Lucas es un niño de nuestra clase con síndrome de down que no tiene habla, por lo que nos resultaba complicado entender qué necesitaba en cada momento. Y queríamos encontrar alguna alternativa para que pudiera comunicarse con nosotros. Entre varios docentes exploramos opciones hasta que surgió una idea: ¿por qué no usar pictogramas? Estos materiales ya se utilizan de forma habitual en la escuela con el alumnado de necesidades educativas especiales, pero decidimos ir un paso más allá: haríamos pictogramas digitales gracias a la placa Micro:bit, una placa muy ligera, económica, fácil de programar e inclusiva porque se puede programar en cualquier idioma. Todos estuvimos de acuerdo en que era una buena idea.
Así nació LEDUCAS, un proyecto en el que el alumnado exploró conceptos básicos relacionados con la programación, con la resolución de problemas, el reconocimiento de patrones y la creación de pictogramas interactivos. Tuvimos para ello en cuenta que los ejercicios promoviesen habilidades creativas y un buen uso de la tecnología, además de la igualdad de acceso, independientemente de sus habilidades iniciales, incluyendo así los ODS 4 (Educación de calidad) y el ODS 10 (Reducción de las desigualdades) dentro de la planificación. Por último y no menos importante, valoramos que el trabajo fuese en equipo, para que Lucas pudiera participar con un rol activo.
¿Cómo lo hicimos?
Antes de empezar a programar el alumnado utilizó fichas con 25 cuadrados (5x5) que representaban las luces LED de la placa micro:bit para crear sus futuros pictogramas digitales. Una vez que decidimos los diseños, les enseñamos a programarlas mediante la aplicación ‘Makecode’. De este modo, pusieron en práctica su creatividad y habilidades de resolución de problemas en la creación de pictogramas simples utilizando las luces LED y los diferentes botones de la placa.
En equipos pensaron qué necesidades de comunicación podría tener Lucas surgiendo ideas para programar como las emociones, el tiempo, las diferentes materias de la escuela y acciones cómo pintar, escribir y recortar. El más importante era el pictograma que Lucas siempre llevaría colgado en el cuello para la comunicación diaria en el aula con tres órdenes básicas: “lavabo”, “ya he terminado el trabajo” y “perdón”. Durante el proceso el propio menor, que tiene una buena comprensión oral, también participó en la elaboración y creación del producto final aportando un sentido más personalizado y enriquecedor al uso de la placa micro:bit.
Al finalizar, Lucas también nos ayudó a probar los diferentes pictogramas para analizar su utilidad y el impacto de los trabajos con una valoración positiva. Gracias a ello sus compañeros han tomado conciencia de que la tecnología está al servicio de las personas, y, en este caso, al servicio de la inclusión.