El doctor Cobeta, que dirige el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid así como el Grado de Logopedia de CUNIMAD, conoce muy bien el instrumento que todos utilizamos para expresarnos y comunicarnos (la voz) y que los problemas asociados a ésta pueden presentarse desde edades tempranas. Tampoco se olvida de las personas que la emplean en su trabajo diario, como es el caso de los docentes. “Los profesores son los profesionales que presentan una mayor incidencia de patología vocal, llegando al 22%. Uno de cada cuatro o cinco tiene problemas de voz. Los responsables de los centros debieran facilitar cursos o charlas de sus profesores con logopedas que les ayuden a mejorar la emisión vocal”, señala.
Partiendo de que el buen uso de la voz es fundamental para este colectivo, y que ayudar a que los alumnos mejoren sus alteraciones vocales es importante para su bienestar, Cobeta nos habla de la ayuda que proporciona la logopedia en el ámbito de la educación.
Pregunta: ¿Qué puede hacer un logopeda para ayudar a los estudiantes con patologías de la voz o retrasos en el lenguaje?
Respuesta: Los logopedas son profesionales involucrados en las alteraciones de la comunicación, y su relación con los profesores es muy próxima ya que estos son quienes detectan (en muchos casos) la existencia de alguna patología.
Los retrasos y las alteraciones del lenguaje se suelen percibir a edades tempranas, así que son los profesores de las primeras etapas quienes mejor podrán aconsejar a los padres sobre la necesidad de que un logopeda y un médico (generalmente es el otorrinolaringólogo el que diagnostica que no haya patología auditiva o laríngea) intervengan.
El logopeda puede detectar con facilidad el grado de retraso del lenguaje que presenta un alumno y ofrecer los medios necesarios a través de programas de rehabilitación. Afortunadamente, en la mayoría de los casos se trata de alteraciones leves de fácil solución que permitirán al docente continuar con su labor educativa; los casos severos de las alteraciones del lenguaje suelen ser conocidos por los padres, que han orientado a sus hijos hacia programas específicos.
Las alteraciones de la voz pueden manifestarse a cualquier edad. No obstante, es interesante para los profesores detectar la disfonía (voz no normal) del niño lo antes posible ya que puede corresponder a pequeñas lesiones congénitas de las cuerdas vocales. Los estudiantes, por lo general, tienen ronqueras mantenidas en el tiempo debido a ciertos comportamientos de liderazgo impulsivos. En esos casos, que son la mayoría, la colaboración entre el profesor y el logopeda es muy efectiva para conseguir comportamientos adecuados (corregidos) que mejoren las alteraciones por el sobreesfuerzo de la voz.
P: ¿Cómo puede detectar un profesor cuando un alumno necesita el tratamiento de un logopeda?
R: Los profesores tienen tres cosas importantes: formación, experiencia y capacidad para la observación. El profesor sabe cuáles son los hitos que el niño debe ir alcanzando a lo largo de su desarrollo, especialmente en las primeras etapas escolares. Conoce muy bien que existen desarrollos lentos y rápidos, y sabe también de la importancia de los entornos familiares.
Los buenos hábitos vocales son imprescindibles para evitar disfonías (ronqueras) y corregirlas si ya se han producido.
Si dentro de esos parámetros reconoce niños con problemas de comunicación y/o socialización, es muy posible que haya detectado la necesidad de apoyo logopédico. El docente durante su trabajo podrá percatarse de las dificultades en la pronunciación de nuevos sonidos, en los cambios en el orden de las sílabas o las palabras y en la incapacidad para la repetición de palabras o frases. Ese sería el momento de buscar ayuda con un profesional.
P: ¿Cuáles son los beneficios que aporta la logopedia en los niños?
R: Si bien el logopeda puede actuar en cualquier etapa del desarrollo, es en la infancia donde juega un papel más importante pues condiciona buena parte de su desarrollo posterior y del resto de su vida. Los beneficios, como hemos dicho, se dan en la mejora y normalización de la comunicación y la socialización. En este sentido, son un complemento excelente para la labor llevada a cabo por los profesores.
P: ¿Aconsejaría las prácticas preventivas como enseñar a los alumnos desde pequeños buenos hábitos vocales?
R: Los buenos hábitos vocales son imprescindibles para evitar disfonías (ronqueras) y corregirlas si ya se han producido. El ejemplo del habla familiar es importante para implementar desde el origen los buenos hábitos vocales: evitar los gritos, respetar los turnos de palabra y, sobre todo, no hablar elevando la voz sobre el ruido ambiente.
También el carácter de los niños es clave, pues cuando no hay lesiones orgánicas iniciales en las cuerdas vocales, los más extrovertidos o impulsivos son los que tienen más lesiones vocales, especialmente nódulos. El profesor puede ayudar modulando los comportamientos impulsivos: también dando ejemplo hablando de forma sosegada (aunque esto es difícil con niños muy pequeños) y haciendo que se hable respetando un turno.
P: Por otra parte, además de la educación, ¿en qué otros sectores puede trabajar un logopeda?
R: La sociedad actual está muy sensibilizada con los problemas de la comunicación, y esto hace que hace que los logopedas tengan nuevos y más extensos campos para la actuación profesional.
Entre el 5% y el 7% de la población padece alguna patología logopédica. Así, la logopedia presta su atención a las personas con problemas comunicativos a lo largo de todo su ciclo vital, desde la atención infantil a la geriátrica. Además de la educación, la logopedia, no debemos olvidarlo, pertenece a las ciencias sanitarias.
La sociedad actual está muy sensibilizada con los problemas de la comunicación, y esto hace que hace que los logopedas tengan nuevos y más extensos campos para la actuación profesional.
Esto hace que los hospitales y otros centros sanitarios dispongan de puestos profesionales para ellos: hospitales (otorrinolaringología, foniatría, rehabilitación, cirugía maxilofacial, neurología, neuropediatría, psiquiatría, psicología, rehabilitación en daño cerebral, etc.), centros de atención primaria, servicios socio-sanitarios, atención domiciliaria, centros de logopedia (centros CAT, centros multidisciplinares...), centros de atención precoz, centros geriátricos… No hay que olvidar que los logopedas también pueden desarrollar su actividad en gabinetes y centros privados, por lo general en centros con compañeros especializados en diversos campos de actuación.
P: Por último, en cuanto a los estudios que dirige, ¿por qué el Grado de Logopedia de CUNIMAD prepara de forma integral para trabajar con los trastornos descritos anteriormente?
R: Cuando diseñamos el Grado teníamos en mente la idea integradora de la formación que queríamos que recibiesen los alumnos. Es cierto que los estudios de Logopedia están muy bien perfilados en la orden CIN/726/2009, pero dentro de esta regulación la experiencia acumulada y la idea integradora nos ha llevado a un diseño capaz de dar respuesta a los retos que tiene actualmente la logopedia.
Ignacio Cobeta, director del Grado en Logopedia de CUNIMAD, detalla en el siguiente vídeo el contenido del Grado que dirige: