La educación inclusiva es fundamental para garantizar el acceso equitativo y universal al aprendizaje, reconociendo la diversidad y atendiendo las necesidades de todos los estudiantes independientemente de sus capacidades, origen o circunstancias personales. Y a la hora de ponerla en práctica en el aula existen multitud de herramientas y métodos para ello como, por ejemplo, la educación artística. ¿Cómo? A través de formas de expresión y actividades como la pintura, la música, el teatro y la danza, que promueven un espacio de creatividad donde cada estudiante puede desarrollarse a su ritmo y en el que se refuerza su autoestima.
Ideas artísticas para fomentar la inclusión
Como ejemplo de todo ello, AURA FORMACIÓN, un centro referente en la preparación de oposiciones a magisterio, plantea algunas ideas para que sea posible conseguir una educación más inclusiva a través de las actividades artísticas.
Visitar un museo inclusivo
Algunos museos desarrollan programas específicos para atender a la diversidad, como por ejemplo el Museo Tiflológico de la ONCE en el que las obras expuestas se pueden tocar, el Museu de Prehistòria en Valencia, que cuenta con materiales específicos para visitantes con TEA, y otros como el Guggenheim en Bilbao o el Thyssen-Bornemisza de Madrid, que han conseguido eliminar todas las barreras arquitectónicas, auditivas, visuales y sensoriales en sus instalaciones.
Organizar una exposición de arte abstracto
La expresión abstracta puede generar un espacio creativo más libre de prejuicios que en el arte figurativo. Y algunas ideas para trabajar esta corriente artística son desde una reinterpretación de las ‘improvisaciones’ de Kandinsky, hasta realizar un ‘action painting’ al estilo de Jackson Pollock.
Dejar que la fotografía entre en el aula
La fotografía permite hablar sobre emociones y una propuesta interesante es el planteamiento de tertulias dialógicas artísticas basadas en retratos. Las expresiones faciales representadas en los retratos proyectan emociones que pueden ser interpretables: invitar al alumnado a mirar a los demás y reflexionar sobre sus emociones ayuda a trabajar valores como la empatía.
Trabajar las funciones ejecutivas a través de una performance
Esta actividad rompe con los parámetros clásicos de la dramaturgia y sitúa al alumnado en un escenario divertido en que el sonido, la luz y el movimiento cobran protagonismo. Las artes escénicas son perfectas para el desarrollo de funciones ejecutivas como la autonomía, el lenguaje, la socialización o el control inhibitorio.
Fantástica idea!