¿Tienen los jóvenes cuyas familias son buenas lectoras mejores competencias comprensión lectora que los alumnos cuyos padres no lo son? El estudio ‘El papel de los padres en el desarrollo de la competencia lectora de sus hijos’, publicado por las fundaciones Ramón Areces y Europea Sociedad y Educación, ha demostrado que sí. De hecho, leen mejor precisamente porque sus padres son lectores entusiastas.
Datos de 50.000 estudiantes
Los autores del estudio, los profesores de Economía José García Clavel (Universidad de Murcia) y Mauro Mediavilla (Universitat de València & EIB), analizaron datos de más de 50.000 estudiantes de quince años de cinco países de la Unión Europea: Alemania, Dinamarca, Hungría, Italia y Portugal.
Tomaron como ‘variable explicada’ la diferencia entre el rendimiento en comprensión lectora entendida como “comprender, utilizar, reflexionar e interesarse por los textos escritos para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el conocimiento, y participar en la sociedad” (OCDE, 2009) y el rendimiento en matemáticas de cada alumno. Utilizaron para ello datos del informe PISA 2009, el estudio de educación más importante del mundo, que evalúa y compara los sistemas educativos de planeta y los combinaron con la información del cuestionario de padres y la del cuestionario de estudiantes.
España, sin embargo, no completó en 2009 el cuestionario de padres, lo que ha impedido estimar el modelo para nuestro país.
Variables analizadas
El entusiasmo lector de los padres, la ‘variable de tratamiento’ en el estudio, no se puede medir directamente, por lo tanto, tomaron en cuenta cuatro indicadores en el cuestionario específico de PISA que sirvieron como información de base y cuyo análisis permitió estimar este factor:
- la cantidad de tiempo dedicado a leer por placer en el hogar
- si leer es el hobby favorito
- si se alegran al recibir un libro como regalo
- si les gusta acudir a una biblioteca o a una librería
El resto de variables explicativas, proviene directamente del cuestionario de contexto cumplimentado por los estudiantes y los padres: el hábito lector de los hijos, el sexo, la condición de inmigrante, la asistencia a la educación infantil, la repetición, la educación de los padres y la lengua hablada en el hogar.
Un efecto positivo en 4 de 5 países analizados
El análisis de los datos constata que existe un efecto positivo para cuatro de los cinco países analizados. Según el profesor Clavel, “la variable que indica la existencia de un hábito de lectura por parte de los hijos (lectura diaria por placer) se manifiesta como un factor que afecta positivamente a la diferencia entre comprensión lectora y matemáticas en cuatro de los cinco países analizados”. Por su parte, el profesor Mediavilla recomienda “implicar a las autoridades educativas en la activación de políticas tendentes a incrementar la lectura en casa”.