¿Habéis oído hablar de Emosie? Es una metodología de enseñanza de la música fruto de una investigación pedagógica de más de 15 años basada en la expresión de nuestras emociones. En espacios como el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Conservatorio Profesional de Música Joaquín Turina de la capital se utiliza también. Julia Montes, una de sus cofundadoras, nos explica en qué consiste, cómo aplicarla y sus beneficios para los estudiantes.
Emosie es una metodología de enseñanza musical basada en la función más primitiva de la música, la expresión de emociones. El ser humano posee la capacidad innata de modificar su voz y sus gestos para expresar emociones. ¿Somos capaces de analizar cuáles son estas variaciones? Todos sabemos que para expresar tristeza utilizamos sonidos suaves, largos y movimientos amplios; contrariamente a cuando nos enfadamos, donde los sonidos son de mayor intensidad, cortos y los movimientos tienen más fuerza.
Emosie; Una mayor creatividad y motivación
Emosie parte de esta valiosa capacidad para la enseñanza de la música. Genera un entorno de aprendizaje óptimo donde el alumno participa activamente en su proceso de aprendizaje. Además, reflexiona, intuye e improvisa quitando protagonismo al instrumento, que pasa a ser el medio a partir del cual se transmiten emociones.
A medida que la complejidad de las reflexiones aumenta la técnica del instrumento se incrementa, de esta manera los estudiantes mejoran en función de sus propias necesidades. Es una manera de generar capacidades de autonomía y autorregulación mientras acrecentamos su motivación y creatividad, motores fundamentales en la educación.
No sirve de nada cambiar el método a través del cual se enseña si la estructura que siguen las clases sigue siendo la misma. Por eso la importancia de ofrecerles distintas experiencias que impulsen su desarrollo personal y profesional.
Una posible actividad es que sean los propios alumnos quienes creen sus propias agrupaciones sin ningún tipo de restricción, juntándose con otros de diferentes edades, niveles e instrumentos para componer sus propias canciones y grabar sus maquetas.
Por otro lado, esta metodología cree en la capacidad innata y creativa de los chavales, dejándoles espacio para improvisar, reflexionar, crear y sobre todo disfrutar tocando, fomentando el compañerismo y la proactividad.