El papel de la escuela en la educación digital de los menores

Regular el uso de la tecnología en el aula y apostar por la formación de toda la comunidad educativa son algunas de las claves que destaca el psicólogo Alberto Soler sobre educación digital en los centros en este artículo de opinión.

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Suecia, que ha sido pionera en la digitalización de las aulas, está comenzando a desandar el camino emprendido tras conocer los resultados de su país en el Informe PIRLS 2021, publicados en mayo de este mismo año, en el que se evidencia una importante disminución de la capacidad lectora entre los estudiantes suecos. Este problema se asocia, según muchos expertos, precisamente a las medidas de digitalización llevadas a cabo en las últimas décadas, por lo que el gobierno sueco prevé limitar el uso de dispositivos digitales en los colegios e introducir de nuevo los libros de texto. No sería extraño que muchos países que seguían la estela de Suecia tomen decisiones similares en los próximos años. Y es que, en este contexto de creciente digitalización y exposición cada vez más temprana a medios digitales, la escuela debe ser una aliada por la salud y el desarrollo infantil.

Cada vez más la tecnología e Internet se han integrado de manera ineludible en la vida cotidiana de los estudiantes, transformando la forma en la que aprenden, se comunican y se entretienen, y no siempre de un modo tan positivo como el que se creía, como evidencia el caso de Suecia. Este creciente contacto con la tecnología plantea desafíos significativos en cuanto a la seguridad y la responsabilidad en su uso, y la educación digital se vuelve esencial para paliar los riesgos asociados. De hecho, según el informe ‘Estar en línea: niños y padres en Internet’, de Kaspersky, el 21,5% de las familias en España afirma haber descubierto a sus hijos hablando con desconocidos en Internet y el 12,5% ha visto cómo compartían información personal, como el nombre del centro educativo en el que estudian. Además, el 75% cree que sus hijos no están preparados o no cuentan con las nociones suficientes para hacer un uso seguro de Internet.

Educación y formación

Asimismo, hay voces que defienden una regulación de estos medios en menores, y las familias que piden medidas no paran de crecer, a la vista de los riesgos de esa exposición tan temprana. Recientemente, el psicólogo clínico Francisco Villar, experto en prevención del suicidio en adolescentes, abogaba por la prohibición de los dispositivos móviles para menores de 16 años y una regulación de uso restrictiva entre los 16 y los 18. Sin embargo, 7 de cada 10 menores de edad tienen teléfono móvil, según el estudio ‘El uso de las tecnologías por menores en España’, del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). Por este motivo, la educación en ciberseguridad es más necesaria que nunca para la infancia como, por ejemplo, mediante la iniciativa ‘Kasper, Sky y el oso verde’, una obra de teatro para enseñar a los pequeños las amenazas en Internet, que ha sido representada ya en 106 colegios, con más de 16.600 estudiantes como espectadores.

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Desde la escuela se pueden adoptar medidas que contribuyan a mejorar la seguridad del alumnado y así minimizar los riesgos asociados a la exposición temprana a tecnología e Internet, como las siguientes:

  • Durante la Educación Infantil, debería limitarse de manera absoluta la exposición a medios digitales en el alumnado, ya que los aprendizajes que deben desarrollar durante esta etapa no los requieren y, de hecho, pueden verse interferidos por ellos.
  • Ofrecer formación y recursos a las familias sobre un buen uso de los medios digitales y la importancia de reducción del tiempo de exposición a las pantallas.
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  • Formar a los docentes en cuestiones relativas a privacidad, ciberseguridad y nuevas tecnologías. Iniciativas como Familia Segura, de Kaspersky, ofrecen información y recursos para que los adultos cuenten con herramientas a la hora de educar en materia de seguridad en Internet.
  • Tener una política de centro en la que se prohíba de forma explícita el uso de teléfonos móviles por parte del alumnado dentro del centro escolar (tanto en Primaria como, especialmente, Secundaria), y minimizar el uso de estos dispositivos por parte de los docentes para asegurar un modelo de uso responsable de la tecnología.
  • No exponer la imagen de los estudiantes de forma pública por parte del centro (redes sociales, página web, etc.) y minimizar las imágenes que se toman del alumnado.
  • En Primaria, limitar el uso de nuevas tecnologías que no hayan mostrado una eficacia superior a los métodos de enseñanza tradicionales.
  • Desarrollar programas de fomento de la lectura e incentivar la lectura en papel, destacando sus beneficios para la concentración y la comprensión.
  • Priorizar actividades prácticas y basadas en el aula que no dependan de la tecnología.
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