Leer es un proceso complejo en el que el individuo establece un diálogo consigo mismo y para el cual se requiere haber silenciado el ruido al que estamos sometidos y que llevamos constantemente atado incluso a nuestras muñecas. Admitamos que, si no hay atención consciente, no habrá lectura comprensiva. Y la realidad es que alejarse del mundo para adentrarse en los libros no es la preferencia que tiene la mayoría de los adolescentes de Educación Secundaria y Bachillerato de hoy en día. Hay lectores, sí, y excelentes, pero no es lo habitual.
Si consultamos los datos que nos ofrece cada año el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros elaborado por el MECD, constataremos que a partir de los 15 años desciende la proporción de lectores. Plataformas como Wattpad han acercado a muchos adolescentes a autores contemporáneos, pero ¿qué sucede con Verne, Doyle, Stevenson, Twain, Dickens...? Es necesario hacer una reivindicación de los clásicos: en ellos perviven como semillas expectantes de la tierra que las abone las claves de la existencia humana y las inquietudes más originarias del hombre.
Los clásicos laten con fuerza a través de los siglos esperando esos ojos que descifren sus sentidos. Nada es nuevo: todo está dicho en ellos. Este mensaje debe llegar a las aulas, los adolescentes tienen que saber que las aventuras de Axel son un clásico intemporal, porque el deseo de exploración de lugares desconocidos es de rabiosa actualidad; que ese caballero andante que dejó de vivir cuando decidió abandonar sus sueños somos en realidad todos nosotros, porque la bandera que nos guía en lo más profundo de nuestro ser es la esperanza de alcanzar las metas que nos hemos propuesto.
Dando luz a los clásicos literarios
Desde esta inquietud nace el proyecto #Apadrinaunclásico, enmarcado dentro del Plan Lector del IES Mariano Baquero Goyanes (Murcia). Desde hace cuatro cursos, cuando se ideó como un Proyecto de Innovación Educativa colegiado por la Consejería de Educación de la Región de Murcia, hemos conseguido aumentar el porcentaje de préstamos de la biblioteca escolar un 180% y mejorar la competencia lectora de nuestro alumnado hasta en un 56,66% (porcentaje obtenido tras tomar cuatro grupos de control y realizarles una prueba objetiva estandarizada al inicio y al final de la intervención didáctica).
Este proyecto ha apostado por mejorar las estrategias de comprensión lectora dentro del aula y convertir la lectura en un punto de encuentro escolar y familiar a través de herramientas como ‘El panel del lector’ y las redes sociales, motivando así a los discentes a leer más porque leen mejor. Y hemos constatado que esto sucede así y que nuestros alumnos son paulatinamente más competentes.
Pero una vez alcanzado el objetivo de rescatar jóvenes para el mundo del libro impreso, este ‘Plan Lector’ se ha propuesto dar un paso más y acercar lecturas que no suelen ser las habituales en los préstamos que realizamos: hablamos de los clásicos.
Puntos clave del proyecto
En primer lugar invitamos a personajes del mundo de la cultura a que se graben en un vídeo en el que comiencen diciendo ‘Apadrina un clásico porque…’ y se les pidió que añadiesen una o varias razones por las que un alumno de 15 o 16 años debe acercarse a estas lecturas. Después, el vídeo se proyectó a los alumnos, generando así un contexto de expectación favorable puesto que en él participaron escritores que figuran entre sus favoritos: Luis Leante, César Mallorquí, Juan Ramón Barat, Rosa Huertas, Marisa López Soria... El vídeo puede verse en la cuenta de Instagram del ‘Plan Lector’: @jardinabiertomb.
Apadrinando a un autor clásico
En el aula, en las materias de Lengua castellana y Literatura, Inglés, Francés y Latín, trabajamos el concepto de clásico leyendo con el alumnado fragmentos de cada una de estas literaturas rescatados a modo de ‘píldoras contra la renuncia’. Tras ello, profundizamos en el concepto de ‘apadrinar’, dándole un valor solidario a la acción que iban a realizar y consiguiendo, de paso, que comprendieran la importancia de todas esas ONG que trabajan para mejorar la calidad de vida de seres humanos que viven en zonas desfavorecidas.
Con este proyecto los estudiantes se convirtieron en miembros de una gran ONG que lucha por rescatar del olvido, del anonimato, del silencio, de las estanterías de la biblioteca personal, escolar, del barrio o de la librería más cercana a ese autor que, habiendo dicho verdades universales, ha quedado relegado a la nada. Para que quedara constancia de que esos autores habían sido salvados, cada alumno obtuvo un ‘Certificado de apadrinamiento’ en el que figuraban su nombre, el autor o personaje al que habían apadrinado, el motivo que lo había llevado a rescatar ese y no otro de entre todos los posibles y un retrato de ese autor o personaje realizado por el propio estudiante.
Una fiesta de disfraces ‘clásicos’
El día acordado por el centro educativo celebramos la ‘Fiesta de los clásicos’, en la que cada alumno vino disfrazado de su personaje o autor favorito. Para conseguir que los alumnos vinieran disfrazados ese día, se realizó una campaña de concienciación a nivel de centro en la que se les propuso que realizaran entrevistas a su clásico favorito grabándose en vídeo. De este modo llegaron al programa de noticias del centro Franz Kafka, Galdós, Don Quijote, Mafalda...
Estas entrevistas se emitieron en las redes sociales del instituto y la cuenta de Instagram del ‘Plan Lector’ los días previos a la celebración de la ‘Fiesta de los clásicos’. En esta misma línea de actuación se pidió a los alumnos que realizaran anuncios y noticias relacionadas con el evento para subirse a las redes sociales y ser pegadas en los pasillos, las puertas de las aulas…
Para conmemorar la fiesta, también elaboramos un ‘Photocall’ en el que todo el alumnado del centro pudo plasmar el momento con sus compañeros y profesores, disfrazados. Y, finalmente para la celebración de ese día, el claustro de profesores llevó a cabo una reivindicación de la literatura escrita por mujeres que no aparecen en los libros de texto. De esta forma, todo el claustro se hizo una camiseta con la que sorprendió al alumnado con el lema ‘Yo apadrino una clásica’ y con la que se pretendía que los estudiantes visualizaran escritoras que han sido silenciadas o que no han tenido el reconocimiento que merecen en los currículos oficiales.