La Formación Profesional está viviendo en los últimos años un impulso que busca fortalecer este tipo de estudios que durante décadas se han mantenido a la sombra de los títulos universitarios. De hecho, 2022 ha sido el año que más solicitudes de ingreso ha registrado la FP, experimentando un 5,6% más que el pasado curso.
Cada vez más personas se decantan por estudiar FP, una modalidad que condensa la formación en menor tiempo y tiene un carácter mucho más práctico que los grados universitarios. Además, otra de sus ventajas es el fácil acceso: a diferencia de la necesidad de superar una prueba de acceso y regirse por notas de corte como pasa en los grados universitarios, para cursar Formación Profesional es posible acceder a distintos niveles de profesionalización, dependiendo del punto de partida. Por ejemplo, un estudiante que haya cursado Secundaria puede acceder de manera directa a una FP de Grado Medio y aquellos que hayan superado Bachillerato, podrán cursar una FP de Grado Superior.
Módulo FCT: un primer acercamiento al mundo laboral
La FP tradicional, ya sea Básica, de Grado Medio o Superior, se caracteriza por contar con una duración de dos cursos en los que el alumnado debe superar una serie de módulos que componen su formación. Entre ellos está el llamado Módulo FCT: Formación en Centros de Trabajo. Este hace referencia a un periodo de prácticas que se realiza tras superar todos los módulos profesionales del ciclo formativo. Estas prácticas son obligatorias pero no tienen un carácter laboral, ni una relación becaria, es decir, los participantes siguen siendo estudiantes matriculados en las enseñanzas regladas pero esto supone un primer acercamiento al mundo laboral.
La duración del Módulo FCT está determinada en el currículo oficial de cada ciclo formativo:
- FP Básica: 240 horas mínimo (12% de la duración total del ciclo formativo).
- Grado Medio y Grado Superior: 400 horas (un máximo del 25% de la duración del ciclo formativo). Generalmente se realizan entre marzo y junio del 2º curso.
Las prácticas se desarrollan en periodo lectivo en el centro de trabajo establecido (de septiembre hasta diciembre o de marzo hasta junio). Para evaluarlas, los tutores deben llevar a cabo un seguimiento del aprendizaje del alumnado a través de reuniones periódicas. Y, en cuanto a su finalidad, algunos de sus principales objetivos son completar la adquisición de las competencias profesionales previstas en el ciclo formativo a cursar, evaluar la competencia profesional del alumnado, en especial aquellos aspectos que no pueden comprobarse en el centro educativo por exigir situaciones reales de trabajo o contribuir al logro de las finalidades generales de la FP relacionadas con la integración en entornos de trabajo.
Una mayor adaptación a las necesidades del mercado laboral
Al realizar estas prácticas obligatorias, el alumnado puede ver y vivir de primera mano lo que supone trabajar en una empresa del sector para el que se está formando. Será partícipe del ambiente laboral y podrá interactuar con profesionales que le enseñarán y aconsejarán acerca de la manera de trabajar en él.
Con ellas también conseguirá adquirir las competencias clave más demandadas en su campo, a través de las distintas tareas que deberá realizar, que estarán relacionadas con los estudios cursados, y que permitirán al estudiante adquirir una experiencia que le abrirá muchas puertas de cara a su futuro laboral. Además, este tipo de estudios también aporta la posibilidad de cursar prácticas fuera de nuestro país, a través del programa ‘Erasmus + Formación Profesional’, a través del cual los estudiantes podrán realizar esta parte clave de su formación en países de la Unión Europea.
Estos espacios laborales de formación que tienen los estudios de FP son uno de los motivos por los cuales la tasa de empleabilidad de la Formación Profesional (42,2%) supera a la de los estudios universitarios (38,5%), según un estudio realizado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Y, de cara al futuro, se estima que en 2030, las empresas necesitarán alrededor de un 65% de profesionales con estudios relacionados con la Formación Profesional, frente a un 35% que requerirán de profesionales con estudios de nivel alto.