El breakout edu es una forma de introducir la gamificación en el aula muy productiva y que cuesta muy poco en comparación con los beneficios que aporta. Se trata de gamificar y de encontrar diversión en el aprendizaje tanto para el alumno (que disfruta aprendiendo) como para el profesor (ha sido divertidísimo crear las pruebas para los chicos y luego ver cómo funcionaban en el aula). Ahora que está tan vigente, es muy fácil encontrarlos ya hechos para quien se inicia o tiene poco tiempo, o tutoriales para quien quiera empezar de cero.
Breakout edu
Diseñé uno para mi alumnado de 3º de ESO: uno de sus compañeros había sido secuestrado y tenían 45 minutos para rescatarlo con vida; para ello, fueron reclutados por el Inspector Horatio Kane como agentes de laboratorio CSI y fueron citados en la sala de reuniones (el aula habilitada para el juego) de la comisaría (el IES) en un día y a una hora concretos.
Para crearles expectativas, utilicé un simulador para que Horatio Kane les enviara un mensaje pidiendo su ayuda. Lo siguiente, fue darle visibilidad a la historia que les planteamos; es ficticio, pero hay que hacerlo cercano y creíble. Es importante interiorizar nuestro papel para que ellos también lo hagan y se involucren. Por esta razón, el ‘atrezzo’ empleado, el dominio de los espacios y del guion son tan importantes.
CSI: School, el desafío contrarreloj
El día elegido para llevar a cabo la actividad, me convertí en inspectora de Policía: chaqueta negra, moño bajo, placa de policía y una tarjeta de identificación. Utilicé dos aulas para meterles en el papel. La primera tenía un cartel en la puerta que decía ‘Police station. Meeting room’. Allí les presenté el caso, les expliqué cuál era su misión, les di las normas para que todo saliera bien y les distribuí en grupos con unas tarjetas de agentes de laboratorio. La segunda sala era el lugar de desarrollo del breakout, señalada con el cartel ‘Police Station. Lab room’, al que accedimos con los grupos ya organizados.
Cuando los investigadores entraron en el laboratorio, encontraron cinco mesas de trabajo (una para cada grupo). Encima de cada una había una caja cerrada con un candado y un sobre con las pruebas. El proyector estaba encendido con un crono de 45 minutos y de fondo sonaba la banda sonora completa de la serie de televisión CSI.
Diseñé las actividades junto a una compañera de Matemáticas. En cada sobre, había cinco pruebas: cuatro de ellas nos daban dígitos y otra nos daba instrucciones para colocarlos en orden. Todos los grupos tenían las mismas pruebas y, por tanto, la misma clave para abrirla.
De esta manera, los ejercicios resueltos por cada grupo servían de ayuda para los demás, si compartían sus avances. Competir para ganar en lugar de colaborar entre ellos fue la reacción inicial, pero insistimos en el hecho de que todos formaban parte del mismo equipo. Una vez consiguieron abrir la caja, cada grupo se enfrentó a una prueba diferente y uniendo los resultados, pasaron a la última fase de la actividad. En esta ocasión, debían descifrar juntos un mensaje secreto que resultó ser una carta de agradecimiento de Horatio Kane.
Último paso: la evaluación
Con actividades como estas se puede obtener feedback muy útil sobre diferentes aspectos: el trabajo del alumnado en equipo y su participación e implicación; el dominio de los contenidos curriculares necesarios para resolver las pruebas; la adecuación de la pruebas, su duración, grado de dificultad, etc; su flexibilidad de la actividad en caso de imprevistos… Y es que a veces los chicos llevan un camino diferente al que habíamos pensado, puede haber fallos en alguna prueba, no hay alumnos suficientes, el tiempo se agota…
Así, durante el secuestro exprés pude detectar que a algunos agentes les costaba compartir sus avances mientras que otros tenían una capacidad enorme para dirigir el progreso de los compañeros. Les facilitamos algunas pistas porque a veces se bloqueaban o no podían ver la evidencia, y después de unos minutos, les podía la frustración. Tuve que improvisar otro final para nuestro caso porque no lo resolvieron dentro del tiempo que los secuestradores nos habían dado: la policía nunca se rinde, así que vivo o no, teníamos que encontrar a nuestro colega… ¡y lo logramos!