Ana María Hernández Iglesias y María Teresa del Bosque Alonso, del Colegio San Agustín de Salamanca, gestionan La Esfera Abierta un proyecto promovido desde los talleres de Educación Plástica y Tecnología del centro que apuesta por la imaginación y la creatividad de sus alumnos. ¿Quieres saber cómo? ¡Nos lo cuentan!
Vivimos en la época del marketing. Nos interesa lo inmediato, aquello que nos haga aguardar lo menos posible. En estas condiciones es muy complicado conseguir que una generación 3.0 valore el mérito de intentar crear algo propio. ¿Para qué, si una aplicación puede conseguir lo mismo? Ya no tenemos necesidad de leer el periódico, bastan unos minutos inmersos en nuestros smartphones. Podemos olvidar cuanto nos rodea y, sin embargo, estar al tanto de todo con un gesto en la pantalla.
Bajo este bombardeo de información pervive una constante: el ARTE. La música que escuchamos, la ropa que elegimos, el diseño del ordenador que compramos… Ninguna otra rama de las Humanidades está tan presente en la vida diaria. Tenemos claro que el arte sigue siendo una herramienta excepcional para invitarnos a la reflexión sobre el mundo que nos rodea y no caer bajo el peso de la rutina. Por eso es tan necesario compartirlo y mostrarlo en un ámbito cercano a los alumnos, devolviéndole con ello algo del valor que merece.
Cómo nace La Esfera Abierta
Luchar contra la gran cantidad de contenidos que inundan la Internet es un imposible. Podemos ver o editar un dibujo de cualquier artista del mundo, sin importar cuántos kilómetros nos separen; sin tomar en cuenta su opinión o la licencia con la que hubiese decidido distribuir su obra; sin saber siquiera quién es él o qué historia quería contar a través de su trabajo. Nuestros alumnos son muy parecidos a esos artistas invisibles. Es mucho -y muy variado- todo lo que se crea a lo largo de un curso académico y supone una gran decepción que quede olvidado. Así, La Esfera Abierta nace para luchar contra este olvido, buscando conceder reconocimiento al trabajo desarrollado en asignaturas tradicionalmente ‘menospreciadas’ por tantos planes educativos.
Libertad, colaboración, trabajo en equipo...
La Esfera Abierta publica diariamente una creación de los alumnos siempre acompañada de una breve reflexión. Las publicaciones se enlazan por medio de #hashtags que hablan de la técnica utilizada o la temática que se explora. De esta forma, el proyecto trata de concienciar a los estudiantes acerca de la libertad y la diversidad de medios, técnicas y espacios de creación. Insiste en el respeto por el concepto y la idea original del artista, así como la responsabilidad que conlleva iniciar y terminar un proyecto. Y también en la importancia del trabajo en equipo, la colaboración, la utilidad de los recuerdos o las vivencias a la hora de crear, y el inmenso alcance y poder de manipulación que adquieren las redes sociales en la difusión de cualquier contenido.
Una imagen cuenta más que mil palabras. Pero, ¿de verdad educamos para descifrar correctamente su mensaje? ¿El éxito en la Red es sinónimo de calidad? ¿Un artista con muchos likes es mejor que el ajeno al mundo digital? Creemos necesario educar para que los alumnos puedan formar parte de la sociedad como personas capaces de discernir la realidad y el propósito de cuanto los rodea.
El arte como medio de reflexión
El poder de la imagen es indiscutible, más aún en las generaciones táctiles. Evaluamos de forma positiva algo que solo La Esfera Abierta podía conseguir desde las redes sociales: expectación y sorpresa ante la publicación del día, y un interés muy complicado de mantener frente a tanta oferta visual.
Resulta curioso comprobar que en cuanto los alumnos nos ven caminar entre las mesas del taller cámara en mano, La Esfera Abierta no tarda en dejarse oír entre el torrente de sus palabras. En un principio, fotografiamos y grabamos sus trabajos con la intención de compartir más adelante pequeñas obras de arte, sin prever que, con el tiempo, serían ellos quienes habrían de esperar ansiosos el día en que su trabajo fuese el protagonista de la publicación.
Para nuestra sorpresa, los escuchamos comentar las frases entrecomilladas que acompañan a cada una de las publicaciones. Nunca buscamos más que dar ilustrar cada publicación con un breve texto y, sin pretenderlo, nos descubrimos haciéndolos reflexionar sobre el miedo, el éxito, la vida, la locura y el tan importante sentido del humor con que intentamos bañarlo todo.
El arte está en todas partes. Desde que abrimos los ojos por la mañana y elegimos qué ponernos hasta el momento en que la mirada se nos desvía, sin quererlo, a ese cartel en la parada del bus. Sin embargo, nunca ha estado tan poco valorado como ahora. Quizás –pensamos– esté sepultado por la velocidad a la que consumimos y sea hora de detenernos a devolverle el valor que merece. Al fin y al cabo, no hay victoria sin esfuerzo ni derrota sin solución. No hay Vida sin Arte ni Arte sin Emoción.
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