Sabemos que uno de los deseos de los más pequeños es ser astronautas para viajar por el espacio, pisar la Luna y tocar las estrellas. Así, decidimos aprovechar la celebración del 50º aniversario de la llegada del hombre a la Luna, para hacer una experiencia práctica con los estudiantes de Educación Infantil. Gracias a ella hemos trabajado valores como la amistad, la solidaridad o la cooperación y los estudiantes han aprendido a investigar y descubrir diferentes aspectos relacionados con el universo a través de la lectura de un libro.
El pilar fundamental de la actividad fue el libro ‘¿A qué sabe la Luna?’ escrito por Michael Grenjiec y editado por la Editorial Kalandraka. Este recurso es muy adecuado para primeros niveles educativos ya que cuenta con una estructura sencilla y repetitiva. La trama describe cómo diferentes animales (una tortuga, un elefante, una jirafa, una cebra, un león, un mono o un ratón) se unen para decidir la manera más sencilla de llegar hasta la Luna y averiguar su sabor.
Áreas interdisciplinares
Siguiendo las posibilidades que nos daba este título, decidimos trabajar contenidos relacionados con el lenguaje y otros importantes como los animales, las fases de la Luna, las constelaciones, los planetas o, incluso, los números.
Basamos la experiencia en la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos y dedicamos diferentes sesiones del Taller de Cuentos cooperativos a realizar diferentes actividades que fomentaban la cooperación y el trabajo en equipo, dos de los valores más importantes que transmite el cuento.
En primer lugar, realizamos la que denominamos ‘Lectura del cuento’ en la que se presentó el título en la asamblea e hicimos la primera lectura a la que acompañó un diálogo y diferentes preguntas de comprensión lectora. Además, a la par llevamos a cabo un ejercicio para trabajar la lectoescritura: los niños tuvieron que formar la palabra ‘Luna’ y el nombre de cada animal ordenando palabras.
Para continuar, seguimos con ‘Teatro guiñol’: elaboramos marionetas de los animales protagonistas de la lectura y las repartimos entre los estudiantes. Ellos serían los encargados de contar la historia favoreciendo, de esta manera, la comprensión y la expresión oral. Estas marionetas las usamos en el taller de teatro: hicimos una representación del cuento a través de las sombras: con la clase a oscuras, un proyector y las marionetas, los estudiantes fueron contando toda la historia.
Para trabajar el área de matemáticas, colocamos a los animales en orden de aparición y fuimos nombrando los ordinales. Una vez colocados todos, los profesores íbamos diciendo números al azar y los niños tenían que colocar el cartel con el número al lado del animal correspondiente, hasta llegar a la Luna (el número 10). Además, para desarrollar la psicomotricidad, nos desplazamos imitando el movimiento de los diferentes animales que salen en la obra.
Espacio y arte
También llevamos a cabo varias actividades en las que, a través del arte, lograron aprender conceptos sobre el universo a través de la lectura: elaboramos un mural gigante sobre el espacio en el que representamos los planetas, las constelaciones,… y otro en el que, por equipo, representaron cinco escenas del cuento que, posteriormente, expusimos en uno de los pasillos del centro.
Para trabajar las constelaciones como Pegaso, Casiopea, la Osa Mayor o la Osa Menor unimos sus puntos en una cartulina negra con ayuda de una cera blanca. Además, hicieron un planetario con bolas de poliespan e hilo de pescar.
El proyecto acabó a lo grande: ¡realizando una salida al planetario para que los estudiantes vieran en vivo y en directo todo lo que habíamos estado trabajando en el centro!
- ¿A qué sabe la luna? (libros para soñar)
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