En mi clase de Matemáticas de 3º de Primaria tocaba enseñar las fracciones. Y como uno de los métodos más conocidos para comprender los conceptos básicos de numerador y denominador es la idea del reparto en porciones, me pregunté: ¿y si transformamos el aula en un auténtico ‘ristorante’ italiano? Los estudiantes podrían cocinar sus pizzas y repartir las porciones.
Los ingredientes en su justa medida
Nos pusimos manos a la obra partiendo de tres ingredientes: metodologías activas (Aprendizaje Basado en Proyectos y Aprendizaje Cooperativo), la competencia lingüística y las Matemáticas.
Así, tras una investigación relacionada con el origen de este plato italiano, montamos el restaurante con unas simples indicaciones: 23 comensales, una semana para crear las pizzas y la realización de distintas tareas para llegar al ‘produtto finale’.
Distribuimos la clase por equipos. Cada uno de ellos tenía distintas funciones de las que iban rotando. Esas tareas las realizaban conjuntamente trabajando el valor de la empatía y, sobre todo, poniendo en alza el valor de que juntos se pueden hacer cosas increíbles.
Para trabajar la competencia lingüística, la incluimos en el momento en el que los estudiantes debían crear y escribir sus propias recetas. Con ellas, fomentamos la creatividad y la capacidad para decidir como grupo.
Además, el vocabulario utilizado en las recetas lo aprendimos en inglés. En este paso, los estudiantes tenían que asignar un nombre a las pizzas que cocinarian después, además de preparar los ingredientes. Por otro lado, consiguieron entonar algunas expresiones italianas que se pueden encontrar en un clásico menú italiano.
El resultado final: la pizza ‘fraccionada’
En la última sesión de este proyecto llegó el momento en el que los estudiantes cocinaron los platos con la ayuda de un hornillo eléctrico. Cada uno de ellos explicó los ingredientes que llevaba su pizza y la razón del nombre que habían elegido para ella. Luego la cortaron en porciones (siempre con supervisión), transformando cada trozo en una fracción.
Y aquí es donde entran en acción las Matemáticas: practicar el concepto de numerador y denominador con sus porciones. Ellos mismos crearon distintas fracciones y las representaron. El resultado final de este proyecto: ‘cocinan’ problemas, realizan comparaciones. Y como no podía ser de otra manera, para terminar ¡nos las comimos!