivó la amistad de otros intelectuales, como Émile Verhaeren, Romain Rolland y Rainer Maria Rilke) o la fascinación que le produjeron dos ciudades americanas como Nueva York y Río de Janeiro. Pero también nos revelan el íntimo horror que supuso para Zweig la Gran Guerra y, dos décadas después, la deriva totalitaria y antisemita del continente y el ascenso del nazismo, que lo empujaron a buscar desesperadamente un refugio lejos del descorazonador hundimiento de Europa. Estos diarios brindan una vez más la voz del gran cronista del mundo de ayer, que en muchos momentos parece seguir revelando el de hoy y, tal vez, incluso el del mañana.
La editorial DeBolsillo presentó a principios de 2022 los volúmenes III y IV del Diario de André Gide, culminando así la edición del texto completo de esta monumental obra, iniciada en marzo de 2021 con la aparición de los dos primeros volúmenes. Una de las figuras centrales de la cultura francesa del siglo XX, además de Premio Nobel de Literatura en 1947, inició su Diario a los 18 años (4 de octubre de 1887) y lo concluyó seis días antes de fallecer (21 de noviembre de 1950). Considerada como la obra más importante dentro de la trayectoria del autor por su perdurabilidad, complejidad e integridad, no se había publicado antes de manera íntegra en castellano, por lo que estamos ante la conclusión de un ambicioso proyecto editorial que permite el acceso completo a un tesoro literario e histórico de la literatura francesa. La traducción ha corrido a cargo de Ignacio Vidal-Folch y el prólogo y adaptación de notas son del periodista y crítico literario Ignacio Echevarría, que señala: “No ha dejado de ser una referencia poco menos que ineludible no solo para los aficionados de este género, sino también para todos los interesados en la vida cultural europea de la primera mitad del siglo XX”.
Los dos primeros volúmenes, correspondientes a los años comprendidos entre 1887 y 1925, muestran la adolescencia, juventud y la primera etapa de su vida adulta, mientras que los dos nuevos (1926-1950) muestran a un Gide cuya vitalidad ya no parece ser tan desbordante y cuyo compromiso político no hace más que traerle problemas. Si en los dos primeros volúmenes nos encontrábamos con un escritor lleno de energía que luchaba por abrirse camino en el mundo, en los últimos descubrimos a otro que empieza a retirarse de la escena pública para vivir su intimidad de un modo más sosegado. Este proceso de aislamiento interior arrancó con el rechazo social que experimentó al anunciar públicamente su adhesión al comunismo. En el Volumen IV, sin embargo, Gide cambia totalmente de postura. Tras un viaje de varios meses a la URSS, renegó públicamente de esta ideología, lo cual le valió la enemistad de casi toda la izquierda europea. Esta situación, sumada a la imagen pública que se dibujó de él como de un intelectual poco comprometido con Francia durante la ocupación alemana, hizo que Gide cayera en un silencio profundo respecto a los temas públicos. Además, el 17 de abril de 1938 murió su esposa Madeleine, de quien se había alejado físicamente, pero que continuaba ocupando un enorme espacio en su corazón. Sin embargo, y a pesar de este silencio en la esfera pública, André Gide sigue escribiendo todas sus impresiones, reflexiones y observaciones en su Diario.
Poco después de publicarse la primera edición de sus famosos Ensayos, para los que se encerró en su castillo de Burdeos durante años, Montaigne emprendió un viaje por Alemania, Suiza e Italia que duró un año. Gracias a este periplo amplió sus conocimientos de latín e italiano, al tiempo que conoció lugares y costumbres de los que solo sabía a través de los libros. De todo lo que descubrió y vivió en este viaje (auténtico precursor del ‘gran tour’ por el sur de Europa, que después pondrían de moda autores como Goethe, D.H Lawrence, Patrick Leigh Fermor, Lawrence Durrel o Henry Miller) deja constancia este diario, cuyo manuscrito fue descubierto y publicado en la década de 1770, antes de perderse por completo durante la Revolución Francesa. Esta nueva edición está destinada a convertirse en una referencia imprescindible de los seguidores del filósofo francés, un auténtico apéndice de su obra cumbre por la variedad de temas que aborda, así como una joya para los entusiastas de la literatura de viajes.
Publicada por la editorial Acantilado, su edición corre a cargo de Jordi Bayod, que realiza numerosas e interesantes explicaciones, aclaraciones y notas a pie de página, así como una exhaustiva introducción en la que narra con todo lujo de detalles la historia del manuscrito y sus vicisitudes antes y después de su publicación. Se completa con un mapa y cronología del viaje, un artículo sobre la censura que sufrió y una deliciosa selección de fragmentos de Los Ensayos sobre los viajes: “Viajar me parece un ejercicio provechoso… El cuerpo no está ni ocioso ni agitado, y ese moderado movimiento lo mantiene en vilo”. “No viajo sin libros ni en la paz ni en la guerra”.
En 2021, seis años después del fallecimiento del escritor, se presentaron sus diarios, que el propio autor revisó y preparó para su publicación. Se trata de anotaciones recogidas en diversos cuadernos desde 1985 hasta 2005, es decir, desde sus inicios como escritor, antes de publicar su primera novela (‘Mimoun’, finalista del Premio Herralde en 1988), hasta poco antes de su ya inapelable consagración internacional con ‘Crematorio’. Son el autorretrato sin máscaras de un ser humano (sus dudas, flaquezas, miedos, enfermedades, enterezas, ambiciones, anhelos) y una sucesión de opiniones y vivencias relacionadas con la política, el sexo, la música, el cine y la literatura; reflexiones sobre lo que Chirbes amaba o detestaba, siempre de forma apasionada. También ofrecen un privilegiado acercamiento a la cocina del escritor: sus análisis, lúcidos y contundentes, sobre libros ajenos (entre ellos, unos diarios: los de Musil) y deja constancia de los entresijos de la creación de su propia obra, las dudas, las búsquedas estilísticas, su modo de mirar y retratar la realidad... Asimismo, hay espacio para los peajes de la ‘vida de escritor’, como el relato de un viaje promocional por Alemania en 2004, repleto de anécdotas a veces desoladoras y en otras ocasiones grotescamente disparatadas. Sin duda, estos diarios están destinados a convertirse en un clásico del género y son un documento fundamental para completar el retrato de un escritor imprescindible de la literatura española de finales del siglo XX y principios del XXI.
Este libro recopila los mejores pasajes, pensamientos e intuiciones hibernales que Henry David Thoreau fue escribiendo en sus diarios a lo largo de los cuarenta y cuatro inviernos que vivió. El filósofo norteamericano sabía bien que esta fría estación (una vez recogida la cosecha, preparadas las conservas y almacenada la leña) es tiempo para la meditación y los placeres, para contemplar el paisaje albino y leer y escribir junto a la estufa. Tiempo para ser lo que somos y lo que deseamos ser, fértil como ninguno, el único que quizá nos hace sentir vivos, con los pies en la tierra bien blanca.
Tras el éxito de público y crítica de su anterior novela, ‘La forastera’, la escritora catalana regresó recientemente con este diario personal de una joven periodista que en diciembre de 1992, poco después del derrumbe de la Unión Soviética y con veintiocho años recién cumplidos preparaba las maletas para instalarse en Moscú como corresponsal para El Periódico. En la capital rusa vivió cinco inviernos (1993-1998), en la vorágine de un cambio de época que marcó también un antes y un después en su vida personal. Un diario íntimo de una periodista y una joven idealista que, inmersa en la cultura rusa, persigue el sueño de ser escritora, el prestigio profesional como periodista y el amor pleno y sublime.
Cómo es posible que no recoja usted los V volúmenes de los Diarios completos de Virginia Woolf publicados entre 2018 y 2022 por la editorial Tres hermanas en edición y traducción de Olivia de Miguel?