La formación del profesorado es uno de los pilares fundamentales para garantizar una educación de calidad y alineada con los desafíos de la sociedad actual. Y aunque los cursos externos siguen siendo útiles y muy populares para el desarrollo profesional docente, en muchos casos resultan insuficientes al no responder de forma específica al contexto del aula ni a las necesidades concretas de cada institución. Por eso cada vez más se da importancia a la formación interna eficaz dentro del propio centro; una estrategia que recae en el equipo directivo ya que, según los expertos, deben adoptar un papel activo en la organización y la promoción de este tipo de formaciones.

Formación interna eficaz: claves principales

Estas son las características clave para desarrollar una formación interna eficaz según los especialistas:

Aprendizaje entre iguales

Esta estrategia se apoya en el trabajo colaborativo entre docentes. Compartir ideas, experiencias y buenas prácticas contribuye a crear un ambiente de apoyo mutuo en el centro; favorece una comunicación más fluida; y promueve la reflexión conjunta sobre cómo mejorar la enseñanza. Con dinámicas como los talleres y la observación entre compañeros, por ejemplo, el profesorado puede continuar con su formación y adaptar su práctica a las necesidades reales de su alumnado. “Los profesores, al igual que otros profesionales, aprenden a partir de la interacción con otros colegas, y la colaboración entre ellos se convierte en una herramienta imprescindible para favorecer una práctica reflexiva y llegar a la máxima eficacia docente”, destacan desde el GRAI, grupo de investigación de la Universitat Autònoma de Barcelona fundado en 2004.

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Metodologías activas

Los expertos señalan que la formación de los docentes debe incluir metodologías que involucren activamente al profesorado en su propio aprendizaje. No se trata solo de asistir a charlas o sesiones teóricas, sino de crear espacios donde analizar su trabajo, observar ejemplos reales, reflexionar con sus compañeros y buscar mejoras. Algunas formas de hacerlo incluyen grabar las clases para revisarlas después y visitar otras aulas del propio centro.

Estas prácticas consiguen que el aprendizaje sea útil de verdad porque están vinculadas a lo que sucede en el día a día escolar. Al integrarlas en un plan de formación diseñado desde el equipo directivo, es más sencillo adaptarlas a las necesidades del profesorado. 

La importancia de las habilidades pedagógicas

Junto al dominio de los contenidos de sus asignaturas, el profesorado necesita desarrollar competencias pedagógicas que le permitan adaptar ese conocimiento a las características, ritmos y necesidades del alumnado. No basta con que conozcan bien su materia; es imprescindible disponer de herramientas didácticas que transformen ese saber en experiencias de aprendizaje significativas y contextualizadas. Asimismo, resulta esencial contar con la capacidad de ajustar las estrategias metodológicas en función de la etapa educativa, los recursos disponibles y la diversidad del grupo-clase.

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Acompañamiento especializado

Contar con expertos que apoyen a los profesores dentro del centro escolar se considera imprescindible para que mejoren su forma de enseñar. Estos especialistas aportan ideas innovadoras y metodologías que facilitan la adaptación de las clases a las características y necesidades del alumnado, así como al contexto del centro.

En este sentido, el documento ‘Desarrollo Profesional Docente Efectivo’ del Instituto de Formación Docente Continua de Argentina señala la importancia de que los docentes reciban el acompañamiento de expertos y cómo compartir ideas y métodos basados en experiencias reales mejora el proceso de enseñanza. El artículo ‘Descubre cómo el acompañamiento pedagógico a docentes impulsa tu carrera’, por otro lado,  reflexiona sobre cómo este apoyo ayuda a que el profesorado se sienta más valorado y respaldado en su trabajo.

Seguimiento en el tiempo

Para los especialistas, evaluar y hacer un seguimiento de la formación que ha adquirido el profesorado es clave para asegurar que realmente mejora la práctica docente y, por lo tanto, el aprendizaje de los estudiantes. Por este motivo, finalizada la formación, es necesario revisar cómo se aplican los nuevos conocimientos en el aula y si están dando resultados. Además, este seguimiento permite hacer ajustes y mejoras en los programas para que se adapten mejor a las necesidades reales de los docentes y el centro de enseñanza.