Cuando trabajamos con un temario nuevo puede ocurrir que no todos los alumnos comprendan a la primera nuestras explicaciones. Sin embargo, si se lo cuenta algún compañero que lo ha entendido, la cosa cambia. Éste es el procedimiento del método Jigsaw, que se basa en el aprendizaje colaborativo, dotando al alumno de mayor protagonismo y autonomía. Pedro Antonio Ramírez Cobo, profesor de Secundaria del Colegio Escolàpies Sabadell, nos lo cuenta.
El funcionamiento de la técnica Jigsaw –también conocida como puzle– es muy sencillo: primero dividimos la clase en grupos de cinco o seis alumnos y asignamos a cada miembro la parte del temario que deberá trabajar. Una vez que todos los estudiantes tienen su parte preparada, se hace una puesta en común con el grupo para el aprendizaje del resto de los miembros.
Para obtener una mayor efectividad y preparar mejor la exposición, los alumnos con la misma parte pueden compartir sus conocimientos antes de presentárselos al resto de la clase. Asimismo, se puede incorporar una exposición de grupo que permitirá al docente no sólo ver el resultado sino también evaluarlo, incluso proponer a los compañeros ponerles una nota.
Este método es muy flexible y puede aplicarse en todas las asignaturas de cualquier nivel educativo. Además, al tratarse de una técnica colaborativa, cada estudiante es una pieza fundamental en el rompecabezas. Esto provoca una mayor implicación en el alumnado y constituye así una estrategia eficaz de aprendizaje.
Objetivos didácticos
Con la aplicación del método se pretende desarrollar la iniciativa personal, la creatividad y la toma de decisiones, analizar la información encontrada sobre un tema, fomentando la investigación o deducción y potenciar el trabajo colaborativo. Del mismo modo, impulsa competencias básicas como aprender a aprender, la comunicación lingüística, la competencia social, así como el tratamiento de la información y competencia digital.
Para evaluar tanto este trabajo colaborativo como la presentación final del alumno, podemos trabajar en dos vertientes: por un lado, el trabajo en el grupo de expertos, donde se evaluará el trabajo aportado a la reunión de expertos antes de la puesta en común en su grupo, y la exposición del grupo, donde se tendrá en cuenta la originalidad, la presentación, la claridad y la calidad de los conocimientos que el grupo transmite al resto de la clase. En definitiva, este método sitúa al alumno como parte activa del proceso de aprendizaje, teniendo la misma responsabilidad del contenido que el docente.
Me parece un interesante artículo que refleja claramente la importancia de un tipo de educación dialógica y constructiva diferente a la clase magistral tradicional. Los alumnos desarrollan no solo conocimientos respecto a la materia, sinó también aptitides para exponer, defender y argumentar, la cual cosa veo muy interesante para su futuro.
es una ilusión, los estudiantes buscan el menor esfuerzo y el resultado talvez no sea ni cerca del aceptable