Cortes cocinando que provocan hemorragias, caídas en la bañera o intentando limpiar algún rincón difícil de casa, quemaduras friendo o utilizando el horno, atragantamientos con alimentos o con objetos… Estos son los accidentes domésticos más comunes que se producen en los hogares españoles, según una guía elaborada por FACUA-Consumidores en acción. Y es que a pesar de que el hogar sea para muchos un espacio de seguridad y tranquilidad familiar, la realidad es que en él se producen con más frecuencia de lo que se piensa muchos de estos infortunios, sobre todo por ser el lugar en el que más tiempo solemos pasar.
Aunque cualquiera puede sufrir algún accidente en el hogar, hay tres colectivos de personas, según FACUA, que los sufren con mayor frecuencia: los niños menores de 5 años, los ancianos mayores de 65 y las amas de casa (sobre todo las mayores de 45 años). Además, la cocina y el baño son los principales espacios donde se producen, especialmente los relacionados con cortes, caídas y quemaduras.
Qué hacer ante un accidente en el hogar y cómo prevenirlo
Lejos de tratarse de hechos puntuales, la realidad es que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) este tipo de accidentes suponen la quinta causa de morbilidad y la séptima de mortalidad entre las personas mayores. Por ello resulta vital que todos los miembros de la familia sean conscientes de los peligros a los que podrían enfrentarse dentro del hogar y saber cómo actuar en caso de producirse algún accidente indeseado, además de contratar un seguro del hogar que les proteja en caso de accidentes para garantizar la seguridad familiar.
Asociaciones y organismos públicos llevan años concienciando de estos riesgos y ofreciendo todo tipo de consejos para prevenirnos. Es el caso del Ministerio de Sanidad, que puso en marcha una campaña de prevención de accidentes infantiles a través de su página web en la que se explica la manera de hacer frente a los posibles riesgos domésticos, sobre todo entre los menores aunque también pueden aplicarse a personas de edad avanzada. A continuación, recopilamos los accidentes más comunes y qué hacer ante ellos, así como diversos consejos para evitar que sucedan, según los expertos y profesionales del Ministerio de Sanidad y la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Caídas y golpes. En el caso de que se produzca un accidente que implique una caída o golpe, la AEP recomienda aplicar frío sobre la zona en la que se ha golpeado con hielo envuelto en un trapo, lo que ayuda a disminuir el dolor y evitar que se forme un hematoma. En el caso de que se produzca una herida superficial, es necesario limpiar la zona con agua y jabón y desinfectarla con algún medicamento como Betadine o Mercromina. Si el golpe se ha producido en la cabeza pero la persona no ha perdido el conocimiento, lo importante es observarla durante 24 horas, haciendo especial hincapié en síntomas como presencia de sueño fuera de lo normal, caminar o manipular con dificultad o vomitar. En caso de cumplirse estas situaciones, es muy importante acudir al médico de inmediato, al igual que en caídas y golpes fuertes que puedan haber provocado una fractura de huesos.
Como medidas de prevención para evitar estas situaciones, los expertos recalcan que, como los menores empiezan a darse la vuelta desde muy pequeños, no se les debe dejar nunca solos sobre ninguna superficie en la que puedan rodar y caerse. Por otro lado, indican la necesidad de revisar la cuna para garantizar al máximo la seguridad de los menores o la cama de las personas de edad avanzada, ya que es el lugar en el que pasan largas horas durmiendo: medir la altura, separación de barrotes, colchón, poner una barrera protectora… Además, si la casa tiene escaleras, recomiendan desde el Ministerio instalar una puerta de seguridad para evitar caídas. También poner rejas en las ventanas, que luego se puedan abrir por un adulto en caso de incendio, y aumentar la altura de la baranda de balcones y terrazas.
En el caso de que una persona se queme alguna parte de la piel, la Asociación Española de Pediatría recomienda aplicar agua fría durante 10-20 minutos (en una quemadura por sustancia química se recomienda un mínimo de 20 minutos). Si la quemadura presenta ampollas (segundo grado) o si es profunda y no presenta dolor (tercer grado) es necesario acudir con urgencia a un centro de salud u hospital.
Para evitarlas, el Ministerio recomienda, sobre todo, regular la temperatura del agua durante el baño, proteger estufas y radiadores o evitar la entrada a la cocina, ya que es una estancia especialmente peligrosa (fuegos, mangos de sartenes, líquidos calientes, planchas...)
Ahogamientos y asfixia. Si un menor sufre un accidente dentro del agua, ya sea en la bañera o en la piscina de casa, el primer paso a realizar tras sacarle del agua, según la AEP, es valorar los parámetros vitales (respiración y pulso) así como su nivel de consciencia (si responde o no a la voz). En caso de estar inconsciente pero respirando, hay que colocar a la persona en postura lateral de seguridad para que el agua salga con mayor facilidad, mientras se espera la llegada de los servicios de urgencias. En caso de que no respire o lo haga de manera ineficaz es el momento de iniciar una maniobra RCP continua hasta que vuelva a respirar, su pulso sea estable y hayan llegado los servicios de emergencia.
Por otro lado, cuando se produce un accidente por asfixia o atragantamiento al quedar un trozo de comida o un objeto extraño atrapado en las vías respiratorias, la AEP indica que si la víctima puede hablar y respirar, hay que animarla a toser hasta que expulse el cuerpo extraño, y en ningún momento hay que realizarle ninguna otra maniobra (no se le debe golpear en la espalda), ni intentar sacar el cuerpo extraño de la boca a ciegas. En caso de no poder respirar ni hablar, es el momento de realizar una maniobra de Heimlich y llamar a urgencias.
Para evitar estas posibles situaciones, desde el Ministerio de Sanidad se advierte que nunca debe dejarse al menor solo en la bañera ni con cualquier recipiente con agua, como una piscina, además de que es necesario colocar vallas de seguridad alrededor de éstas. Para evitar la asfixia, recomiendan evitar en ciertas edades los alimentos que puedan provocar este tipo de sucesos, así como no dejar sólos a los menores, especialmente bebés, con pequeños objetos a su alrededor que puedan introducirse en la boca.
Los medicamentos, las bebidas alcohólicas, los productos de limpieza o las sustancias químicas son objetos que pueden provocar intoxicaciones y envenenamientos a niños y a personas mayores cuando los toman sin supervisión adulta. Ante estas situaciones, que dependen en gran medida del tipo de tóxico ingerido, el primer consejo que da la AEP es observar los síntomas (vómitos, pérdida de la consciencia o el conocimiento, mareos, dolores intensos, dificultad para respirar…); después, es recomendable abrir la boca de la persona y comprobar si tiene todavía restos en la lengua de la sustancia, para eliminarlos haciendo un pequeño barrido con el meñique.
Si la persona está consciente, es importante consultarle la cantidad aproximada de tóxico que ha ingerido y, sino, observar su alrededor para intentar averiguarlo. Acto seguido, hay que llamar de manera urgente al Instituto Nacional de Toxicología (91 562 04 20), además de a emergencias. Recomiendan no darle de comer o beber ningún tipo de sustancia, salvo que se lo indiquen desde el Instituto Nacional de Toxicología y, como norma general, no intentar provocar el vómito, y menos aún si el niño está inconsciente. A la hora de prevenir este tipo de accidente, el Ministerio recomienda colocar aquellos objetos y sustancias que puedan provocar una intoxicación o envenenamiento en lugares altos y en armarios cerrados, a ser posible con una cerradura de seguridad. Además, deben conservarse todos en su envase original (nunca en botellas de agua) para evitar confusiones.