La tecnología ha facilitado muchos aspectos de nuestras vidas: gracias a ella tenemos acceso inmediato a un sinfín de información en un clic e, incluso, es posible trabajar desde casa. Los teléfonos inteligentes, en particular, se han convertido en mucho más que un dispositivo para enviar y recibir llamadas. Para muchas personas, contienen toda su vida, incluidas cientos de fotos que capturan momentos y experiencias con sus seres queridos. Entonces y con todas estas soluciones digitales, ¿por qué es importante imprimir materiales y fotos? Los materiales impresos refuerzan las conexiones y el sentimiento de identidad en la infancia, sobre todo en los primeros años de vida, y también pueden tener importantes beneficios para la enseñanza.
Los beneficios de la impresión para los más pequeños
En lo referente a la lectura y la escritura, los textos impresos ayudan a aumentar la motricidad fina, la creatividad y la comprensión de un modo que no pueden hacer los textos digitales. Las investigaciones demuestran que están relacionados con un mejor rendimiento académico en general. Una página o un libro también son tangibles, por lo que los menores recuerdan más porque pueden releer pasajes y repasar lo que han leído fácilmente. En la infancia, tener en posesión algo que pueden sentir y tocar, supone que los pequeños lo valoren más ya que se sienten importantes porque les pertenece. También lo pueden compartir con los demás, convirtiéndose en una herramienta para crear experiencias y vínculos sociales.
En cuanto a las fotografías impresas aportan a los menores una sensación de lugar y pertenencia. También ayudan a conservar los recuerdos, ya que resulta mucho más sencillo contar historias y rememorarlos a partir de fotos impresas que con un smartphone. Igualmente solemos fijarnos más en los detalles de éstas. Mientras que una foto digital es una instantánea, la versión impresa nos permite captar más información, como las expresiones faciales y las experiencias emocionales. En la infancia ayudan a sentirse más conectados con la experiencia en sí misma, ya que recuerdan detalles no solo del acontecimiento en sí, sino también de los sentimientos y las emociones.
Un buen uso de las pantallas
Por todo lo dicho es importante asegurarse de que los menores tengan acceso a una amplia gama de materiales para su aprendizaje académico y socioemocional ya que les ayudará a convertirse en individuos con un buen sentido de pertenencia y una mayor autoestima. No obstante, la tecnología forma parte de nuestras vidas y los menores pasan mucho tiempo frente a las pantallas. Teniendo en cuenta lo anterior, comparto algunas formas de ayudar a los más pequeños a reducir el tiempo que pasan frente a la pantalla:
1. Utilizar el tiempo frente a la pantalla como una ‘recompensa’. Por ejemplo, después de los deberes o las tareas domésticas.
2. Establecer expectativas y límites claros con un tiempo ‘libre de pantallas’ programado para toda la familia. Puede ser a la hora de cenar o en otros momentos en los que pueda reunirse la familia.
3. Intentar evitar las pantallas en el dormitorio. Tener dispositivos y pantallas en la habitación puede interrumpir los patrones de sueño y fomentar hábitos poco saludables.
4. Asegurarse de que los menores tienen suficientes oportunidades de relacionarse con otros pequeños cara a cara a través de aficiones, deportes u otras actividades.
5. Descargar una aplicación que limite el tiempo de pantalla del pequeño.
Y, por último, los adultos deben ser un buen modelo a seguir. Si los menores ven a sus familiares limitar su tiempo frente a la pantalla, es mucho más probable que sigan el mismo ejemplo. Sobre todo, si se puede aprovechar la oportunidad para hacer algo divertido juntos.
Hoy más que ayer el libro es de vital importancia. En la universidad se aprecia o yo aprecio lo siguiente: No saben leer, No entienden lo que leen porque no saben leer.