Más de 51.000 estudiantes en enseñanzas no universitarias han sido diagnosticados con altas capacidades; una cualidad que describe una capacidad de aprendizaje muy superior a la media y una forma de aprender radicalmente distinta a la del resto de niños de su edad que exige un tratamiento educativo diferenciado. Susana García-Moya es docente especialista en altas capacidades y acudirá a SIMO EDUCACIÓN 2024 con una ponencia en la que explicará cómo las herramientas metodológicas diseñadas para beneficiar a este alumnado también pueden ser eficaces para el resto de alumnado, sin necesidad de contar con un informe o diagnóstico previo; con ellas, es posible atender a toda la diversidad del aula y sus necesidades desde el primer día.
Además, impartirá un taller complementario con un enfoque práctico y participativo en el que se explorarán casos concretos y se diseñarán actividades personalizadas utilizando herramientas metodológicas que favorezcan el aprendizaje de estudiantes con altas capacidades y del resto de la clase.
Pregunta: ¿Cuáles son las principales señales que un docente debería reconocer para identificar a un estudiante con altas capacidades?
Respuesta: Un docente puede notar en los estudiantes con altas capacidades varios rasgos comunes, aunque no siempre se manifiestan de la misma manera ni al mismo tiempo. Entre ellos, destaca un gran interés por temas que suelen ir más allá del currículum, pensamiento crítico avanzado y la capacidad de generar conexiones complejas entre ideas. Estos estudiantes también tienden a aprender con rapidez y mostrar una gran sensibilidad emocional. Otras señales incluyen la creatividad en la resolución de problemas, un alto sentido de justicia y, en algunos casos, una necesidad de perfección en sus trabajos si la información les interesa.
Pregunta: ¿Cómo impacta en los estudiantes y sus familias no ser detectados o atendidos a tiempo?
R: La falta de identificación y apoyo puede tener consecuencias profundas: los estudiantes no identificados suelen experimentar frustración, aburrimiento y, en ocasiones, desarrollar problemas de autoestima. Sin un entorno que comprenda sus necesidades, pueden sentirse incomprendidos y hasta llegar a desmotivarse, lo que puede traducirse en un bajo rendimiento o problemas de conducta. Para las familias, no contar con información o con un diagnóstico puede generar incertidumbre o, incluso, conflictos familiares por no saber cómo actuar o por recibir opiniones contradictorias.
P: ¿Están preparados los centros educativos para responder a las necesidades de este alumnado?
R: En general, la respuesta depende mucho del centro en particular. Aunque se ha avanzado, muchos centros aún no disponen de los recursos ni la formación suficiente para atender plenamente a este alumnado. Existe una falta de programas específicos de enriquecimiento y formación en altas capacidades, tanto para el profesorado como para el equipo de orientación. La concienciación está en aumento, pero todavía falta mucho para lograr una personalización que responda realmente a las necesidades de cada alumno con altas capacidades.
P: ¿Cómo puede la tecnología o la innovación educativa mejorar el apoyo a estos estudiantes con AACC dentro del aula?
R: La tecnología permite personalizar y enriquecer la educación de forma accesible y dinámica. Herramientas digitales como plataformas de aprendizaje adaptativo y simulaciones en áreas avanzadas (matemáticas, ciencias o programación) ofrecen a estos estudiantes la oportunidad de explorar temas más profundos y complejos a su ritmo. Además, la tecnología facilita el acceso a redes de colaboración y mentorías virtuales, conectando a estos estudiantes con expertos o con otros alumnos de intereses similares. Integrar la tecnología dentro de una pedagogía activa puede enriquecer de forma significativa el entorno de aprendizaje.
P: ¿Qué ventajas ofrece la enseñanza multinivel en un aula diversa y cómo se puede implementar desde el primer día?
R: La enseñanza multinivel permite que todos los estudiantes trabajen en tareas que se ajusten a su nivel de competencia y ritmo, promoviendo la inclusión y el desarrollo personal. Desde el primer día, el docente puede ofrecer actividades con distintos grados de complejidad, de modo que cada estudiante pueda avanzar de acuerdo con sus habilidades. Esto no solo beneficia a los estudiantes con altas capacidades, sino que también atiende la diversidad de niveles y estilos de aprendizaje presentes en el aula. Implementar estrategias como los contratos de aprendizaje, las estaciones de trabajo y los proyectos colaborativos multinivel ayuda a integrar esta práctica de forma efectiva.
P: ¿Qué consejos le darías a una familia que sospecha que su hijo o hija tiene altas capacidades pero no sabe cómo actuar?
R: Solicitar al centro educativo una evaluación es un buen primer paso para que el menor reciba el apoyo específico que necesita, además de beneficiarse de estas metodologías inclusivas. De esta forma, se puede adaptar el entorno educativo con actividades que estimulen sus capacidades y le ofrezcan desafíos apropiados sin añadir una presión excesiva o expectativas desmedidas. El objetivo es que se sienta valorado y comprendido, y que pueda aprender y desarrollarse a su propio ritmo.
Además, sugiero que la familia se informe a través de fuentes fiables y busque apoyo en asociaciones especializadas en altas capacidades. Estas asociaciones ofrecen orientación, recursos y actividades de enriquecimiento que complementen el trabajo del centro. Por último, recomiendo fomentar una educación emocional sólida en casa, ayudándole a comprender y gestionar sus emociones, así como a fortalecer su autoestima y bienestar.
P: A pesar de que en las aulas el diagnóstico de distintas necesidades educativas se realiza a partir de Primaria, ¿a qué edad consideras que se podría diagnosticar de manera fiable a un menor con altas capacidades? ¿Es importante hacerlo antes de los 5 años?
R: Es posible observar características propias de altas capacidades en la etapa de Educación Infantil con facilidad teniendo un mínimo de formación sobre las características de este alumnado. Una detección temprana puede ayudar a los padres y docentes a ajustar el entorno educativo de manera que se estimule su desarrollo sin crearles presiones innecesarias. En muchos casos, lo importante es identificar las necesidades educativas que surjan, más allá de un diagnóstico formal. Si se observan ciertas características, se puede adaptar el entorno para fomentar el desarrollo de su potencial. Por tanto, para mí la detección e identificación temprana es fundamental para ajustar la respuesta educativa lo antes posible.
P: ¿Cuál es tu visión sobre el futuro de la atención a las altas capacidades en el sistema educativo? ¿Consideras que hay avances?
R: La atención a las altas capacidades ha avanzado en términos de visibilidad, y cada vez se comprende mejor la importancia de una intervención adecuada. Sin embargo, todavía quedan barreras importantes por superar, especialmente en la formación del profesorado y en el acceso a programas específicos de enriquecimiento dentro del horario escolar. Confío en que, con el aumento de la investigación y la sensibilización sobre el tema, los centros educativos puedan adoptar un enfoque inclusivo y personalizado, donde el talento de cada estudiante sea apoyado y reconocido en toda su diversidad.