La inclusión de las niñas en materias STEAM es algo que preocupa en la educación actual. Desde el programa Inspira STEAM, llevado a cabo por la Universidad de Deusto, se han propuesto disminuir la brecha de género en este tipo de profesiones. Lorena Fernández, mentora del proyecto y directora de identidad digital de la misma universidad, nos cuenta en qué consiste y qué es preciso cambiar en la educación actual.
Faltan mujeres en materias STEAM. ¿Cómo y por qué se debe fomentar la curiosidad de las niñas desde la escuela? ¿Existen estereotipos que pueden estar frenando la elección de carreras tecnológicas?
Tenemos muchos frentes a los que atacar. Uno es el de los referentes. Les faltan espejos en los que poder mirarse en los libros de texto, en los medios de comunicación, en los juguetes, en las series y películas que ven y, por supuesto, en su entorno más cercano. Tanto ayer como hoy existen mujeres científicas que siguen soportando el ‘superpoder’ de la invisibilidad. Un reciente estudio realizado por Microsoft entre 11.500 niñas de toda Europa establece una clara conexión entre la visibilidad de modelos de referencia femeninos en el mundo de la ciencia y la tecnología y el interés de las niñas por materias STEAM.
Otro frente es el de los estereotipos asociados a esas carreras. El imaginario social de la persona que trabaja en ciencia es un ser asocial y friki, y la comunidad científica tiene dificultades para elaborar un discurso que conecte con la gente joven. Tenemos que enseñarles que con ciencia y tecnología se crea, se inventa y se participa de manera decisiva en todos los ámbitos de la vida. Sheryl Sandberg dijo en una ocasión que "cuando escribes una línea de código, puedes afectar a mucha gente". Es por eso que la mitad de la humanidad no se puede quedar fuera del diseño de algoritmos que modelarán nuestra sociedad futura.
Tenemos que enseñarles que con ciencia y tecnología se crea, se inventa y se participa de manera decisiva en todos los ámbitos de la vida
¿Por qué razones al género femenino parece no interesarle tanto este tipo de materias?
En la anterior pregunta has usado una palabra clave dentro del método científico: la curiosidad. Sin embargo, si hacemos un repaso histórico, a las mujeres y a las niñas se nos ha repetido que no seamos curiosas. Desde Pandora y su famosa caja a Eva y la manzana. En ambos relatos se esconde el mismo mensaje: la curiosidad de las mujeres desatará el mal y las desgracias de la Humanidad.
Este tipo de mensajes, ahora más sofisticados y difíciles de detectar, han ido calando como gota fina, teniendo incidencia, por ejemplo, en la falta de confianza que hemos ido inoculando en ellas desde edades muy tempranas. Las niñas, con 6 años, ya piensan que son menos inteligentes, según un estudio publicado en Science. Y es que no dejan de recibir mensajes que parecen inocuos pero que tiene efecto a largo plazo: del “no seas mandona” que ellas escuchan al “tiene dotes de liderazgo” que escuchan ellos; del “qué guapa eres” al “qué listo eres”; del “eres muy trabajadora” al “eres brillante”. Eso les hace pensar que son malas en Matemáticas, aunque saquen las mismas calificaciones que en Lengua, por ejemplo.
Me impactó una campaña que llevó a cabo la ONG Liga de la Educación con el proyecto ‘Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?’. Ante esa pregunta, las niñas respondían que querían ser ser actrices, estilistas o profesoras. Sin embargo, cuando se les preguntaba qué les gustaría ser si fueran chicos, cambiaban a astronauta, policía o doctora. "A los chicos les gusta más la Luna", decía una de ellas.
Otra razón es la que indicaba anteriormente de la falta de referentes. Desde la Universidad de Deusto llevamos ya trabajando durante dos ediciones en el programa Inspira STEAM precisamente para acercar mujeres tecnólogas a esas niñas y que les cuenten cuál es su día a día. En la primera edición, cuando les pasamos los cuestionarios de evaluación, una de las participantes nos dijo que lo que más le había gustado del programa es que le habían ayudado a descubrir que podía hacer lo mismo que los niños. Con 11 años ya pensaba que no…
Quizás sea necesario un cambio desde los cimientos, es decir, desde la educación. ¿Cómo ha de hacerlo?
El problema es que es una tubería que gotea por muchas partes y en la que vamos perdiendo el talento femenino durante muchas etapas vitales. No nos vale con poner un único parche porque hay agujeros en los juguetes, la educación formal e informal, los medios de comunicación, las series y películas… Y esto en edades tempranas.
Las que sortean todos estos obstáculos se enfrentan después a la falta de conciliación y el efecto que esto tiene sobre su carrera profesional, los techos de cristal, el desgaste en el día a día… Incluso a sesgos inconscientes (o conscientes). Un ejemplo de ello es una investigación que comprobó que, a la hora de solicitar una patente, a mayor frecuencia de nombre femenino, mayores eran las probabilidades de que fuera rechazada a excepción de aquellas solicitudes con nombres raros, en las que no se sabía si el nombre correspondía a una mujer. Otro ejemplo es un estudio de Harvard y CMU que muestra que cuando hombres y mujeres negociaron una oferta de trabajo leyendo guiones idénticos, las mujeres que pedían un salario más alto eran calificadas como más difíciles y menos amables, pero los hombres no eran percibidos negativamente por negociar.
No nos vale con poner un único parche porque hay agujeros en los juguetes, la educación formal e informal, los medios de comunicación, las series y películas
¿Cómo surge el proyecto Inspira STEAM?
Vivimos en un mundo global y diverso donde la igualdad no está conseguida en muchos aspectos. Uno que le preocupa y ocupa a la Universidad de Deusto es la brecha de género y la tecnología. Por eso, hace cinco años pusimos en marcha el Premio Ada Byron a la mujer tecnóloga.
Pero veíamos que con eso cubríamos el objetivo de visibilizar mujeres con trayectorias profesionales excelentes a la sociedad, pero no a las niñas. Así que nos pusimos manos a la obra con un proyecto pionero en Euskadi (y que se ha ido extendiendo a otras sedes como Madrid y Cataluña) para el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las niñas, basado en acciones de sensibilización y orientación, que imparten mujeres profesionales del mundo de la investigación, la ciencia y la tecnología. Se trata de la primera vez que se utiliza la técnica del mentoring grupal en un proyecto de fomento de las STEAM entre estudiantes de primaria a través de seis sesiones en horario lectivo.
¿Cuál es su objetivo?
Queremos facilitar nuevos referentes de mujeres tecnólogas cercanas. Que niños y niñas descubran las profesiones STEAM. Concienciar sobre la necesidad de que el desarrollo del país se produzca entre hombres y mujeres, visibilizando y poniendo en valor a las mujeres tecnólogas y dando a conocer los estereotipos existentes para que no condicionen la elección de estudios. En definitiva, inspirar a cada niña para que elija ser lo que quiera ser en libertad. Como diría Mae Jemison, "nunca permitas que la imaginación limitada de los demás te limite".
¿Qué resultados está cosechando?
Es un proyecto del que esperamos recoger frutos a largo plazo (trabajamos con niños y niñas de 6º de Primaria, así que hasta dentro de unos años no veremos si hay más chicas cursando estudios vinculados a las STEAM). Pero los números por ahora nos acompañan. Hemos pasado de una primera edición solo en Euskadi con 17 mentoras, 13 centros educativos y 200 niñas a una segunda edición con 104 mentoras, 44 centros, 1.157 niñas y 1.240 niños en Euskadi, Madrid y Cataluña. Ahora estamos ya trabajando en la tercera edición donde se van a superar con creces estas cifras.