El proceso de enseñanza y aprendizaje está cambiando gracias a la tecnología. Así lo cuenta Carlos Alonso, responsable de Educación de HP Inc. España y Portugal, que reflexiona sobre cómo aprovechar todas sus posibilidades en esta entrevista.
¿Es necesario un dispositivo con Internet para estudiar?
Si estudiar significa que los niños abran el libro de texto y los apuntes para que, cuando llegue el temido examen, tengan todo memorizado y aprueben, no es necesario un dispositivo. Ni siquiera Internet. ¿Pero queremos preparar a los alumnos en este modelo de aprendizaje? Creo que la educación debe atender al desarrollo de competencias para que los chicos puedan desenvolverse en una sociedad más global, competitiva y responsable. Una sociedad que demanda otras habilidades, como la capacidad de resolver problemas de forma creativa. Deben ser capaces de comunicarse en diferentes entornos, trabajar en equipo y compartir, pensar de forma crítica, etcétera. La tecnología es un medio, nunca el fin, y utilizada con sentido da unos resultados brillantes.
¿Qué aporta la tecnología en el día a día de los alumnos?
Gracias a ella, las ventanas del aula se abren para dejar entrar aire fresco y permitir que fluya la creatividad y el aprendizaje. Cuando se consigue, el acceso a la información es mayor y, por tanto, aumentan las habilidades de los estudiantes. En este contexto es fundamental contar con un profesor que sea capaz de convertir esa información en verdadero conocimiento para su alumnado. Es en ese momento cuando el docente cambia su rol y se convierte en guía, tratando de sacar lo mejor de cada uno de ellos. También deben existir controles de seguridad y unas buenas infraestructuras de red. Por desgracia, la conexión a Internet en los centros sigue siendo la asignatura pendiente. En definitiva, el acceso a la tecnología sólo tiene un objetivo: dar a cada alumno lo que necesita para que pueda desarrollar su potencial y su talento. Cada uno de ellos es bueno en algo y uno de los grandes retos de HP es ser capaces de personalizar su aprendizaje.
¿Este cambio requiere modificar la forma en que los profesores dan las clases?
Absolutamente no, y si la pregunta fuera “¿deben aprender los niños sólo en un modelo memorístico?” también diría que no. Desarrollar la memoria de trabajo tiene excelentes resultados. Si atendemos a la taxonomía de Bloom revisada, si recuerdas cierta información, la asimilas y, además, la aplicas, podrás tener la base para crear, evaluar y analizar, dando lugar al aprendizaje más profundo. La grandeza del momento en el que vivimos es que, gracias a los avances de la tecnología, podemos preparar a los alumnos mejor que antes, con las habilidades y competencias clave del siglo XXI. Esto, por supuesto, plantea un cambio metodológico en el aula. El modelo en el que el profesor se sitúa encima de una tarima o enfrente de todos los alumnos y al que todos ellos deben atender y aceptar todo lo que diga tiene que cambiar. Desde HP y con la implantación de la solución educativa en las aulas pretendemos que el centro del aprendizaje sea el alumno.
¿Cómo contribuye HP a que la tecnología en Educación sea una realidad?
Llevamos a cabo varios proyectos en colegios de todo el país basados en transformar la Educación. No tratamos de ofrecer a los centros dispositivos, sino de aportar herramientas de creación a toda la comunidad educativa para compartir, trabajar en equipo, capturar la realidad, modificarla… Se trata de poner en práctica una filosofía maker, el Blending Learning o aprender haciendo. Está en concordancia con las competencias exigidas en este nuevo siglo, las denominadas STEAM. No hay que hacer una gran inversión para adquirir estos dispositivos que permiten avanzar en el aprendizaje. Creo que hay que apostar por una educación que evoluciona con el tiempo, accesible a través de las nuevas tecnologías.
El uso de la tecnología nos debería ser mas sensibles ante la mayor necesidad y desventaja de unos pueblos y ser mas sensibles para desarrollar la creatividad. Es válida la expresión que la tecnología es un medio y nunca un fin.