Desde el año 1991, nuestro centro cuenta con un aula específica de Educación Especial. En la actualidad está compuesta por jóvenes de entre 16 y 19 años, con distintas discapacidades psíquicas y motoras: Síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral, enfermedades raras y trastornos del desarrollo.
Desde el marco de la inclusión combinada, se llevan realizando todo tipo de actividades y proyectos con los grupos-clase: talleres de teatro y comunicación; proyectos transversales con diferentes etapas y asignaturas; experiencias de hermanamiento con otras aulas fuera de nuestra localidad; salidas culturales y excursiones o participación en campañas y festivales, entre otras actividades. Todo ello en paralelo con la integración que algunos estudiantes del aula mantienen con sus clases de referencia algunas horas a la semana.
‘Un día especial, el musical’
Desde esa convivencia surge el reto de dar visibilidad a este alumnado a través de un musical, ‘Un día especial, el musical’ cuyo objetivo es mostrar el esfuerzo y trabajo que hay detrás de la superación de sus limitaciones y de las incertidumbres que presenta su futuro. Pero, ¿de qué forma? Confrontando en el escenario los hitos vitales y el día a día de las personas con discapacidad en paralelo con las que no la tienen.
Para ello, el objetivo de este proyecto es activar el análisis, el pensamiento crítico, creando un ‘SOS’ a la responsabilidad ética en relación a quienes somos y los que nos rodea, potenciando el compromiso activo para mejorar nuestro entorno cotidiano y la sociedad. En definitiva: haciendo de la inclusión una realidad.
El diseño y los ensayos
Los estudiantes de 4º de la ESO, en la asignatura optativa de música y mediante la metodología de trabajo cooperativo, ayudaron con el diseño de los elementos del musical. Para tal función se formaron grupos de trabajo: guionistas, músicos (la música y canciones queríamos que fuera en directo), coreógrafos, decorados y medios audiovisuales. Son ellos los que fueron eligiendo en función de sus gustos y aptitudes, su grupo de trabajo y a partir de ahí todo el componente creativo, que quedó en sus manos.
A lo largo de cuatro meses de trabajo nuestra compañía musical (compuesta por el alumnado de ambas clases) descubrió que el proyecto inicial presentaba multitud de dificultades a la hora de su puesta en práctica por los estudiantes con necesidades especiales. Hubo que rehacer y renunciar a muchos de los componentes diseñados. También hubo que adaptar y tomar muchas decisiones por exigencias de la diversidad. ¡Pero lo consiguieron!
Durante los ensayos se crearon sinergias complementarias: frente al sentido del ridículo ante la interpretación, propia de los adolescentes de 4º de la ESO, el alumnado de Especial aportaba una expresividad teatral, mil veces ensayada y su ilusión de estar encima de un escenario; frente a la negatividad ante los errores, comenzaron a entender que estos son el paso anterior al logro y que equivocarse es una forma de aprender ya que demuestra que se está intentando.
Así, todas las competencias de la inteligencia emocional se pusieron en juego: empatía, ayuda y aprovechamiento de la diversidad; comunicación, colaboración y cooperación en la resolución de conflictos o la autorregulación del estrés y miedo…
El estreno: un final y un principio
Nuestro musical logró sensibilizar a nuestro público. Removió conciencias sobre lo que somos y sobre las diferencias que hay entre nosotros, pero sobre todo el proyecto hizo crecer a nuestros alumnos porque les dio la oportunidad de vivenciar que la diversidad suma, a pesar de las dificultades, y que ser capaces de lograr una meta juntos nos hace más felices.
Este proyecto es un punto y seguido de más experiencias, de trabajos que pueden hacer más competentes y mejores a nuestros alumnos y más inclusiva a la sociedad que les rodea.