Plataformas de mensajería, aplicaciones para enviar fotos, una calculadora… Los niños y adolescentes han encontrado la fórmula para navegar sin restricciones. Estas son las apps que hay que vigilar.
Los menores en España utilizan dispositivos tecnológicos desde edades tempranas: según datos del INE de 2023, el 93,1% de los menores de 10 a 15 años usa el ordenador, el 70,6% utiliza teléfono móvil y el 94,7% navega por Internet. Y aunque los expertos coinciden en que el uso de la tecnología conlleva múltiples beneficios, también supone riesgos. Por eso se considera esencial supervisar el uso que hacen de los dispositivos, y utilizar controles parentales que limiten el tiempo de uso, controlen el acceso a plataformas o juegos e, incluso, bloqueen webs y contenidos inadecuados en función de la edad.
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Pero no son infalibles, y niños y adolescentes han encontrado la forma de sortear las restricciones para navegar por Internet, hablar con sus amigos sin supervisión o acceder a juegos y aplicaciones sin ser descubiertos. Por ejemplo, algunos de los trucos más habituales son conectarse a una red Wi-Fi pública o a la de un conocido o tener cuentas ‘secretas’ en otros dispositivos como una videoconsola: muchos juegos virtuales integran chats en abierto a los que cualquier usuario puede acceder para hablar. Además, las consolas incluyen en ocasiones apps de redes sociales, por lo que es aconsejable revisarlas.
Un método aún más sofisticado es emplear aplicaciones aparentemente educativas o lúdicas que esconden otros fines u ofrecen chats anónimos para facilitar la comunicación de los menores. Son las conocidas como apps bóveda, cuyo nombre procede del término inglés ‘vault app’: parecen aplicaciones inofensivas, como por ejemplo una calculadora, pero funcionan como ‘cuevas secretas’ para esconder otros usos y todo tipo de información, y se reconocen porque ocupan mucho espacio en la memoria del teléfono. ¿Cómo se utilizan? Es necesario crear un código e introducirlo para dejar a la vista sus posibilidades: un gestor de archivos para almacenar imágenes y vídeos privados; un navegador para moverse libremente por Internet; una agenda de contactos… Gracias a ellas, los menores navegan, chatean o guardan todo tipo de contenidos audiovisuales sin que los adultos sospechen.
Además, muchas de las aplicaciones y redes sociales más populares entre los más jóvenes cuentan con funciones o características que ayudan a escapar del control parental o dificultan la supervisión:
La popular red social abre la puerta a muchos contenidos de todo tipo, incluyendo tutoriales sobre cómo instalar y utilizar las ‘apps bóveda’. Además, permite enviar mensajes directos y vídeos que, en ocasiones, no son adecuados para los usuarios más jóvenes.
Este servicio de mensajería atrae a los adolescentes porque hace especial hincapié en la privacidad y el anonimato. De hecho, para usarla sólo es necesario introducir un nombre y un correo electrónico, sin un número de teléfono. Permite intercambiar mensajes, fotos, stickers, vídeos, dibujos… y cuenta con una tienda de bots para chatear con ellos cuando ningún amigo está conectado. Aunque está limitada a mayores de 13 años, ningún dato del registro se comparte públicamente, por lo que es posible chatear con usuarios de todas las edades, unirse a grupos públicos organizados por temáticas o utilizar la función ‘Conocer gente nueva’ para chatear con otros usuarios en función de los intereses comunes.
Inicialmente concebida como una plataforma de comunicación entre gamers, se está extendiendo entre los adolescentes porque permite chatear con texto, voz y vídeo a través de servidores privados. Al permitir que se creen diferentes comunidades con intereses que van más allá de compartir trucos o información sobre juegos, puede dar lugar a fines diversos y contenido inapropiado.
Su función más conocida es la de crear y enviar imágenes o vídeos divertidos gracias a sus lentes y filtros. Sin embargo, ofrece otras herramientas que pueden suponer riesgos cuando la usan los menores: Snap Map, que comparte la ubicación del usuario en tiempo real; y la opción de enviar mensajes que desaparecen, lo que dificulta la supervisión de las conversaciones por parte de los adultos.
Dirigida a estudiantes de Secundaria, su finalidad es que los usuarios compartan encuestas o preguntas para felicitar o enviar cumplidos anónimos a sus compañeros. Para intentar evitar riesgos como el acoso, la app no permite mensajes directos entre los usuarios y las peticiones de amistad sólo funcionan entre números previamente guardados entre sí.
