Cuando era pequeña, mis clases de Historia eran aburridísimas; he aprendido con los años que un profesor puede hacerte una asignatura maravillosa o todo lo contrario. Por eso, en mi día a día busco siempre nuevos recursos y actividades que ayuden a mi alumnado adolescente a entender la historia en Instagram desde una perspectiva más cercana a ellos. Y así, empecé a usar TikToks, a crear vídeos al estilo de un canal de YouTube con ellos o usar Instagram para salir de la rutina de las clases magistrales.
Una imagen vale más que mil palabras
Para mí fue un punto de inflexión la pandemia: todos tuvimos que aprender a enseñar –o, al menos, intentarlo- a través de las pantallas de nuestros ordenadores. Y es cuando surgió la idea de emplear pizarras. Intentar captar su atención se convirtió en un reto, y me puse a barajar opciones.
Había leído varios artículos sobre el visual thinking y cómo el pensamiento visual funciona mejor en muchos ámbitos, ya que el 80% de nuestro cerebro está diseñado para asimilar y procesar imágenes porque le supone menos esfuerzo que un texto. En palabras de Garbiñe Larralde, experta en esta tendencia: “El pensamiento visual supone la comprensión de una información mediante la visualización estructurada de sus partes”. Por lo visto, eso de que vale más una imagen que mil palabras es totalmente cierto, así que me puse a investigar cómo podía usar esta metodología en clase para atraer a mis alumnos.
Con una pequeña pizarra comencé a sintetizar los temas con dibujos sencillos sobre las ideas principales de cada unidad, intentando que el texto fuera el mínimo y, poco a poco, estas pizarras se han ido convirtiendo en resúmenes completos de las unidades. Mi sorpresa es que ellos se interesan mucho más y que los resultados en los exámenes han mejorado. Ellos mismos comenzaron a hacer sus propios resúmenes y esquemas para la preparación de selectividad, y todos aprobaron las asignaturas de Historia y Geografía.
Cuando fui realmente consciente de que esto funcionaba, surgió Pincelada de Historia (@pinceladadehistoriaoficial): una cuenta de Instagram donde comparto cada una de las pizarras que elaboro para mis clases y que pueden utilizar profesores, alumnos o amantes de la historia en Instagram. Compré una pizarra de tamaño escolar y la puse en una pared de mi casa y en la actualidad le dedico una media de cinco horas a cada pizarra, divididas entre el trabajo de investigación, redacción y creación de imágenes, que hago a mano para posteriormente montarlas en un programa de edición junto a los textos y proyectarlas en el aula.
¿Cómo trabajamos en clase?
Trabajamos las unidades a través del visual thinking. Proyectamos estas pizarras en clase y las explicamos por separado, acorde a la parte de la unidad que estamos estudiando, y al final de cada tema hacemos un repaso completo.
Para preparar sus pruebas escritas, son los alumnos los que deben realizar sus propias pizarras para estudiar y no necesitan ser Velázquez ni Murillo: no se trata de dibujar bien, simplemente de hacer dibujos que ayuden a recordar. Así, se involucran más y a mí me encanta ver que disfrutan con las clases. Quién lo diría. De hecho, cada día son más las libretas y resúmenes que me entregan con sus propios esquemas y dibujos sin que yo les diga nada y veo cómo son capaces de desarrollar de manera escrita mejor los contenidos en las pruebas de evaluación.
En definitiva, aprenden a crear sus propios materiales y aprenden a aprender por ellos mismos, disfrutando, en la medida de lo posible, de la asignatura. Y, a la vez, obtienen mejores resultados.