Los escaparates (físicos o virtuales) y catálogos están repletos de juguetes que discriminan por género. Esta fue la principal conclusión de un estudio elaborado por el Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC), que advertía que el número de estereotipos de género presentes en los anuncios de juguetes había crecido hasta el 34,7 %. “Elegir un juego es una gran responsabilidad para un adulto, incluso si es un juego educativo, y especialmente para evitar el sesgo sexista que suele existir, más o menos evidente”, recuerda María Antonia Huertas Sánchez, profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.
Y es que, más allá del entretenimiento, los juegos desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de competencias cognitivas, psicomotrices y simbólicas de niños y niñas, además de contribuir a fomentar su interés por el desarrollo de roles vinculados a diferentes tareas y actividades de la vida cotidiana y la vida adulta.
Así lo cree la doctora en Psicología Social Milagros Sáinz, directora del grupo de investigación Género y TIC: Investigando el Género en la Sociedad Red (GenTIC). “Por ello, cuanto más se exponga a las niñas y a los niños a actividades lúdicas contrarias a los roles y estereotipos de género tradicionales desde edades tempranas mejor, porque ello propiciará que tengan una mayor predisposición a desarrollar gustos e intereses académicos ligados a dichas actividades”, completa.
Las claves
¿Qué características debe tener, por lo tanto, un juguete que no tenga connotaciones de género? Estos son los aspectos esenciales, según una guía elaborada por el Ministerio de Consumo.
- Libres de clichés cromáticos. Frente al encasillamiento clásico azul-rosa, optar por juguetes con tonos y colores neutros, nombres que no diferencien y espacios compartidos facilitan que sean las niñas y los niños quienes decidan con qué quieren jugar.
- Equilibrar la cesta de juguetes. A veces es difícil encontrar juguetes neutros entre las opciones del mercado, pero se puede lograr un equilibrio complementando la cesta de juguetes que ya tienen con aquellos que fomenten actividades que han practicado menos. Esto les permitirá explorar nuevas habilidades.
- Muñecas y muñecos con cuerpos realistas y diversos. Si entre las opciones de juego se tiene en cuenta variedad, se fomenta su tolerancia.
- Autoconfianza de las niñas. Es posible reforzarla con muñecas y referentes valorados por las cosas que hacen, no solo por su aspecto. Basar la autoestima en la apariencia física puede generar complejos y frustraciones. Fomentar la seguridad en base a más aspectos es fundamental para gozar de una buena salud mental.
- Afectividad frente a la seducción. Los juguetes con complementos como maquillaje, ropa sexy, tacones y poses seductoras pueden llevar a una interpretación de la sexualidad alejada de la afectividad y la igualdad, tanto para ellos como para ellas.
- Empatía y entendimiento, mejor que violencia y agresividad. Jugar con muñecas y muñecos, por ejemplo, es una manera de ponerse en su piel y entender la situación que están viviendo. Los golpes y las guerras no fomentan el diálogo ni profundizan en temas importantes para el bienestar del grupo.
- Juegos y juguetes colaborativos y de trabajo en equipo. La figura del héroe o heroína es compatible con la idea de que lo conseguido por una persona también es bueno para las demás. En la vida necesitamos al grupo para salir adelante y hay juegos y juguetes que potencian esa cooperación.
- Creatividad con juguetes que no lo den todo hecho. Resolver pequeños retos también es satisfactorio y ayuda a desarrollar la paciencia y el esfuerzo en los más pequeños.
- Jugar sin juzgar. Si un menor muestra interés por juguetes que no necesariamente coinciden con el género socialmente asignado a su sexo, permítele explorar sin emitir juicios de valor.