¿Quién me iba a decir que desde el 13 de marzo iba a tener que comunicarme con mis estudiantes del Programa de Formación Profesional Adaptada de Agraria a través de las nuevas tecnologías para terminar el curso? ¡Nadie! Si alguien nos hubiera contado esta historia en enero, lo hubiéramos tomado por un ‘loco’.
Prepararse para lo que viene
A partir de febrero la cosa cambia: como imparto cuatro módulos con un contenido muy variado y viendo lo que se avecinaba, decido comenzar las clases con una lectura rápida de titulares en los periódicos para ver cómo está evolucionando la situación: una pandemia. Y no una infección cualquiera, no, está ocurriendo a nivel mundial, está arrasando con todo y con la que la realidad comienza a superar a la ficción.
Ese mismo mes, en la formación impartida por el centro para los docentes, conocemos el funcionamiento de Office 365 con sus diferentes herramientas, la cual vimos muy práctica y completa pero, siendo sinceros, presencialmente ya usábamos Google Drive y nos iba muy bien.
Cuando el 13 de marzo se declara el estado de alarma a nosotros nos toca lidiar con una brecha digital: unos por falta de recursos y otros por desconocimiento de las habilidades informáticas. La directiva del centro se pone en marcha para ayudar con el problema y durante ese fin de semana activan a todo el profesorado (ya dado de alta en Microsoft Office 365) para comenzar una ampliación de la formación dada y así poder facilitar la comunicación con el alumnado. Desde el centro, a los estudiantes se les facilita una serie de dispositivos con conexión a Internet para comenzar a trabajar cuanto antes y poder seguir formándolos.
Después de reuniones entre inspección educativa y consejería con los equipos directivos, nos mandan una serie de pautas: nada de temario nuevo, sólo material de ampliación de los conocimientos dados y refuerzo de actividades de ocio y tiempo libre. Las notas serán la media del primer y segundo trimestre, contando de forma positiva todo lo que se haga de más en esta tercera evaluación. Para ello, se ha hecho un registro de lo que se ha dado hasta la fecha y se debe adjuntar un informe individual de cada alumno para el curso que viene. De este modo, el docente que se incorpore a dar clase en el próximo curso puede saber qué vieron, qué les faltó por dar y en qué punto se debe iniciar el temario.
‘Conectados’
Una semana y media me bastó para conectar al 99% de mi clase y que trabajaran todos con la herramienta Microsoft Teams de Office 365. Conectados, con videollamadas, tutorías individuales, libretas digitales de OneNote, cuestionarios Forms evaluables y un sinfín de materiales al alcance de todos para continuar con la formación. Y es que dentro de la necesidad de nuestro alumnado por conectarse con nosotros, esa plataforma virtual nos acercó en la distancia y nos facilitó el trabajo.
Al principio estuvimos manteniendo el funcionamiento de Google Drive, que nos permitía de forma individual hacer tareas y que ellos vieran las correcciones en los propios documentos redactados. Una vez comenzamos nuestra formación en Teams, empezamos también a enseñar a nuestro alumnado a través de unos tutoriales.
El día a día lo he ido organizando de la siguiente manera: dos sesiones grupales de dos horas a la semana (martes y jueves de 12.00 a 14.00). También, hemos leído libros por capítulos y de forma individual, como ‘La huella del mal’, el cual comentamos en las sesiones de los viernes en forma de debate. Hemos creado un diario de opinión personal de una noticia relevante, que han ido enviando cada día, actividades de ortografía y matemáticas semanales, trabajos como el de la película ‘Las 13 rosas’, que ya había sido marcado con anterioridad para analizar la situación de la mujer en la postguerra para así compararlo con la actualidad. Además, hemos hecho un repaso de los EPI (Equipo de Protección Individual) que deben llevar por pertenecer al ámbito de la jardinería y cuáles, por la situación actual, deberán añadir para protegerse ellos y a los demás.
La variedad de actividades es infinita y siempre intentas buscar algo que los motive a seguir conectados: algún videojuego interactivo educativo, como el propuesto por el Gobierno de Canarias en su página web: un escape room de zombies con fases, ideal para la época que vivimos. También, de forma individual, he ido llamando a través de la plataforma a todo el alumnado para resolver dudas y por si hay alguien rezagado o perdido con algunas de las tareas propuestas.
Caso de éxito con NEE
Y así, y de repente, te ves como caso de éxito en plataformas virtuales de Microsoft. ¡Incluso siendo puesta como ejemplo por el Vicepresidente de Educación de esta compañía, Anthony Salcito, en una conferencia nacional! Sin lugar a dudas, hay que conectar desde un primer momento con tu alumnado para que, en una situación como la vivida, se suban a tu carro y te sigan; pero sin herramientas digitales no hubiéramos llegado de la misma forma.
Profesionalmente, no va a ser una tarea fácil volver a los centros educativos. Estando en casa, no podemos desconectar del trabajo y estando en clase, con las ratios tan grandes que manejamos en nuestros centros, no podremos estar seguros. Nos enfrentamos a una situación muy complicada donde nunca va a llover a gusto de todos y donde un sector delicado y necesario de la sociedad los va a necesitar más que nunca, después de la sanidad. Por otro lado, va a ser imprescindible la comprensión de las familias y de los propios docentes, ya que después de todo esto no va a ser nada igual que antes.