Desde la escuela deberían proponerse actividades que ayudasen a los menores a no interiorizar y repetir modelos de conducta que les inciten a la violencia y a la resolución no dialogante de problemas. ¿Cómo se podría mejorar la convivencia en el centro?
En nuestro centro, transformamos esta necesidad en un proyecto para trabajar la filosofía y la inteligencia emocional a través de dinámicas de grupo en las que se fomentaba la búsqueda de soluciones pacíficas como la palabra y la comunicación.
¡Ha habido un problema en el cole!
Así, se convirtieron en los protagonistas de un caso sucedido en la hora del recreo: iniciamos una lluvia de ideas para buscar todas las causas por las que discutimos. Entre las propuestas de los estudiantes destacamos la burla, los insultos, colarse en la fila, los gritos, los empujones, el egoísmo o el mal tono.
Tras preguntar qué hacer ante tales situaciones, todos llegamos a la conclusión de que había que buscar una solución conjunta para mejorar la convivencia. ¿Cómo? Simulando el rol de policía dentro del centro educativo.
‘Chivarse’ no es malo
Decidimos que los propios estudiantes vigilarían el patio por parejas y apuntarían en una libreta todas las incidencias detectadas en cada jornada. Una vez con ellas en la mano, deberían irse a la comisaría del aula (un espacio de la clase acondicionado y habilitado) para denunciar las problemáticas que no consiguieron solventar in situ en el recreo.
Una de las cosas que observamos con el grupo en la lluvia de ideas es que casi todos consideraban como negativo comunicar al profesor las conductas que consideraban incorrectas. Por ello, decidimos trabajar en esta cuestión y hacerles ver que, al contrario de lo que pensaban, ‘chivarse de algo’ es sinónimo de pedir ayuda.
Un role playing filosófico
Para enseñarles a solucionar los problemas de manera correcta, llevamos a cabo un role playing (o juego de rol) con el que trabajamos importancia de pedir las cosas por favor, de dar las gracias o la escucha activa, entre otras.
A continuación llevamos a cabo una dinámica filosófica de grupo para encontrar juntos las situaciones más efectivas a través de preguntas como: ‘¿crees que las discusiones y los gritos son válidos?’, ‘¿cómo te gustaría que te tratasen cuando están enfadado?’.
Además de esta actividad, hemos considerado importante introducir en el aula otras medidas complementarias para contribuir a la mejora de la convivencia. Entre ellas, hemos comenzado a leer cuentos y ver vídeos en los que se ofrecen soluciones creativas y en los que la violencia no es una opción. También hemos inventado poesías y retahílas sobre la amistad en las que el humor ha sido el principal protagonista.