Si utilizas habitualmente redes sociales como TikTok y te interesan los temas relacionados con el feminismo, probablemente conozcas a Ángeles Taro: tiene más de 200 mil seguidores, con los que comparte vídeos en los que da a conocer a mujeres olvidadas por la historia; figuras ignoradas o consideradas menos importantes que sus coetáneos masculinos, aunque eso haya provocado que ‘se pierda’ su importante legado en ciencias, arte o letras.
En las últimas semanas ha dado un paso más en su labor de divulgación con el libro ‘Exaltadas, locas, modernas. Grandes mujeres que desafiaron al patriarcado’ (Bruguera), en el que relata con mayor profundidad la vida y obra de mujeres de todas las épocas. Así, busca poner su granito de arena para que las niñas tengan los referentes femeninos necesarios para inspirarse y empoderarse.
Pregunta: ¿Qué le motivó a iniciarse como divulgadora feminista?
Respuesta: Con el paso de los años me he ido informando y concienciando de que la violencia que recibíamos las mujeres tenía una raíz común: tenemos a nuestras espaldas milenios de historia en los que el patriarcado ha estado ejerciendo sobre nosotras una represión brutal y que explica las consecuencias que sufrimos en la actualidad, que van desde que te metan mano en el instituto sin consentimiento, hasta el acoso callejero o el hecho de que nos digan que eran los niños los que están más ‘hechos’ para campos como la ciencia. Además, que en los colegios hayamos carecido de referentes femeninos también ha sido (y sigue siendo) una forma de violencia machista. Por lo tanto, recuperar estos referentes me parecía un buen punto de partida para comenzar a hacer este tipo de divulgación.
P:¿Cuál ha sido la respuesta del público a su proyecto y cómo cree que ha contribuido a aumentar la visibilidad de las mujeres en la historia?
R: No podía imaginar que vídeos en los que hablo de mujeres de la historia como María Telo o Simone Veil fuesen a tener cientos de miles de reproducciones. Ahora, no solo desde mi perfil sino también desde los de otras compañeras creadoras de contenido, podemos utilizar una herramienta tan actual como las redes sociales para que mucha gente conozca a mujeres invisibilizadas, y me parece una forma muy bonita de hacerles justicia.
P: ¿Ha encontrado/encuentra muchos obstáculos al investigar y compartir la historia de mujeres que no han logrado el reconocimiento que se merecen?
R: Por suerte ahora lo tenemos más fácil que nunca gracias al trabajo que historiadoras con perspectiva feminista. Sin embargo, son tantas las mujeres olvidadas que a veces cuesta sacar la información, por ejemplo, teniendo sólo fuentes en inglés o libros descatalogados que cuestan encontrar. Y hay otras mujeres que, aunque haya muchas fuentes que las mencionan, comparten una información sesgada que hace falta revisionar, como es el caso de muchas catalogadas como ‘musas’ de artistas hombres, cuando ellas también fueron artistas creadoras. También hay mujeres de las que ya no se podrá recuperar su memoria y que nos quedaremos con las ganas de conocer.
P: ¿Qué consejo le daría a los docentes para abordar la historia desde una perspectiva feminista?
R: Creo que el listón tampoco está demasiado alto: los hombres siguen protagonizando los libros de texto, y para incluir mujeres hay que recurrir a libros especializados en el tema. Debería ser responsabilidad del sistema educativo establecer las pautas y el temario teniendo en cuenta que tenemos que darles a las niñas de hoy referentes femeninos de los que carecemos, para que sean conscientes de que pueden dedicarse a lo que les dé la gana sin tener ningún impedimento de género.
P: Recientemente ha publicado el libro ‘Exaltadas, locas, modernas. Grandes mujeres que desafiaron al patriarcado’. ¿Qué le impulsó a escribirlo y qué van a encontrar en él los lectores? ¿Ha notado la diferencia entre crear contenido para las redes sociales y publicar en un formato completamente diferente?
R: La necesidad de recapitular, ordenar y enrollarme con temas como los que trato en redes sociales de una manera más reflexiva me llevó a escribir el libro. En vídeos de poco más de un minuto no da tiempo a profundizar en el tema, aunque sí para abrir la veda a que mis seguidoras puedan ampliar información por su cuenta. Así, al menos, conocen la existencia de esas mujeres o de esas prácticas violentas que se han ejercido sobre nosotras. Encontrarán, al igual que en mis vídeos, un lenguaje fresco, sarcasmo y humor en los que me refugio cuando trato temas tan indignantes como nuestra invisibilización a lo largo de la historia. Además, es bastante dinámico y hace que los lectores ni se aburran ni se pierdan, ya que es un libro para que lo pueda entender todo el mundo.
La diferencia de formato ha sido bastante significativa. No es lo mismo escribir un guion para un vídeo en el que sabes que puedes expresar el tono a tu conveniencia, que hacerlo por escrito. También la investigación de cada una de las mujeres y de los temas que aparecen en el libro ha sido mucho más profunda, aunque he disfrutado mucho con el proceso. Estoy bastante contenta con el resultado que hemos conseguido para mantener la coherencia con mi tipo de perfil en redes.
P: ¿Alguna de las historias que recoge en la obra le ha impactado de manera especial?
R: Siempre se me hace difícil elegir una porque todas las historias son seleccionadas por algo que me ha removido por dentro. Aunque una de ellas me pareció super bonita: Agnódice, una mujer que en la antigua Grecia quiso ayudar a las mujeres embarazadas que, en esos tiempos, sólo podían ser atendidas por hombres. Haciéndose pasar por uno, se dedicó a la ginecología y obstetricia. De puertas para afuera era un hombre, pero de puertas para dentro, era una mujer atendiendo a otras mujeres que sabían su secreto. El éxito que tuvo hizo enfadar a sus compañeros varones, que veían que todas las pacientes se las llevaba ‘él’, y le denunciaron inventándose que estaba abusando sexualmente de ellas. En el juicio, Agnódice confesó que era una mujer para librarse de la condena, pero en esa sociedad el delito de que una mujer se dedicara a una profesión de hombres y se travistiera era todavía peor. Así que la condenaron a muerte, pero fue entonces cuando todas esas mujeres a las que había atendido se reunieron para pedir su absolución, llegando a amenazar a sus maridos con no tener sexo con ellos o, incluso, con quitarse la vida. Gracias a ese acto de sororidad, Agnódice pudo librarse de la condena y además permitieron que las mujeres pudieran dedicarse a la ginecología.
P: ¿Cree que en la actualidad las mujeres siguen estando silenciadas?
R: Todavía queda mucho camino por recorrer, la balanza está muy desequilibrada en nuestra contra y no es algo que hayamos podido resolver en 40 o 50 años, cuando son miles de años de represión patriarcal que cargamos a nuestras espaldas. Lo podemos ver en las jugadoras de fútbol femenino que no reciben ni de lejos la misma visibilidad ni facilidad que sus compañeros varones; o en el mundo del gaming donde recientemente, en los premios ESLAND, el porcentaje de nominaciones femeninas era bochornoso, ya que no llegaba ni al 5%.
P: En el futuro, ¿los libros de texto incluirán más referentes femeninos? ¿Qué tiene que suceder para que esto ocurra?
R: Creo que poco a poco se va mejorando este punto aunque la balanza está muy desequilibrada. Hace falta más educación feminista, ya no sólo incluyendo a las mujeres en los libros, que es algo muy importante, sino también en conductas de igualdad. Los niños y niñas de ahora necesitan recibir una educación que nos permita que en un futuro podamos decir que hemos acabado de una vez por todas con la discriminación, con la violencia de género y con la violencia machista. Para ello, necesitamos que absolutamente todos los partidos políticos se pongan de acuerdo con esto: que no haya ninguno que niegue la existencia de la violencia machista, o que dejen de llamar adoctrinamiento a las charlas sobre concienciación feminista o lgbt en las escuelas. Que no exista ningún candidato a la presidencia que haya anunciado abiertamente que si llega a presidente, eliminaría el ministerio de Igualdad. También es necesario que se nos escuche a las mujeres, que no se pongan en duda nuestros derechos ni a las víctimas por violación, abusos o maltratos y que en la sociedad exista una concienciación real de la necesidad del feminismo.