“¿Cómo hacer de la asignatura de latín algo vivo y entretenido para mis estudiantes?". Es la pregunta que me hice cuando empecé el curso. Tras pensar e investigar, conseguí bosquejar uno de los proyectos con los que más he disfrutado como docente: “Cineastas de la Antigüedad”.
El proyecto consistía en crear una serie de clips de películas famosas para, posteriormente, doblarlas a la lengua de Julio César: el latín. El proyecto aúna TIC, conocimientos gramaticales, lingüísticos y expresivos donde los estudiantes, de una forma activa, dan vida a una lengua que, al parecer, no está tan muerta como parece. Además, es una forma de desterrar el típico método tradicional (gramática-traducción) que se ha ido impartiendo hasta ahora para la enseñanza y estudio de esta lengua.
De estudiantes a directores de cine
Primero, se realizó la selección de películas y sus escenas más icónicas para ellos, ya que si les adjudicaba unas películas que no conocían no iban a desarrollar igual de bien el proyecto. Se seleccionaron un total de seis de las que los estudiantes eligieron tres: ‘Titanic’, ‘Star Wars’ e ‘It’.
Estos vídeos tenían entre dos y cinco minutos de duración cada uno. Seleccionaron un clip que trabajarían individualmente para repartirnos el trabajo. Cada alumno era responsable del propio trabajo del clip en todas sus fases: transcripción, traducción y montaje. En el doblaje, todos los estudiantes participaron en todos los vídeos.
Con los cortes seleccionados, el siguiente paso era ponerse con el guion. Se encargaron de transcribir el diálogo en español de los diversos personajes para, después, traducirlo y adaptarlo al latín. Aquí tuvieron que adquirir e investigar nuevos conceptos para poder expresar el diálogo en este idioma y a mí me sirvió para tratar diversas estructuras gramaticales, tiempos, modos y voces que debía dar como contenidos de la materia.
Siguiendo la materia en todo momento
Todo perfecto hasta que me dijo un estudiante: “Ya, pero ¿cómo decimos palomita en latín? En nuestro diccionario no aparece”.
Fue el momento perfecto de introducirles el apasionante mundo del neolatín: prendieron a utilizar un diccionario de esta lengua para poder expresar esas palabras que no existían en aquella época y hacerles ver que no solo está el latín clásico, sino que hay muchas más etapas por las que ha pasado este idioma milenario.
Sin duda, esta fue una de las fases más difíciles para ellos, pero en la que más aprendieron a comprender el funcionamiento de la ‘Lingua Latina’.
Convertidos en actores y actrices de doblaje
Otro de los contenidos que tiene la asignatura es la correcta pronunciación de la lengua latina siguiendo el modelo de Erasmo (no el eclesiástico). Esto era clave para poder doblar estas películas con la entonación y pronunciación adecuada.
Así pues, después de ensayar unas cuantas veces, comenzamos a grabar las nuevas voces de nuestros personajes en latín, poniendo énfasis en la vocalización, tono y pronunciación.
Los estudiantes se convirtieron, por unos días, en verdaderos actores y actrices de doblaje. Para que la experiencia fuera más enriquecedora, contamos con la colaboración y charla maestra de un profesional conocido por su canal de YouTube y su aparición en el famoso concurso de imitaciones Tu cara no me suena todavía: Manuel Bohajar o, como le suelen llamar, Keunam (Disney Ibérico).
La grabación de las voces fue muy divertida. Mi alumnado se puso en la piel de personajes como Jack de ‘Titanic’, el terrorífico payaso Pennywise o el mismísimo Darth Vader. Los estudiantes lo dieron absolutamente todo. Mientras se proyectaba la imagen, ellos leían el guion en latín para darle vida a las palabras mientras lo grabábamos con un smartphone. Posteriormente, esos audios fueron transferidos a los equipos informáticos con los que trabajaríamos.
Tecnología actual para una lengua milenaria
Para el montaje de las imágenes, utilizamos un programa informático de código libre OpenShot. Aquí los estudiantes debían aprender a utilizar un editor de vídeo y desarrollar su competencia digital. Fue una tarea bastante laboriosa, puesto que, al ser la mayoría de los cortes un diálogo, había que montar las voces de los personajes correctamente con la imagen de la película original.