La emergencia climática en la que se encuentra el planeta ha hecho que surjan movimientos en el ámbito educativo como ‘Teachers For Future’, un colectivo formado por docentes de todo el mundo que busca llevar la ‘ecoalfabetización’ a las escuelas y concienciar a los estudiantes sobre el cuidado de la naturaleza. En España es coordinado por Miriam Leirós, docente en el CEIP Antonio Palacios de O Porriño (Pontevedra). Hemos charlado con ella sobre las acciones que ya se han puesto en marcha y sus objetivos a corto y largo plazo en las aulas de todo el país.
Pregunta: ¿Qué es ‘Teachers For Future’?
Respuesta: Somos un colectivo de docentes preocupados por el estado de emergencia climática en el que nos encontramos. Llevamos a cabo acciones concretas para cambiar la gestión de los centros escolares y para fomentar la ‘ecoalfabetización’ y favorecer el contacto de los estudiantes con la naturaleza. Somos independientes a cualquier partido político, religión o sindicato y solo nos mueve nuestro compromiso con el planeta y sus habitantes. Tratamos de promover la sensibilización y el cuidado de los espacios naturales y a partir de ahí proponemos acciones de acción y concienciación.
P: ¿Cómo surgió esta iniciativa?
R: Nuestro origen está en ‘El guiño verde’, el blog semilla de ‘Teachers For Future Spain’. Desde el año 2017 muchos docentes de la geografía nacional han colaborado de forma desinteresada para divulgar experiencias educativas relacionadas con la educación ambiental o con actividades que ponían el acento en la naturaleza, favoreciendo el contacto con la misma. Posteriormente ante la ‘Primavera Climática’ (el surgimiento de movimientos educativos en defensa del medioambiente) decidimos dar un paso más y convertirnos en ‘Teachers For Future Spain’ (Profes por el Futuro) para fomentar estas prácticas, aunarlas y trabajar directamente sobre la acción-concienciación facilitando propuestas y materiales.
P: ¿Cuáles son sus principales objetivos?
R: Hoy por hoy nuestro objetivo fundamental es llegar a los 28.000 centros educativos del país, porque consideramos que nadie puede quedarse fuera de este tema. Por ello, el pasado 6 septiembre presentamos la campaña ‘28.000 por el clima’ en rueda de prensa y un día antes ante Isabel Celaá, Ministra de Educación en funciones y Teresa Ribera, Ministra de Transición Ecológica en funciones. En esta cifra se incluyen centros de Infantil, Primaria, Secundaria, FP y adultos, así como públicos, privados y concertados. Consideramos que el planeta y su cuidado es asunto de todos, de ahí nuestro ímpetu por hacer partícipe a todo el mundo.
Además de esto promovemos un cambio en el currículum educativo, queremos que se contemple la educación ambiental de forma transversal y ambiciosa, es decir, que toque cada área en todas las etapas, pues en cada acción sumamos o restamos por el medioambiente, por lo que no se puede estudiar educación ambiental de forma aislada. No podemos educar desde lugares que son sistemas opuestos a lo que enseñamos y aprendemos. Este tipo de medidas conllevan un componente educativo que introduce los principios y contenidos de la gestión sostenible en el currículo del centro. De esta manera se alcanza un nexo de unión entre la práctica y la enseñanza de la sostenibilidad.
P: ¿Cómo pueden los centros educativos, docentes e, incluso, alumnado y familias ayudar a conseguirlos?
R: Promovemos acciones concretas porque creemos en la acción individual. Por ejemplo, a través de la campaña ‘Recreos Residuo Cero’ estamos fomentando que las meriendas y almuerzos que se lleven al centro escolar se hagan en envase retornable (bolsita o ‘tupper’, etc), de manera que eliminamos el residuo como los plásticos de un solo uso o el papel de aluminio. También proponemos que en vez de botellas de agua se usen cantimploras o termos. Para esto es necesario la implicación del profesorado como factor motivador y, del mismo modo y de forma colaboradora, la familia. Creemos en la necesidad de trabajar toda la comunidad educativa de forma conjunta.
También apoyamos campañas como la de ‘Camino Escolar Seguro’. En España hay varias y creemos que son muy necesarias para luchar por la descarbonización de los centros escolares. Si los caminos escolares están bien señalados y son seguros, el alumnado dejaría de venir a clase en vehículo particular y lo haría andando o en bici.
Por otro lado, hemos elaborado un modelo de ‘ecoauditoría escolar’ para que los alumnos de los últimos cursos de Primaria puedan tomar parte en ello, focalizando los problemas y tratando de buscar soluciones. De esta manera los hacemos partícipes y es una forma de aprendizaje funcional.
En cuanto a los centros escolares, buscamos la incorporación de los principios de sostenibilidad en la gestión de los mismos: la eficiencia energética, el autoconsumo eléctrico a través de placas solares, la economía circular, la reutilización de materiales, el reciclaje en el aula, el uso de papel reciclado, la disminución de los plásticos, el control de la contaminación acústica y sus efectos sobre la salud, la medida de la calidad del aire y su salubridad… También la vigilancia de la huella ecológica en los comedores escolares y meriendas promoviendo el residuo cero (con especial atención a las huella de carbono e hídrica), la obligatoriedad de usar proveedores locales en los comedores escolares para que sean sostenibles y saludables (como la comida de temporada y de comercio local).
"Es muy fácil involucrar a los estudiantes ya que son receptivos a estos temas, a la naturaleza, a explorar y aprender"
P: ¿Es importante la educación medioambiental desde edades tempranas?
R: Es fundamental. Por ejemplo, en Educación Infantil se trabaja la adquisición de hábitos. Por ello, es una etapa esencial en la educación en general y también en educación ambiental o ‘ecoalfabetización’. Después, los estudiantes deben ir creciendo con esos hábitos y relacionarlos con el conocimiento, entendiendo que somos una especie más que forma parte de la red de la vida y que no funcionamos al margen de otras especies y que en cada acto contribuimos de forma positiva o negativa hacia el medio.
"Suecia y Finlandia han sido pioneros en educación ambiental y no solo a nivel escolar"
P: ¿Cómo puede introducirse en las aulas?
R: Desde cualquier perspectiva, nada está al margen. Cuando hablamos de alimentación saludable, un tema que se aborda en Educación Primaria, podemos hablar de la comida de temporada y local. Explicarles que un aguacate cultivado en Sudamérica tiene tras de sí una enorme huella ecológica, entre otras cosas por su transporte hasta nuestro país. Incluso podemos llevarlo a las Matemáticas y calcular los kilómetros.
El cambio climático provocará miles de desplazamientos en todo el mundo, el concepto de ‘refugiado climático’ debería incorporarse a los ya conocidos factores de población. La población, su crecimiento y decrecimiento así como los gráficos de la misma es un tema que se aborda desde las ciencias sociales. Otro ejemplo sencillo de incorporación al currículum de la ‘ecoalfabetización’ es hablar del desperdicio de agua cuando se explica su ciclo. Además se podrían explicar conceptos como la huella hídrica o el diferente reparto de agua potable en el mundo.
P: La Semana del Clima (23-27 de septiembre) fue un éxito en todo el mundo. ¿Cree que docentes y alumnos en España están haciendo una buena labor?
R: No solo lo creo sino que lo sé. Esa semana en ‘Teachers for Future Spain’ nos vimos desbordados contestando correos electrónicos de gente que solicitaba el enlace al documental ‘Before the Flood’ para visionado legal, que compartían sus actividades en el aula, por correo y redes sociales. Queríamos contestar a todo el mundo y agradecer el enorme compromiso que suponía llevar a cabo esas acciones simbólicas durante toda esa semana.
P: ¿Qué países son ejemplo de cuidado del medioambiente?
R: Suecia y Finlandia han sido pioneros en educación ambiental, no solo a nivel escolar: su población está muy informada de todo lo que concierne acerca del cambio climático. La educación ambiental no es algo que deba acabarse en la educación reglada. El ambientalismo en estos países se estudia con naturalidad y de forma integrada.
Otro país muy implicado es Alemania. Ya en 1980 establecieron sus objetivos de Formación Ambiental entre escolares y para Secundaria, y poco a poco han ido introduciendo cambios para incidir también en el cuidado del medioambiente.
Otros ejemplos que deberíamos ‘copiar’ son los Centros de Reciclaje Creativo (Remida) donde las empresas llevan el material que ya no utilizan. Los docentes acuden a seleccionar lo que necesiten para sus clases. No es educación ambiental en sí misma pero sí es un buen ejemplo de reutilización y colaboración, algo muy importante en ecología.
P: ¿Nos podría dar tres claves para que los estudiantes se involucren en cuidado por el medioambiente? ¿Y para que lo haga la sociedad?
R: Es muy fácil involucrar a estudiantes ya que son receptivos a estos temas, a la naturaleza, a explorar y aprender. Entienden muy bien los conceptos ‘causa-efecto’ y en cuanto se les explica qué es la ciencia, que el 97% de los científicos están de acuerdo en que el calentamiento global es causa de la actividad humana y que todos sufriremos las consecuencias, son los primeros en querer cambiar las cosas.
Más difícil es involucrar a la sociedad, que parecemos absortos en nuestro mundo laboral, esclavos de horarios y economías y no dejamos tiempo para lo verdaderamente importante. Mucha gente cree que todavía queda tiempo, pero cuando les comentas que el año 2030 podría ser el punto de no retorno para mitigar las consecuencias y les pides que calculen la edad que tendrán sus hijos en ese momento, su visión del problema cambia. La subida de la temperatura no acabará con los humanos en 2030 pero nos hará la existencia más complicada, eso sí pensamos sólo a corto plazo y de manera egocentrista, pero si además ponemos la vista más adelante en el tiempo o vemos a países que ya están sufriendo los resultados, es muy difícil permanecer de brazos cruzados.