El equipo directivo es el encargado de crear espacios y canales de comunicación que faciliten la participación real de las familias, así como elaborar encuestas para conocer su opinión sobre ciertos temas y agradecer su implicación en las actividades y proyectos en los que se involucran.
Para que los centros educativos funcionen y se adapten a los cambios que se producen no basta con que el profesorado se implique: las familias también desempeñan un papel importante y deben sentir que forman parte de su día a día. “Su implicación en la educación escolar de los estudiantes se ha revelado como uno de los cinco factores que más impacto tienen sobre los resultados académicos y también como una variable especialmente relevante a la hora de explicar otros aspectos como el buen clima escolar”, señala el documento ‘Las relaciones entre familia y escuela. Experiencia y buenas prácticas’ elaborado en el XXIII Encuentro de Consejos Escolares Autonómicos y del Estado.
La realidad es que esta participación se limita en muchos casos a la asistencia de tutorías o de reuniones, que si bien son positivas, para los expertos resultan insuficientes a la hora de establecer una colaboración sólida entre escuela y familia. Por eso, la dirección del centro tiene un papel fundamental: suya es la responsabilidad de crear espacios de participación y facilitar canales de comunicación efectivos entre ambas partes.
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Algunas acciones que los equipos directivos pueden implementar para mejorar esta implicación son las siguientes:
Incorporar en el plan educativo y en el reglamento de convivencia de los centros un enfoque específico que promueva la relación con las familias, lo que facilita que las iniciativas sean coherentes y formen parte de su funcionamiento habitual. Para apoyar esta acción, la Fundación Empieza por Educar ofrece una guía con estrategias, recursos y herramientas diseñadas para estimular la participación y el compromiso de las familias en el entorno escolar. Por ejemplo, en este enlace es posible consultar el ‘Plan de Participación de las Familias en el Centro’ del CEIP Diego Velázquez de Albacete, un modelo práctico que refleja cómo en este centro educativo las familias están involucradas
Junto a las reuniones habituales, es importante establecer otras formas de escucha y de diálogo con las familias. Los expertos proponen, por ejemplo, buzones de sugerencias donde pueden compartir y expresar sus preocupaciones, propuestas u opiniones; boletines informativos, ya sea por correo electrónico o en formato impreso, con noticias y novedades del centro; organización de reuniones periódicas, tanto presenciales como en línea; y empleo de herramientas para la comunicación entre familias, alumnado y centro.
Aunque muchas familias desean involucrarse más, a veces desconocen cómo hacerlo adecuadamente. Que la dirección escolar ofrezca cursos o sesiones informativas sobre cómo apoyar el aprendizaje en casa, gestionar las emociones o usar las tecnologías de forma segura favorece su participación y fortalece el vínculo con el centro educativo. En este sentido, las Escuelas de Padres y de Madres son especialmente valiosas.
Órganos de participación como el consejo escolar, y grupos específicos como las comisiones dedicadas a temas como la convivencia o las actividades extraescolares ofrecen a las familias la oportunidad de expresar sus ideas, hacer aportaciones y participar en decisiones importantes del centro. CEAPA, a través de su guía ‘El éxito escolar. ¿Cómo pueden contribuir las familias del alumnado’, defiende: “Está claro que participar en los órganos de gestión de los centros (consejos escolares y comisiones) nos ayudará a mejorar nuestro sistema educativo, a sentirnos partícipes y responsables de su mejora, a ser más participativos y democráticos; en definitiva, a acercar dos realidades (familia y escuela) que deben ir siempre cogidas de la mano para dar salida a nuestras inquietudes y preocupaciones”.
Los especialistas coinciden en que, para fomentar la participación de las familias en la vida diaria del centro escolar, es importante agradecer su colaboración en las distintas iniciativas o actividades que organizan y de las que forman parte. Este reconocimiento ayuda a que se sientan valoradas como parte activa de la comunidad educativa y favorece su implicación en futuras acciones.
Mediante encuestas, la dirección escolar puede detectar las necesidades de las familias, lo que favorece una comunicación bidireccional y permite tomar decisiones mejor fundamentadas.
Otra estrategia para fomentar la participación de las familias es que el equipo directivo organice jornadas temáticas específicas y espacios donde familias, alumnado y profesorado compartan proyectos y experiencias. También sesiones con profesionales que aporten conocimientos útiles para las familias.
