Fran Chuan: “Cuando nacemos somos Steve Jobs o Picasso en potencia”
El polifacético autor defiende la innovación como camino para llegar al éxito: también al educativo.

El polifacético autor defiende la innovación como camino para llegar al éxito: también al educativo.
Emprendedor, empresario y conferenciante, Fran Chuan ha dedicado parte de su trabajo a investigar la relación entre educación e innovación, y cómo ésta última contribuye a lograr el futuro éxito laboral de los estudiantes. De hecho, dedica algunos capítulos de sus libros ‘Autenticidad’ e ‘Innovación 2.0’ a desarrollar distintas propuestas con las que pueden descubrir su talento innato, un aspecto clave en su opinión para lograrlo.
Índice de contenido:
Lo primero es redefinir la lengua común con la que todos nos comunicamos, porque las palabras influyen en nuestras conductas. Por ejemplo, tenemos asociado error con castigo y éxito con un premio; una asociación que quizá era válida en otros entornos y tiempos, pero que hoy no funciona.
¿Qué es error? Si los autores de invenciones o innovaciones hubieran aplicado a rajatabla la definición actual a inventos o innovaciones, probablemente nunca las habrían mostrado al mundo, pues habrían escondido su error para no ser penalizados. Por ello hemos de tomar todas las palabras que nos limiten a explorar y descubrir y redefinirlas.
En segundo lugar, debemos enseñar a diferenciar el concepto de locura con el de la patología. Y no me refiero a la locura como enfermedad, sino a las ideas locas que a todos se nos han ocurrido alguna vez. La única diferencia entre locura y genialidad es el éxito.
Cuando un estudiante comparte una idea que suena ‘loca’, sería ideal entrar en una fase de reflexión, de búsqueda del para qué de la idea, de exploración de cómo validar que no es tan loca, si no osada, valiente, radical, novedosa, innovadora. Además, es fundamental enseñar que los conceptos suelen ser complejos y que el ‘antídoto’ de la complejidad es la fragmentación.
Por último, un aspecto muy importante es redefinir cómo medimos sus progresos. Estamos usando métodos educativos y de medición de la anterior revolución industrial; métodos en los que el conocimiento se almacenaba en enciclopedias y bibliotecas. En ellos, razonar no era tan importante como el resultado previsto y el talento innato de la persona no era el centro del sistema educativo.
"Estamos usando métodos educativos y de medición de la anterior revolución industrial"
En mi opinión no, ya que igual que el conocimiento no es absolutamente compartimentado y estático, los intereses de las personas tampoco lo son. Creo que siempre debemos animar a los estudiantes a explorar conocimientos transversales pero graduando la dificultad y la profundidad de los mismos.
Sí, sin duda es uno de los factores más importantes. Cuando nacemos, somos Steve Jobs, Picasso o Albert Einstein en potencia. Pero la educación que proporcionamos a los niños desde la escuela, la familia y el entorno en general, genera prejuicios y asociaciones mentales. Por ejemplo: creamos la asociación ‘hacer las cosas mal’ con el castigo o reprimenda, o ambas cosas.
Por lo que, en realidad, no le tememos al error, sino a las consecuencias de este.
¿Qué pasaría si tras un error o un accidente fortuito, en lugar de enfadarnos, reñir y, hasta, castigar, analizáramos por qué ha ocurrido y cómo deberíamos haberlo hecho diferente para evitar las consecuencias del error o accidente?
La innovación es consecuencia de preguntas infantiles (por ejemplo, ¿y por qué no?) y de la permanente experimentación. Por supuesto que de la experimentación se obtienen resultados inesperados, a veces no deseados, a veces sorprendentes.
"No le tememos al error, sino a las consecuencias de este"
El sistema educativo está orientado hacia una ‘eficiencia’ hacia la homogeneización, la estandarización, hacia la simplicidad de la evaluación.
Y todavía hoy, en general, se basa en la enseñanza de los contenidos. Siguen siendo importantes, por supuesto, pero la gigantesca abundancia de estos hace que en realidad se debiera poner el foco en el ‘para qué’ de la materia que estamos trabajando en un momento determinado y no tanto en el ‘qué’.
Los docentes tienen una influencia mágica tanto en las personalidades como en los conocimientos de los niños, y por tanto en la vida futura de estos.
Deberíamos dotarles de mayores habilidades de coaching (uso de la pregunta para llevar al otro a la reflexión propia), entrenarlos en habilidades más propias de un facilitador de grupos que de ‘profesor’ y, por supuesto, estabilizar el sistema educativo.
De la educación actual creo que nunca tendría que eliminarse el concepto de esfuerzo. Si quieres redefiniendo el término, pero sin esfuerzo no ocurre nada. Si la innovación es la consecuencia de curiosidad, imaginación y creatividad aplicada, no podemos engañar a nadie diciendo que la tecnología lo resolverá todo, o que las nuevas generaciones conseguirán logros sin sudor.
También mantendría el concepto de escuela física. Un espacio, un ágora, donde el conocimiento se comparte y genera, derivando en un nuevo conocimiento que antes no había. Y, por último, animaría a utilizar más los trabajos grupales. La curiosidad la imaginación y la creatividad se estimulan en grupos.
Vivimos en la era de la hiperconectividad y la educación no debe ver este factor como un riesgo, sino como una oportunidad. Por ello, creo que deberíamos educar en su uso. Si hoy el conocimiento no tiene valor por estar accesible para todos, estaría bien enseñar a definir qué fuentes son fiables para el propósito del conocimiento que necesitamos, qué conocimiento podemos combinar y qué conclusiones podemos obtener.
Para finalizar, un pequeño test. ¿Qué te sugieren las siguientes palabras?