El objetivo del ‘Proyecto Telescopio’ ha permitido que los alumnos de 1º de Integración Social del Centro de Formación Rodrigo Giorgeta (Valencia) analicen la realidad social de un grupo de menores entre 0 y 12 años en situación de riesgo y exclusión social. Nos cuenta Julia Mayans, una de sus orientadoras.
‘Proyecto Telescopio’
‘‘Proyecto Telescopio’’ es un proyecto social que surge por parte del equipo educativo del centro como una forma diferente de aprendizaje del alumnado del ciclo formativo de Grado Superior de Integración Social, no sólo en contenidos teóricos sino de forma práctica. Otra de sus características es los estudiantes crean de forma emprendedora un proyecto social con menores de 0 a 12 años que están en situación de riesgo y de exclusión social de forma integral.
Esta iniciativa ha sido llevada a cabo por uno de los grupos de alumnos de 1º de Integración Social, dirigido desde el módulo de Metodología de la Intervención Social, y se puso en marcha el pasado 15 de enero hasta final de curso trabajando con menores en situación de vulnerabilidad residentes en el CRAM Les Palmeres (Centro de Recepción y Acogida a Menores).
Metodología de trabajo
Fue, precisamente, durante la segunda evaluación cuando la experiencia empezó a tomar forma. Se aclararon conceptos, tareas y objetivos, y fue a partir de ese momento cuando los chavales empezaron a interiorizar el proyecto, a confiar en él y a tomar las riendas (siempre bajo la supervisión de Susana Dopateo, profesora de la asignatura). Asimismo, eligieron su propio nombre: “Proyecto Arcoluna: crea, apunta y alcanza tu luna”.
El siguiente paso fue trabajar en la metodología que se iba a utilizar para desarrollar los talleres de autoestima sobre los que se materializaría. A partir de ese momento y con los grupos ya formados, empezamos a montar los talleres que posteriormente pondríamos en marcha con los niños del centro. Se decidió trabajar por grupos: de esta manera de dividió a los alumnos y un grupo se encargaba de preparar los talleres de los más pequeños y el otro el de los más mayores. Además se nombró a una coordinadora para cada grupo y se estableció la temporalización para que cada jueves -desde el 27 de abril hasta el 1 de junio- miembros de cada uno de los dos grupos se desplazaran hasta el CRAM para llevar a cabo el trabajo, siempre acompañados de su coordinadora y una docente.
Evaluación
Fue así como jueves tras jueves se fue llevando a cabo la experiencia, con mucha ilusión y trabajo. Por otro lado, y cada martes, se realizaba una puesta en común: se mejoraban cosas, se extraían conclusiones y se asentaban los conocimientos propios de la asignatura ya que la evaluación de esta materia se realizaba a través de la metodología ApS (Aprendizaje por Servicio).
Para la evaluación se realizaron unas rubricas evaluativas que se completaron con un seguimiento muy completo del trabajo que se realizaba en el aula y en centro, tanto de manera individual como grupal; así como una observación y posterior puesta en común del momento de poner en práctica los talleres que se habían creado.
La conclusión no puede ser más positiva y hay que destacar la implicación de todos en el proyecto (alumnos, docente, centro educativo y del CRAM). Para los estudiantes ha supuesto un reto del que se llevan -además de conocimientos- una experiencia increíble. Los objetivos marcados al inicio se han alcanzado y la valoración de los propios chavales ha sido muy satisfactoria. Han podido a través de la práctica desarrollar las competencias profesionales y personales necesarias para el aprendizaje de la materia.