El día de las escritoras se celebra el lunes más cercano al 15 de octubre de cada año por iniciativa de la Biblioteca Nacional de España. Se hace para compensar la discriminación histórica de las mujeres en la literatura; la lista de autoras de todos los tiempos que han publicado novelas, poemarios, cuentos o historias de cualquier tipo es inabarcable y, sin embargo, ellas son todavía y, en general, grandes desconocidas.
“La invisibilización no solo relega al olvido muchas obras literarias muy buenas, sino que priva a los lectores de los colectivos menos representados de encontrar entre los autores o entre los personajes de los libros que leen referentes con los que medirse, compararse e identificarse”, afirma Chiki Fabregat, escritora de literatura infantil y juvenil y profesora en la Escuela de Escritores. Fabregat es autora de libros como ‘El cofre de Nadie’ (SM), ‘Cuando la luna llora’ (Edebé) o el manual ‘Escribir Infantil y Juvenil’ (Páginas de Espuma), entre otros.
P: ¿Cómo se puede visibilizar más el trabajo literario de las mujeres?
R: Por un lado, recuperando las obras que se han quedado ocultas y desarrollando campañas que recuperen los textos de todas esas mujeres olvidadas por la historia de la literatura. Por otro, para nivelar la desigualdad histórica, ofreciendo a las escritoras las mismas oportunidades de difusión que han tenido siempre los escritores, contando con ellas en los jurados de los premios, en las mesas redondas y los foros de temática cultural, en el equipo directivo de las editoriales… No solo es cuestión de visibilizar a más mujeres; el cambio tendría que ser más profundo, debería ir desde los cimientos hasta el tejado de todo el entramado cultural.
P: En este sentido, ¿quiénes son o fueron tus referentes?
R: Editoras, libreras, bibliotecarias, escritoras… Muchas de las personas que trabajamos con los libros para pequeños y adolescentes somos mujeres, así que la búsqueda de referentes es más fácil. Astrid Lindgren es la autora a la que siempre he admirado, porque Pippi Calzaslargas es la niña que me habría encantado ser y, su historia, el libro que me habría gustado escribir. En un círculo más cercano, admiro a autoras como Mónica Rodríguez, Begoña Oro, Patricia García Rojo o Victoria Álvarez, por poner algunos ejemplos.
"Pippi Calzaslargas ya no es una excepción en un mundo ocupado por chicos"
P: ¿Las niñas tienen más referentes ahora?
R: Muchos más. Hay autoras jovencísimas que están llegando a las librerías y a los lectores y hay protagonistas que se salen de los clichés tradicionales de personajes pasivos que necesitan un chico para resolver sus conflictos. Pippi ya no es una excepción en un mundo ocupado por chicos.
P: ¿Qué consejos le darías a cualquier chica o mujer que quiera ser escritora?
R: Que no tenga prisa. Que escriba, que lea, que piense y disfrute de ese viaje de largo recorrido, en lugar de poner el foco en el resultado final, en el libro de tapa dura en el centro del escaparate de una gran cadena de libros.
P: ¿Cómo se trabaja la pasión por la escritura?
R: Creo que esa pasión es algo natural; diría que viene de serie. Pero, en mi caso, conseguir que la adolescencia se apasione por la escritura es más difícil porque viven rodeados de estímulos audiovisuales inmediatos y la escritura requiere más tiempo para desarrollarse y dar sus frutos. Si la escritura creativa se trabaja en las escuelas y los institutos, es más fácil que todas esas chicas y esos chicos sientan la curiosidad y el deseo de escribir.
"Conseguir que la adolescencia se apasione por la escritura es más difícil porque viven rodeados de estímulos audiovisuales"
También creo que deberíamos dejar de considerar la escritura como algo elitista, algo a lo que solo pueden acceder los elegidos y mostrar que en casi todo el ocio que se consume hay escritura. Las series de televisión, las películas, los directos de las plataformas de Internet… hasta TikTok tiene un guion escrito. Si vemos la escritura como un ser de muchas cabezas, de muchísimas posibilidades, en lugar de considerarlo el animal mitológico cuya única cabeza es la novela, es posible que las y los adolescentes se interesen.
P: En un mundo lleno de pantallas, ¿cómo se puede fomentar la lectura entre los y las jóvenes?
R: Ojalá hubiese una respuesta fácil. Si la hay, no la conozco, pero creo que el primer paso es huir de la dicotomía bueno/malo. Si nos empeñamos en demonizar el ocio audiovisual y encumbrar la lectura, vamos por el camino equivocado. Las redes sociales pueden ser aliadas de la lectura si reforzamos las recomendaciones a través de sus canales de comunicación, si nos acercamos a jóvenes y adolescentes utilizando su lenguaje y los entornos en los que se sienten cómodos. Muchos videojuegos tienen detrás una narrativa elaboradísima que ya quisieran para sí muchas novelas. La tecnología y la literatura pueden, deben, convivir.
P: ¿Qué crees que se podría hacer desde los centros educativos?
R: Se hace mucho: los clubes de lectura, los encuentros con autores y autoras, los diferentes foros de debate en torno a los libros fomentan la lectura. Tal vez, se podría contar más con ellos, pedirles opinión, elaborar las listas de lectura en función de sus recomendaciones. Y, por supuesto, leer lo que leen. Si un alumno dice en clase que ha leído un libro que le ha gustado y su profesor se toma el tiempo de leerlo también para poder dialogar sobre él, fomenta la lectura porque el mensaje que transmite es: tu criterio lector es importante para mí.
P: Tu género es la literatura infantil y juvenil, ¿cómo crees que ha evolucionado en este aspecto a lo largo del tiempo?
R: La literatura infantil y juvenil ha pasado de ser un vehículo de formación y adoctrinamiento a un producto cultural sin más añadidos y eso es un logro del que creo que no somos del todo conscientes. Sigue habiendo autocensura, sigue habiendo libros que parecen más un manual de buenas prácticas que un producto literario, pero el sector editorial ha abierto los brazos a los libros que los lectores quieren leer y no los que los adultos queremos que lean. Ese es el cambio que aplaudo y apoyo.
P: ¿Hay algún tema tabú en este género?
R: No, no hay temas tabú ni enfoques prohibidos. Muchos autores de LIJ consideramos que tenemos una responsabilidad hacia nuestros lectores y nos marcamos líneas que no queremos traspasar, pero es algo personal, de cada autor o de cada autora.
P: ¿Qué es lo más difícil a la hora de escribir LIJ?
R: Creo que no hay ninguna dificultad a la que no se enfrenten también quienes escriben para adultos. Para mí, la base de la escritura es el respeto hacia el lector, si mi lector objetivo tiene un vocabulario limitado, menos experiencia vital o unos intereses determinados, me adecuo a ello; pero lo cierto es que se da de una forma natural, no premeditada.
P: ¿Qué valores y mensajes puede llegar a transmitir la lectura en estas etapas?
R: Más que valores o mensajes yo diría que la lectura provoca, o debería provocar, reflexión. Que al leer nos planteemos si el mundo que nos rodea es perfecto o puede mejorarse, que nos paremos a pensar si la actitud de un personaje puede provocar daños a quienes lo rodean o a él mismo. Pero también ofrece modelos. Todos en algún momento hemos querido ser como un personaje o vivir lo que ese personaje vive. Y ahí es donde algunos autores nos esforzamos por ofrecer modelos con los que se puedan identificar los lectores, sea cual sea su realidad.
P: Por último, ¿cuál sería una buena forma de celebrar esta fecha?
"Ojalá llegue un momento en el que todo esto no sea necesario, en el que no haya un día o una semana o un mes en el que hagamos hincapié en la obra literaria de las mujeres porque se lean durante todo el año"
R: Leyendo autoras. Promocionando que, durante un día, una semana o un mes los escaparates de las librerías muestren obras de mujeres, que en los clubes de lecturas coincidentes con esa fecha se lean libros escritos por mujeres, que el telediario hable de una escritora, aunque no haya ganado un Premio Nobel. Ojalá llegue un momento en el que todo esto no sea necesario, en el que no haya un día o una semana o un mes en el que hagamos hincapié en la obra literaria de las mujeres porque se lean durante todo el año. Pero ahora es el primer paso que se me ocurre para visibilizar a un colectivo enorme y que, sin embargo, sigue pareciendo diminuto.