Queríamos que el alumnado aprendiera las características principales del continente africano: qué forma tiene y dónde se ubica en el mapa, qué continentes están más cerca y más lejos de él, qué océanos lo rodean, en qué tres partes principales se divide y qué fauna y flora se puede encontrar en cada una de ellas. También deseábamos que conocieran los principales rasgos de los africanos, las diferencias y semejanzas entre ellos y nosotros, las características de sus viviendas, sus costumbres y formas de vida, etc. Por eso, en un primer momento, a cada estudiante le tocó investigar sobre uno de estos temas en colaboración con su familia.
La importancia del agua
Luego, trabajamos ‘el valor del agua en África’ y, en general, para la vida de los seres vivos, por lo que estuvieron una semana entera investigando en Internet. Vieron fotos y vídeos relacionados con los problemas de escasez en algunos de los países más pobres del continente africano y descubrieron que sus habitantes sufren por la falta de agua. Un problema que afecta en especial a los menores; en muchas ocasiones, sufren enfermedades por no poder beber agua potable o tienen que faltar al colegio para llevar este recurso a casa.
En este sentido, aprendieron algunas estrategias para cuidar de este bien tan preciado como, por ejemplo, cerrar el grifo mientras se cepillan los dientes o cuando se enjabonan en la ducha; no tirar de la cisterna innecesariamente ni utilizar el váter como papelera; asegurarse de dejar los grifos completamente cerrados porque se pueden llegar a perder cantidades importantes de agua…
Pozos solidarios
Teniendo en cuenta todo esto y para sensibilizar al alumnado con la causa, se nos ocurrió hacerles partícipes de una preciosa iniciativa: la construcción de un pozo en África para que algunos niños tuvieran agua de una forma más accesible. Para ello, contamos con la ayuda y colaboración de la asociación ‘Vida Life Spain’ de Ceuta, dedicada al desarrollo humano en países como Malawi o Togo. Su objetivo es la construcción de pozos de agua potable de los que se beneficien humanos, animales y plantas. Propusimos a los estudiantes y a sus familias la posibilidad de aportar una pequeña contribución económica para ello.
A los compañeros del ciclo de Infantil les encantó la idea y se unieron a la causa animando a su alumnado a participar y expandiéndola por todo el centro. La comunidad educativa se involucró al completo, desde maestros, conserjes, personal de la limpieza, trabajadores del plan de empleo, hasta el equipo directivo. Llegamos a recaudar no solo el dinero para un pozo individual, que llevaría el nombre del colegio, sino también para contribuir a la construcción de otro pozo de forma colectiva.