Durante los meses de verano la desconexión de toda la familia es fundamental: los planes con amigos y familiares, las escapadas, las tardes en la playa o en la piscina y, por supuesto, unas semanas de descanso. Sin embargo, también es importante que los menores sigan aprendiendo y fortaleciendo sus conocimientos además de adquirir otros nuevos durante las vacaciones. Con estas diez actividades se puede lograr de una manera divertida y amena.
Exploración de la naturaleza
Organizar una caminata para recoger hojas, piedras, conchas marinas… Estos ‘tesoros’ serán muy útiles para crear manualidades o arte ‘casero’. Además, se puede aprovechar para enseñarles más sobre la flora y la fauna que vayan encontrándose por el camino.
Sesión de fotos
Para poner en marcha la creatividad es posible utilizar cámaras desechables o un móvil y así motivar que los menores se conviertan en fotógrafos por un día. Resulta ideal para explorar su entorno y capturar imágenes, despertando además su curiosidad por aquello que les rodea. Después, pueden organizar una exposición de fotos y vídeos familiares.
Pintura al aire libre
También es recomendable aprovechar el buen clima y salir a pintar al aire libre, una actividad que fomenta la relajación e incentiva la creatividad. Se pueden utilizar materiales como pinceles, pinturas, lienzos, ceras, rotuladores, papel continuo... Les ayudará a inspirar sus creaciones en los paisajes de su entorno pintando flores, árboles o insectos, entre otros.
Días temáticos
Organizar días temáticos en casa para vestirse y actuar como personajes de sus cuentos o películas favoritas. Varios ejemplos: el día de las princesas, de los piratas, de los superhéroes o de los animales. Esto activará su imaginación y estimulará la creación de mundos imaginarios.
Lectura en voz alta
Leer aporta muchos beneficios para los más pequeños. Es una actividad muy apropiada para desarrollar y estimular la imaginación, las habilidades lingüísticas, la creatividad y el amor por la lectura.
Cocinar juntos
En esta actividad hay que invitar a los menores a la cocina y hacer que participen en la preparación de ‘snacks’ (meriendas) divertidos: galletas, magdalenas, pasteles, tortitas... Resulta muy interesante utilizar ingredientes coloridos para dibujar caras y diseños. No solo sirve para que aprendan técnicas básicas de cocina, sino también para disfrutar de texturas, medidas y sabores.
Manualidades
Collages, tarjetas de cumpleaños o esculturas con plastilina son algunas de las manualidades que se pueden realizar. Es una excelente manera de estimular el desarrollo de la creatividad.
Juegos de mesa
Los tradicionales juegos de mesa son una forma divertida de pasar tiempo en familia. Se trata de buscar títulos adecuados para las distintas edades y organizar ratos de juego todos juntos. Pueden ser juegos de carta, ajedrez, parchís… Con ello, desarrollan sus capacidades motoras, mentales y sensoriales, y fomentan la memoria, la concentración o la imaginación, entre otras.
Experimentos científicos
Mezclas de colores, volcanes con bicarbonato de sodio, la observación de insectos o plantas con lupas… Este tipo de experimentos pueden llevarse a cabo en casa y los más pequeños se divierten a la vez que aprenden.
Matemáticas divertidas
También es posible hacer experimentos para enseñar conceptos matemáticos. Por ejemplo: llenar diferentes recipientes con agua para aprender sobre volúmenes y capacidades, que tomen medidas y sumen en las recetas de cocina, que vayan a hacer la compra con toda la familia y puedan sumar el total de los productos comprados, la resta con el dinero pagado y devuelto, etc.