Aplicaciones humanitarias, inspección de infraestructuras, captura de imágenes y vídeos para cine y fotografía… Los usos de los drones son cada vez más variados. Descubrimos las principales salidas laborales de un piloto de dron y los estudios necesarios para dedicarse a esta profesión en pleno auge.
El sector de los drones ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años impulsado por los avances tecnológicos y la amplia gama de aplicaciones que ofrecen estas aeronaves pilotadas de forma remota. Según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se espera que este mercado genere 11.000 puestos de trabajo en 2035 y que la flota de drones de uso profesional en España pueda superar las 51.400 aeronaves.
Esta creciente demanda se traduce en una necesidad inmediata de profesionales cualificados para pilotar y operar drones de manera segura y eficiente; algo que, a su vez, ha dado lugar a la creación de nuevos programas formativos reglados que plantean interesantes posibilidades para quienes buscan una carrera profesional con futuro.
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Más allá de emplearlos como dispositivos de ocio, los drones se han convertido en herramientas muy valiosas para múltiples sectores. Su capacidad para volar, capturar datos y llegar a lugares de difícil acceso les permite realizar tareas complicadas o peligrosas para las personas. Estos son algunos de los campos profesionales donde los drones están teniendo un mayor impacto:
Se emplean para inspeccionar daños en la estructura de los puentes; inspeccionar e identificar fallos en torres de alta tensión, líneas eléctricas y aerogeneradores; y revisar fachadas, tejados y otras áreas de difícil acceso en las estructuras de los edificios.
Los drones equipados con cámaras multiespectrales permiten a los agricultores monitorear el estado de salud de sus cultivos, identificando zonas de sequía, plagas o enfermedades. También se utilizan para aplicar fertilizantes y pesticidas de forma precisa y eficiente, reduciendo el uso de productos químicos y el impacto ambiental y para optimizar el riego.
Cuando incluyen cámaras térmicas es posible utilizarlos para localizar personas perdidas, incluso en condiciones de poca visibilidad. Ayudan, a su vez, a evaluar los daños causados por desastres naturales como inundaciones, terremotos o incendios forestales; y son capaces de transportar suministros médicos a zonas de difícil acceso.
Capturan imágenes y vídeos de alta calidad desde ángulos aéreos, lo que les hace idóneos para la producción de películas, documentales y publicidad. Asimismo, ofrecen vistas panorámicas de eventos multitudinarios, como conciertos, festivales y eventos deportivos.
Además de las anteriores, los drones tienen aplicaciones en otras áreas: permiten realizar estudios arqueológicos de forma más precisa y eficiente; ayudan a los geólogos a mapear el terreno y estudiar las formaciones geológicas; y se emplean para medir la contaminación y estudiar el comportamiento de la fauna salvaje.
Los muchos usos profesionales que tienen actualmente los drones y la perspectiva de nuevas aplicaciones en un futuro hace que las oportunidades laborales de los pilotos de drones sean también muy diversas. Aparte de operar las aeronaves, forman y entrenan a nuevos pilotos de drones, tanto a nivel profesional como amateur. Sus conocimientos también les capacitan para desarrollar e implementar nuevas aplicaciones para drones en sectores como la agricultura, la construcción, la minería, la logística… Y su experiencia les permite contribuir al desarrollo y la mejora de la tecnología de drones en el ámbito del hardware y del software.
Cada vez son más los centros y escuelas que incluyen cursos de pilotaje profesional de drones entre sus programas, y aunque existen diferentes niveles de especialización, los requisitos para manipular estas aeronaves son comunes a todos. Los aspirantes deberán ser mayores de 18 años y contar con un certificado médico LAPL o de Clase 2 que demuestre la capacitación física para volar un dron. Además, tras realizar el curso teórico y práctico, es necesario superar un examen en el que se ponen a prueba las habilidades de los pilotos.
Para dedicarse de forma profesional y pilotar drones en cualquier parte de España la certificación tiene que ser homologada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Seleccionamos tres formaciones oficiales para adentrarse en este sector:
El centro asesora al alumnado para conseguir las licencias oficiales A1, A2 y A3 y para volar en escenarios estándar STS 1 y STS 2. La formación teórica se ofrece en modalidad online y, una vez terminada y aprobados los exámenes correspondientes, es necesario realizar prácticas presenciales para conseguir la certificación oficial. Quienes lo deseen pueden obtener una doble titulación oficial realizando, a su vez, el curso de realización audiovisual aérea.
De carácter semipresencial y con una duración de 72 horas, el ciclo se compone de diferentes módulos teóricos con temas sobre navegación, meteorología, comunicaciones o procedimientos anormales y de emergencia. El alumnado adquiere conocimientos sobre las prestaciones, el peso y el centrado de los equipos; así como el montaje y el reglaje, el software y el mantenimiento. Las prácticas se realizan en las instalaciones de la escuela y entre las maniobras se incluye un mínimo de 20 despegues y aterrizajes.
Ofrece un programa formativo presencial (Madrid) con una duración de 548 horas y dividido en tres módulos. Dentro del apartado práctico, los estudiantes realizan 60 horas de operaciones reales con todo tipo dones en las que deben planificar, ejecutar y resolver tres operaciones comerciales auténticas. Además, tras superar el curso se obtienen las certificaciones aprobadas por la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) y homologadas por la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) para operar de manera profesional estas aeronaves.
