Con la llegada del nuevo curso también es el momento en el que las familias deben elegir cuáles son las actividades extraescolares en las que participarán sus hijos tras salir de clase. Y no siempre es tarea fácil equilibrar las necesidades familiares con los gustos de los menores. Jesús Villanueva, psicólogo sanitario y subdirector de la clínica Recurra-Ginso, ofrece una serie de consejos para ayudar a elegir teniendo en cuenta ambos aspectos y priorizando la salud mental de los estudiantes.
¿Qué les gusta?
Resulta fundamental antes de decidir qué actividad va a realizar el menor. Observar su personalidad, gustos, intereses, habilidades y una rutina equilibrada es esencial para elegir correctamente.
¿Cuál es su edad?
Se recomienda que los estudiantes de 0 a 12 años realicen una actividad lúdica como puede ser teatro, dibujo o música. Sin embargo, a partir de esa edad la decisión debe ir acorde con sus gustos, aunque siga siendo consensuada con las familias. Es a partir de los 16 años cuando se les debe dar mayor autonomía y acompañarlos en su elección.
¿Tecnología sí o no?
Es importante tener en cuenta las características del centro educativo: si apuestan por la digitalización al 100% será recomendable que el menor desconecte durante sus actividades extraescolares. Por otro lado, si en clase no hacen apenas uso de la tecnología se podría escoger una relacionada como robótica o programación.
Apuesta por la motivación y el desarrollo de ‘skills’
Hay que tener en cuenta opciones que sean motivadoras y que puedan ampliar su conocimiento y habilidades. Para ello, hay que preguntarle si conoce o puede conocer alguna actividad que se le de bien y pueda ser beneficiosa para él.
Repaso de materias
Aunque las familias deben priorizar los gustos y preferencias del estudiante, es importante detectar sus necesidades y anteponer actividades que fomenten el desarrollo de estas áreas. Para ello, se deberá analizar si necesita alternativas más activas (deporte, teatro, etc.) o sedentarias (refuerzo de cierta asignatura o idioma). Asimismo, dependiendo de sus características, la actividad extraescolar debe ajustarse al nivel de interacción social que necesite.
Reforzar su compromiso
El estudiante debe aprender que hay un grado de compromiso en la realización de la actividad y que en muchas ocasiones no siempre se hará lo que gusta, sino lo más conveniente.
El papel de las familias
Al igual que los menores, deben comprometerse con la actividad extraescolar que realizan sus hijos. Para implicarse, lo mejor es conocer al docente que impartirá las clases y sus valores.
Deja tiempo libre
Otro aspecto importante es no sobrecargar a los jóvenes con actividades. El tiempo libre y el aburrimiento son esenciales para su bienestar y desarrollo, así como la combinación de diferentes tareas.
¿Sufren estrés o ansiedad?
El teatro, la música o el debate pueden ayudar a manejar la ansiedad o el estrés. Asimismo, ejercicios como el ajedrez son muy beneficiosos para menores con déficit de atención e hiperactividad, ya que ayuda a desarrollar funciones ejecutivas como el autocontrol o la planificación.
Busca asesoramiento profesional
Ante la duda, los profesionales del centro educativo o psicólogos siempre pueden dar recomendaciones sobre las actividades extraescolares que más se adaptan a los gustos y necesidades de cada estudiante.