Maestra especializada en el desarrollo de la inteligencia emocional y asesora en contenidos de educación emocional, Anna Carpena nos desvela en la siguiente entrevista las claves para desarrollar una adecuada educación emocional y cómo el profesorado puede ayudar a que los estudiantes gestionen sus emociones y descubran sus sentimientos. También nos explica las consecuencias que puede tener en el alumnado si esta gestión no se lleva a la práctica.
¿Cómo desarrollar una adecuada educación emocional?
Para desarrollar las competencias emocionales en los niños es necesario que la persona que educa esté educada. La educación emocional implica vivencias de interioridad para encontrarse consigo mismo, para conectar con las propias emociones y comprender la información que nos proporcionan, a la vez que también se conecta con el pensamiento y con los estados corporales que acompañan las emociones (éstas se manifiestan a través del cuerpo). Haber vivido experiencias de introspección es la base para orientar a semejantes. Aprender a gestionar lo que hallamos en nuestro interior es el siguiente paso, y todo ello nos prepara para el desarrollo de la inteligencia social.
La comprensión y gestión de uno mismo favorecerá el encuentro armónico con el otro, con los múltiples 'otros'. Podríamos resumir el proceso de la siguiente manera: “Porque yo me conozco y me siento estoy en disposición de conocerte y de sentirte. Porque yo puedo regular lo que pienso y siento puedo acercarme a ti creando relaciones positivas”.
¿Cuáles son los pilares que la fundamentan?
Desde la psicología, hoy se reconoce la presencia permanente de las emociones en todo ser humano y la neurociencia nos aporta importante información sobre la posibilidad de tener acceso a la gestión del sentir. Por medio de investigaciones se ha comprobado que la regulación de las emociones influye directamente en el rendimiento de los estudios y en el trabajo, y ello favorece una sociabilidad éticamente comprometida.
La mirada humanista es el tercer pilar, necesario para mantener actitudes éticas. Ser competente en la autogestión de los estados emocionales y competentes en el conocimiento de las otras personas no debería nunca facilitar acciones de injusticia o de manipulación.
Según su experiencia, ¿cómo puede el profesorado ayudar a que los estudiantes gestionen sus emociones y descubran sus sentimientos?
La conexión y toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental
Los requisitos indispensables son; un marco adecuado, sistematización de objetivos y contenidos y una práctica real organizada a partir de actividades programadas (a la vez que una permanente práctica educativa en la vida escolar). Sin embargo el proceso que se ponga en marcha no tendrá sentido si queda cerrado en un aprendizaje de técnicas sin ir acompañadas de una reflexión y orientación que contribuyan a un compromiso con el bienestar colectivo y no solo el bienestar y plenitud individual.
La conexión y toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental. Para que sea posible integrar emoción y conciencia hay que orientar al alumnado en la adquisición de la habilidad de sentir de manera consciente y en la capacitación para ponerle nombre. Con la práctica, se puede desarrollar una habilidad automática que identifique constantemente qué se está sintiendo y tener automatizadas acciones de autogestión, o control interno, permitiendo autoajustar el comportamiento.
El clima emocional favorecerá, o no, el desarrollo de la educación emocional. Un clima adecuado es aquel en el que todos los alumnos saben y sienten que importan, donde cada uno es reconocido y escuchado y existen fuertes vínculos afectivos entre todos los miembros del grupo. En este marco el profesorado ofrece modelos sólidos de inteligencia emocional y tiene autoridad moral.
¿Y en el caso de las familias?
La familia que acepta las emociones de sus hijos, les ayudan a hablar de ellas y les ofrecen apoyo afectivo está poniendo las bases para su competencia emocional. Para ello han de interesarse realmente por cómo se sienten, sin juzgar, ni negar, ni prohibir ningún sentimiento. Niños y niñas necesitan que se les reconozca y valide su sentir. Solo con la aceptación se contribuye a la gestión emocional.
La familia que acepta las emociones de sus hijos, les ayudan a hablar de ellas y les ofrecen apoyo afectivo está poniendo las bases para su competencia emocional
Mamás y papás han de tomar conciencia de que son modelos emocionales y que los hijos reciben directamente el tono emocional que se vive en casa. Por ejemplo, si los padres son optimistas o pesimistas, o si muestran agresividad en su trato con amenazas y gritos, los niños tendrán el mismo estilo emocional como base de su actuación. Dado que muchos adultos todavía no han conseguido personalmente la capacidad de autorregularse, sería conveniente plantearse poner en marcha este aprendizaje. Las escuelas de padres pueden ser un buen espacio para este propósito.
¿Echa en falta una mayor presencia de los programas de educación emocional en las escuelas, o quizás ahora se es más consciente de su importancia?
En los últimos años hay un interés generalizado por la inteligencia emocional, sin embargo el desarrollo de este potencial humano, en su totalidad y de manera sistemática, se está asumiendo muy lentamente en el sistema educativo. En algunos sectores, con el temor de contribuir a crear debilidades, todavía se opina que la educación de esta vertiente humana es una forma "blanda" de educar aunque la realidad ha demostrado que este trabajo, riguroso y sistematizado, conducido por profesorado emocionalmente inteligente, aumenta las fortalezas personales, emocionales, cognitivas y ejecutivas.
¿Qué peligros corremos si no logramos que los estudiantes aprendan a gestionar sus emociones?
No trabajar la competencia emocional significa no desarrollar aquellas capacidades que contribuyen a que las emociones vayan a favor y no en contra de uno mismo, lo que tiene repercusiones no solo a corto plazo, en el ámbito escolar, sino que repercute en la edad adulta. A la vez, no tener capacidad de autogestión compromete la capacidad de tener y sostener relaciones satisfactorias. La educación emocional puede prevenir, entre otras, situaciones de adición, ansiedad, depresión, agresividad, bullying y conductas de riesgo.
Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?
- Emoción: estado orgánico que conduce a la acción como respuesta a estímulos ambientales o internos. Su función es la supervivencia.
- Empatía: capacidad para comprender a otra persona y sentir sus sentimientos. Conduce a la compasión y a la conducta prosocial.
- Escuela: debería ser un espacio para realizarse satisfactoriamente como persona.
- Inteligencia: facultad de percibir y comprender el medio y las habilidades de interacción e intervención en él de manera adaptativa y constructiva. Implica múltiples factores, uno de ellos es el autoconocimiento y la capacidad de autogestión.
Es necesario aprender a gestionar las emociones, como la rabia o el odio, pero también debemos utilizar éstas para ser más empaticos y poder ayudar a nuestros compañeros o compañeras.
Os recomiendo la lectura de esta entrada de Votatuprofesor, un portal educativo con bastante renombre:
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