A los estudiantes de Cultura Científica de 1º de Bachillerato se les propuso crear una empresa cuyos productos tuvieran una utilidad científica y teniendo en cuenta lo siguiente: había que dar respuesta a necesidades reales, identificadas por ellos mismos, y relacionadas con el ámbito de la medicina, la biotecnología o la genética.
En cuanto terminamos de explicar cuál sería el alcance de los temas a tratar en el segundo trimestre, un grupo decidió lanzar su propia revista de divulgación para desmontar falsos mitos sobre alimentación, pues les preocupaba la incidencia negativa que estos pueden tener entre los jóvenes. Otro decidió que un porcentaje del dinero recaudado con la venta de sus mascarillas de diseño elaboradas con tejidos reciclados se destinaría directamente a los centros en los que se estaba luchando contra la COVID-19. Y otros alumnos pensaron que tiktok ayudaría a promocionar sus escayolas realizadas por impresión 3D a partir de polímeros obtenidos del almidón del maíz o de la caña de azúcar.
Análisis del mercado y definición de roles
El primer paso fue la revisión de los roles y funciones de cada uno. Para que una empresa funcione tiene que estar bien organizada y todos debían conocer cuáles eran sus responsabilidades. Era necesario en este punto fijarse en otras empresas del mercado y ver cómo trabajan. De este modo, desde el principio tomarían conciencia de que existe un ecosistema cercano de empresas dedicadas a investigar y desarrollar productos o servicios relacionados con la salud, a los que debían emular, o con las que quizá podrían contactar para colaborar de algún modo en su proyecto.
Escuchar a los alumnos y considerar desde el inicio cuáles son sus intereses no garantiza el éxito, pero sin duda facilita recuperar la motivación a medida que van pasando los días, se acumulan las tareas o se acercan los exámenes. Y además, prácticamente elimina de la conversación la tan temida pregunta de ‘¿y esto para qué sirve?’.
Además, deberían asegurar la viabilidad del proyecto. Porque poner en marcha un negocio tiene unos costes, y la investigación no es precisamente barata. Conocer el valor de este trabajo, preguntarse por los materiales, decidir con qué criterios seleccionarán a sus proveedores, o discutir una estrategia de precios les mantendría suficientemente ‘pegados al terreno’ como para pensar que si es posible trabajar realmente en ello.
Para cuando les pedimos completar un análisis D.A.F.O. de su idea de negocio, todos tenían bastante claro la problemática sobre la que querían tratar, conocían las causas, los síntomas o las necesidades básicas de su público objetivo, habían identificado los puntos clave de las soluciones o tratamientos actuales y sabían qué novedad podía aportar su proyecto para mejorar la situación de partida. Y después de mes y medio trabajando en ello, es seguro que muchos sí consideran factible dedicarse en un futuro a proyectos similares de manera profesional.
Ciencia y trabajo en equipo: un resultado de 10
Todos los años se celebra en el centro una feria pero por las circunstancias de este año, se celebró de forma virtual. Cada empresa preparó los materiales de comunicación que mejor servirían para darse a conocer entre sus compañeros. Había que transmitir de manera clara cuál era la necesidad a la que respondía su producto o servicio, y al mismo tiempo generar atractivo para que las otras empresas valorasen la posibilidad de cooperar con ellas.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los ejes sobre los que se articula el trabajo de la asignatura de Cultura Científica son las competencias digitales, la competencia social y cívica y, por supuesto, la competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología. Puede que los estudiantes no sean conscientes de estar trabajando todas estas competencias durante el proyecto, pero de lo que sí son plenamente conscientes es de cuáles de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas desde 2015 a través de la Agenda 2030 se relacionan con su proyecto y cómo lo hacen.
Como docentes, adquirimos un compromiso responsable con la sociedad. Pero con quienes realmente debemos ejercitarlo plenamente es con nuestros alumnos creando las condiciones adecuadas para que encuentren sentido a la escuela; despertar la curiosidad por los avances de la ciencia haciéndoles partícipes de ellos; escucharles argumentar, verles investigar y ayudarles a entender la importancia de equivocarse al plantear alguna hipótesis.