Más de la mitad de los padres españoles (53%) confía en que sus hijos autorregulen el tiempo que pasan en la red. Sin embargo, cerca del 70% admite que ellos mismos dedican demasiadas horas a su actividad online. Es más, el 83% admite haber utilizado dispositivos conectados a Internet o móviles delante de su hijo o hijos en casa, y más de la mitad (58%) ha permitido, a veces, que estos interrumpan una conversación con sus hijos, lo cual afecta a la vida familiar.
Esta es una de las principales conclusiones de un reciente estudio realizado por Kaspersky para explorar las tendencias, prácticas y desafíos de mantener la seguridad de los niños en la red.
Autorregulación
Los dispositivos conectados a la red pueden ser adictivos, sin embargo, más de la mitad de los progenitores confía en que sus hijos sepan controlar cuánto tiempo dedican a Internet, con una ligera diferencia en función del sexo, ya que este porcentaje alcanza el 56% en el caso de los padres y 50% en el de las madres.
No sólo es que crean que sus hijos son capaces de desconectarse cuando no están vigilando, sino que el 37% de las familias españolas ni siquiera siente la necesidad de controlar o supervisar sus actividades en la red o el uso de Internet en general. Esto podría ser una estrategia arriesgada debido a que los ciberriesgos están a sólo un clic de distancia.
Consejos para un uso correcto
Para ayudar a que los menores de la familia distribuyan de manera apropiada su tiempo en Internet, se recomienda tomar las siguientes medidas:
- Mostrarle atención dejando a un lado el dispositivo en aquellos momentos en los que lo necesiten.
- Si hay sospecha de que pueda estar pasando demasiado tiempo online, se recomienda iniciar una conversación con ellos y no precipitarse poniendo límites de forma inmediata, para evitar una reacción negativa.
- Que el tiempo de ocio sea más variado y atractivo para que quieran alejarse de su dispositivo. Por ejemplo, probar un nuevo deporte o hacer más actividades en familia.
- Debatir las reglas básicas sobre el uso de las redes sociales y otras herramientas de comunicación, para que no afecten al trabajo escolar ni a la interacción con los amigos en el mundo real.
- Establecer normas para toda la familia, de manera que los niños no se sientan discriminados o injustamente restringidos en su actividad online. Esto podría incluir no tener teléfonos en la mesa, instaurar un toque de queda para el uso de los dispositivos o incluso dejarlos en otro lugar a la hora de acostarse.