En el CEIPSO Miguel de Cervantes se ha acumulado en los últimos años alumnado en riesgo de exclusión social: proceden de 29 nacionalidades diferentes, un 28% del total tiene necesidades específicas de apoyo educativo, hay un alto nivel de absentismo, las familias no se implican lo suficiente y el rendimiento del alumnado es bajo. Todo esto redundaba en una ausencia de matriculaciones en nuestro centro.
Esta situación crítica nos obligó a replantearnos nuestra propia visión de centro, creando un modelo de escuela que no sólo contribuye a la formación y socialización, sino que también participa activamente como agente de cambio social.
Punto de partida
Nuestra aventura se inició en abril del curso 2017/18 y partió del rescate de una alumna, a la que llamamos Cervantina, del malvado Doctor Analfabeto, un nombre que usamos como metáfora perfecta del momento que atravesamos.
La experiencia partía de la idea de que Cervantina tenía que desbaratar los planes de Analfabeto, que quería conquistar Europa sembrando ignorancia por medio de su virus “Olvidalotodoya”. Pero además debía identificar el propósito verdadero de su viaje, que era el mismo que el de nuestro centro: salvar el mundo.
Para conseguirlo, solo la acción coordinada y colectiva de los ciudadanos-alumnos (cervantinos) permitirá paralizar y reconducir la marcha de un mundo que vive a expensas de los intereses de poderosos “doctores analfabetos”. Desde entonces, diseñamos nuestras actividades teniendo en cuenta una narrativa atractiva para nuestro alumnado.
Puesta en marcha
Nos basamos en actividades de aprendizaje integradas, en las que lo importante no es simplemente saber, sino saber hacer, resolver problemas o realizar tareas relevantes para la vida personal, social o profesional. De esta forma se trabajan de forma globalizada e interdisciplinar las competencias clave del programa educativo.
Otro de los elementos introducidos es lo que hemos llamado “simulacros de impacto”. En ellos reproducimos y dramatizamos situaciones reales con una finalidad educativa para promover la solidaridad y la cooperación. El alumnado es el protagonista de la simulación, se convierten en héroes y miembros de “la resistencia” que suelen ir variando según la simulación. Su propósito es ir resolviendo pruebas: las actividades de aprendizaje integradas antes mencionadas.
Entre la actividades llevadas a cabo, hemos levantado un muro en una clase recreando el de Berlín o representado el terremoto de Lisboa. En una ocasión, Analfabeto dio un “golpe de Estado” inundando el centro de basura, nos envenenó de “machistodeína” y nos convirtió en una escuela machista, incluso vamos a recrear un campo de refugiados en el patio.
Los alumnos obtienen puntos por actitud y trabajo, y por progresar en los elementos transversales del currículo: comprensión lectora, expresión oral y escrita, educación cívica, emprendimiento utilización competente de las TIC y uso de los medios audiovisuales. A través del ClassDojo el profesorado les puntúa. Luego pueden canjear esos puntos por tarjetas del centro, convertidas en nuestra propia moneda, que les permite obtener diferentes recompensas. La gamificación, pues, es usada como herramienta motivadora.
Resultados muy positivos
Los beneficiarios de nuestra metodología se extiende a todos los niveles, Infantil, Primaria y Secundaria. Uno de los puntos fuertes son las actividades de hermanamiento entre mayores y pequeños, ya que la gran mayoría son llevadas a cabo a nivel global y refuerzan la interacción entre todos los niveles.
Los resultados no han tardado en llegar. Se ha detectado una drástica reducción del absentismo: del 27% del curso 2017/18 a un 7% en el actual. Ha mejorado la imagen del centro: el aumento de la matriculación no llegaba a 10 alumnos nuevos en los últimos años, pero en el curso actual a principios de marzo tenemos 37 alumnos más.
También ha mejorado significativamente el clima de centro y en las aulas. Las actividades antes mencionadas han propiciado la creación de una red de alumnos mediadores y ayudantes, y una estructura participativa con diferentes cargos por aula en todos los cursos.
De igual modo, hemos conseguido lo más difícil: identificarnos con unos valores tan positivos como cambiar el mundo. Nadie en el CEIPSO Miguel de Cervantes es ajeno a los elementos clave de nuestra narrativa: el Doctor Analfabeto es el “malo” de referencia y Cervantina todo lo contrario. Ser un cervantino o una cervantina es una especie de orgullo intrínseco para nuestro alumnado, al igual que ser miembro de esa resistencia pertinaz contra las desigualdades, las injusticias y los peligros que acechan en el planeta tierra.