Con el objetivo de mejorar la convivencia escolar y el bienestar emocional, el alumnado del CEIP Mestre Martínez Alonso (Pontevedra) ha participado en este proyecto que combina tecnología y filosofía. Nos lo cuenta la docente Elvira Fernández Pena.
En nuestro centro escolar utilizamos una metodología centrada en la consecución de objetivos que nos lleven más allá de los meros aprendizajes curriculares, estableciendo líneas prioritarias de trabajo centradas en la inclusión y el fomento del bienestar emocional y la convivencia. Dentro de este contexto, ha nacido el proyecto ‘Coexistence Lab’ (Laboratorio de la Convivencia) más conocido como ‘C Lab’ para crear un nuevo marco de referencia en el manejo de la tecnología ofreciendo un entorno STECAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Coexistencia, Arte y Matemáticas).
Desde el primer momento fuimos conscientes de lo importante que era unir la tecnología y la filosofía, dado que los avances tecnológicos tienen más valor cuando van unidos a conceptos humanistas como el pensamiento artístico, filosófico y espiritual, entre otros. Ya lo dijo en su día el escritor humanista François Rabelais ‘Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma’. Y partiendo de esta idea, creamos este laboratorio ‘C Lab’.
Trabajamos con la metodología del Aprendizaje Basado en Retos que incluía varias fases y propuestas con las que abordar diferentes mejoras en el centro escolar. Entre los desafíos planteados hubo actividades relacionadas con los 17 ODS para reflejar que las pequeñas acciones tienen un impacto a nivel global. De este modo, se les pidió al alumnado diferentes ejercicios como un estudio científico de la melanina para eliminar los prejuicios de raza; la creación de un podcast sobre la mentalidad de crecimiento; el análisis de las barreras que existen para hacer del aula un lugar más accesible; la creación de una marca ecosostenible que ayudase a reflexionar sobre el consumo; o un estudio de la acústica que incluyese medidas para reducir la contaminación sonora.
Para la consecución de todos ellos, empleamos un nuevo diseño de las instalaciones del centro escolar para crear un laboratorio dividido en diferentes escenarios. Estos espacios se repartieron en reflexión, robótica, electrónica y audiovisual, trabajo manual y estudio de grabación de audio. Una vez creados, comenzamos a trabajar los objetivos conforme detallamos a continuación.
• Presentación de los retos: en el espacio de reflexión situado en el vestíbulo del centro a modo asambleario como un ágora de debate.
• Libre reflexión en las aulas: se propone a los estudiantes una libre investigación y reflexión más profunda, proporcionándoles herramientas tecnológicas y todo lo necesario para su desarrollo.
• Experta en el conocimiento: se planificaron charlas de personas ligadas al centro (docentes o familias) que aportaron su conocimiento a nivel científico, tecnológico, etc.
• Invitada inspiradora: como lo científico no está reñido con lo emocional, planteamos también otros coloquios con invitados del mundo de las artes y filántropos.
• Parte creativo-artística: solicitamos a los estudiantes la creación de un producto artístico que conectase con el reto que debían alcanzar.
• Parte de conexión con el entorno: procuramos que los diferentes retos conectasen con entidades u organizaciones del entorno más cercano al alumnado.
• Evaluación: basada en el sistema OKR con objetivos ambiciosos a corto plazo entre diferentes departamentos para llegar a un resultado común.
Uno de los primeros retos estuvo relacionado con la melanina y propusimos al alumnado realizar un estudio interdisciplinario y conceptual para desterrar prejuicios sobre la raza trabajando los ODS 10, 15 y 16. El reto se inició con actividades introductorias a través de la investigación con robots que presentaban los conceptos clave que debían trabajar. Estos robots, a su vez, se dejaron en el escenario de la reflexión para que los estudiantes se familiarizasen con ellos y continuaran con su trabajo. En el mismo lugar dejamos diferentes pistas para guiar la investigación con fotografías de personas con diferentes tonos y colores de piel.
A continuación, en la fase experta en el conocimiento explicamos la parte científica del término melanina, cuáles son los diferentes fototipos de la piel que existen, las manifestaciones en nuestro cuerpo, etc. Tuvimos también una invitada que dio una charla sobre las dificultades que afrontó en el mundo de la danza por su color de piel.
Para la parte creativo artística, diseñamos entre todos los miembros del centro escolar un mapa de la piel con fotografías hechas a través de un microscopio. El motivo era hacer un gran mural que nos recordase nuestras similitudes y diferencias. En la parte final contamos con la visita de asociaciones que trabajan en la erradicación del melanoma para concienciar sobre el empleo de protectores solares por parte de las familias. Concluimos este proyecto resaltando que durante toda la experiencia del ‘C Lab’ el alumnado ha reflexionado y entendido que la tecnología solamente es válida cuando apoya el desarrollo humano.
