Coaching Educativo: el alumno es el protagonista

Sonia Esteban Rodríguez, primero como alumna/coachee de Pilar Martín Pérez en el máster universitario Coaching Educativo y después como profesora/coach en prácticas en un centro de Secundaria, comparte su experiencia y las oportunidades que ofrece el Coaching Educativo donde el alumno es el gran protagonista.

Coaching Educativo

Pilar Martín es además profesora del Máster de Profesor de la ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas en la Universidad de Valladolid que aplica la filosofía del coaching en el aula. El lema que queda grabado en el cerebro de sus alumnos, futuros docentes, es ‘seguridad, libertad y responsabilidad’. Los alumnos son los verdaderos protagonistas, la metodología de las clases es participativa, ellos eligen qué y cómo quieren aprender. A partir de aquí muchos profesores se replantean eso que conocían como ‘docencia’, y poco a poco se va gestando esa necesidad de cambio educativo que no puede plantearse de otro modo si no es desde la formación del profesorado.
Es aquí cuando se formulan las siguientes preguntas: ¿cómo puede ser que una persona tras más de 20 años inmersa en el sistema educativo termine estudiando algo que no le gusta realmente? ¿De verdad todos los alumnos que abandonan el sistema prematuramente ‘no valen’ para estudiar? ¿Implica el ‘no valer para estudiar’ ‘no valer para la vida’? ¿Es la vida estudiar y repetir lo memorizado en exámenes para olvidarlo la semana siguiente?...

Encontrar las propias motivaciones

Para los profesores de coaching el quid de la cuestión radica en devolverle al alumno el papel protagonista que merece en su propio proceso de aprendizaje. En el siglo XXI no hay que seguir ‘produciendo individuos estandarizados’, educando en cadena y centrando todos los esfuerzos en desarrollar el hemisferio izquierdo del cerebro, el lógico y analítico, olvidando por completo que no sólo la capacidad de razonar nos hace humanos, sino que también lo hace nuestra capacidad de gestión emocional.
Es fundamental encontrar un para qué a aquello que estamos haciendo, ya que es lo que realmente genera la fuerza interna, la motivación que impulsa a seguir caminando, y como seres únicos que somos no todos encontramos los mismos ‘para qué’. Poco a poco vamos dibujando el pilar fundamental de la filosofía del coaching: el coachee; el alumno debe marcarse sus propios objetivos, encontrar sus propias motivaciones, en definitiva, conocerse a sí mismo y su propio ‘para qué’ en la vida.

¿Qué pueden hacer los profesores/coach?

El objetivo de los profesores/coach es guiar a los alumnos y acompañarles en el proceso de descubrimiento y autodescubrimiento. La educación debe dar la oportunidad a los niños de descubrir la cantidad de caminos y opciones diferentes que existen para vivir su vida, debe ser la llave maestra que les abra la puerta de la autorrealización y que les dote de herramientas para continuar avanzando, aunque no habrá dos caminos iguales.

El Coaching Educativo en la práctica

Los buenos resultados que esta ‘metodología’ aporta se reflejan, no sólo en los alumnos que estudian el máster, sino también en la experiencia del coaching educativo que se llevó a cabo en un centro de secundaria.
Lo que se planteó fue exactamente lo que vivimos en el máster. Se realizó un cambio radical en la metodología de estudio del aula, dejando a los alumnos participar activamente en el desarrollo diario de las clases, escuchándoles de manera activa, proporcionando un feedback extenso y diario y propiciando, en todo momento, la búsqueda  del ‘para qué’ de cada actividad o contenido. Se utilizaron juegos, metáforas, dinámicas y experiencias reales vividas en primera persona.

Efecto Pigmalión

Sustento fundamental de la práctica fue el conocido ‘efecto Pigmalión’, que dio unos resultados sorprendentes. En las cuatro líneas de Primero de ESO en las que se aplicó el coaching, con un total de cien alumnos matriculados, se consiguió aumentar un 19% los aprobados y disminuir los suspensos en un 13% y el absentismo en un 6%. Además de estos resultados objetivos, cabe destacar que las opiniones de los alumnos sobre esta nueva manera de aprender fueron en su gran mayoría muy positivas y motivadoras.
Este puede ser el camino, el cambio que la sociedad del siglo XXI está pidiendo al sistema educativo. Esta experiencia fue todo un éxito y los docentes la pueden llevar a cabo para aportar ese aire nuevo a sus aulas, a arriesgarse, para que poco a poco se respire una nueva educación que propicie el desarrollo integral de todos los niños y adolescentes y les convierta en adultos emocionalmente sanos y adaptados.