La irrupción de la IA está transformando y automatizando muchos roles profesionales, y eso ha provocado que también hayan cambiado las habilidades o conocimientos que más se valoran en las empresas. Así, en la actualidad se priorizan los perfiles que presentan un equilibrio entre las hard skills (habilidades técnicas) y las soft skills (habilidades blandas); una tendencia que se empezó a detectar hace años.
De hecho, estudios como Future of Education and Skills 2030, publicado por la OCDE en 2018, ya reflejaban que el cambio tecnológico continuo requiere, a su vez, de una evolución en el mercado laboral: además de nuevas capacidades técnicas, en el informe se destaca la capacidad para resolver problemas como la habilidad clave para el éxito en esta transformación.
Por tanto, quienes busquen adaptarse a las demandas profesionales de los puestos relacionados con IA no deben centrarse únicamente en la formación técnica, la experiencia o en competencias como la capacidad de análisis o la creatividad, sino también desarrollar otras habilidades como la resiliencia, la motivación, la curiosidad… “La IA puede automatizar muchas tareas técnicas, pero aún no puede replicar habilidades humanas como la empatía, la creatividad, o el pensamiento crítico”, afirman desde la consultora Page Personnel, y explican las cinco soft skills que han ganado especial relevancia en la actualidad:
Resiliencia
Permite adaptarse y superar retos o situaciones adversas. En un entorno laboral ligado a una constante evolución tecnológica, ser resiliente ayuda a aprender de las experiencias y avanzar, mientras que favorece que el talento se mantenga enfocado a esos cambios.
Inteligencia emocional
En un contexto donde la colaboración y la adaptabilidad son clave, entender y responder adecuadamente a los sentimientos de los compañeros o los clientes se convierte en una habilidad muy necesaria para contar con entornos de trabajo productivos.
Flexibilidad y adaptación al cambio
Los profesionales que presentan estas habilidades tienen más facilidad para adaptarse con rapidez a nuevos métodos de trabajo, tecnologías emergentes y cambios organizacionales. En este sentido, es especialmente útil para la innovación y el éxito en un mercado en constante cambio, cada vez más diverso y global. También permite asumir con agilidad nuevas situaciones, metodologías y herramientas, por lo que ayuda a enfrentarse a retos desconocidos, y fomenta la innovación y el crecimiento personal y profesional.
Capacidad de resolución
Hace que los profesionales puedan identificar problemas, valorar opciones y aplicar soluciones creativas y efectivas, lo que repercute positivamente en la mejora continua y el éxito organizacional.
Disposición para el aprendizaje continuo con soft skills
La predisposición para actualizarse con las últimas tendencias, herramientas y conocimientos es aconsejable para continuar siendo competitivos en un entorno tan cambiante. Este aprendizaje continuo permite, al mismo tiempo, innovar y resolver problemas de forma efectiva.