Desde hace años, en nuestro centro llevamos a cabo un proyecto de ‘Aula Abierta’ para los estudiantes de Altas Capacidades, que busca ofrecer a estos alumnos experiencias que enriquezcan su aprendizaje y fomenten su curiosidad con Minecraft. Este curso es el primero en el que este proyecto, además de realizarse en Secundaria, también se lleva a cabo en Primaria, y como docente de programación y robótica fui elegida para participar.
El comienzo
Al inicio del curso escolar empezamos a plantear cómo se iban a desarrollar las sesiones con el alumnado; el horario en el que los diferentes profesores que participamos en el proyecto estaríamos con ellos y la manera de organizarnos. El coronavirus y los grupos burbuja no nos lo pusieron fácil en un primer momento, pero al final encontramos la manera de organizarlos, manteniendo todas las precauciones. Estos quedaron organizados (en función de los cursos de Primaria) en tres grupos: uno con los alumnos de tercero, otro con los de cuarto y un último grupo con los de de quinto y sexto.
Después, llegó el momento en el que cada docente debía planificar lo que quería hacer con sus grupos. En el colegio trabajamos la programación y robótica de forma curricular desde Infantil y hasta Bachillerato, por lo que no quería utilizar con estos grupos de estudiantes ninguno de los robots o aplicaciones que ya empleamos en el día a día de clase. Por esta razón, decidí que Minecraft sería la herramienta que utilizarían en mis lecciones. Desde un principio tuve claro que no quería que los estudiantes simplemente jugasen al videojuego, y como también quería que practicasen programación, instalé Minecraft: Education Edition en los dispositivos de los alumnos y nos pusimos manos a la obra.
Programando al Agente
La primera sesión fue con el grupo de cuarto de Primaria. Estaban todos muy emocionados, y aunque algunos decían no haber jugado nunca a Minecraft, en menos de diez minutos eran capaces de moverse e interactuar con el juego. Cuando estaban cómodos con los controles, abrimos el tutorial de programación. Esta característica es única de la versión educativa, (los estudiantes no la conocían) así que empezamos, poco a poco, a superar las pruebas que iban apareciendo.
No tuvimos tiempo de completar todos los retos iniciales, pero pude advertir que, para algunos de ellos, programar a un robot virtual en tres dimensiones era todo un reto y algunos terminaron la sesión realmente frustrados. Así que preparé tutoriales más concretos para repetir la sesión con el alumnado de quinto y sexto. En esta ocasión la sesión fue todo un éxito, ya que disfrutaron y algunos pidieron continuar con las pruebas más complicadas en su tiempo libre.
Tras el sentimiento agridulce que estas dos experiencias me habían dejado, decidí que el grupo de tercero tendría que esperar al próximo curso para probar Minecraft. Continué con el grupo de los mayores, practicando no solo programación, sino también su competencia digital y habilidades para reflejar en el juego lo aprendido en otras asignaturas.
El reto final
Aprovechando que este año se vuelve a abrir la convocatoria de los Juegos Escolares Minecraft Education, una iniciativa de Microsoft Educación España en la que se invita a alumnos de quinto y sexto de Primaria a participar en una competición educativa en Minecraft, he inscrito a los estudiantes de ‘Aula Abierta’ y ahora toca prepararse para los nuevos retos, practicando programación y conociendo la electricidad en el juego.
En definitiva, esta aventura que estoy compartiendo con los alumnos no solo me ha permitido evaluar los beneficios y retos de utilizar Minecraft en el aula, también les ha dado la oportunidad de conocer mejor a sus compañeros, emplear un nuevo lenguaje de programación, y lo que creo más relevante para todos, entender los videojuegos como una herramienta para aprender y no solo como un juego.