Para Mª Adela Camacho Manarel, profesora de Ciencias Sociales y directora del IES Las Lagunas de Mijas (Málaga), educar en las emociones es parte de su día a día en el aula. Ya nos contó cómo trabaja la Inteligencia Emocional a través de la Atención Plena en adolescentes. En esta ocasión nos explica cómo ha introducido el Chi kung en su centro.
El Chi kung de las emociones
Como docente me preocupa que mis alumnos conozcan y gestionen sus emociones de forma eficaz y que reconozcan los cambios que producen en su cuerpo. Hace ya siete años que aposté por introducir la Inteligencia Emocional como una práctica habitual en mis clases. En este tiempo he logrado pasar de su aplicación transversal a su integración como contenido curricular con la que trabajo sobre problemas actuales, conectando con lo cotidiano y sin dejar de educar en valores.
Mi búsqueda de un alumnado feliz, sin estrés, de un clima de clase y un ambiente de estudios mejores, me llevó a investigar sobre la práctica del Chi Kung, viendo que podría ser el perfecto complemento para mis sesiones de mindfulness. Si estas últimas les servían a mis estudiantes para mejorar la concentración, el Chi kung les ayuda a relajarse en momentos de máxima tensión en el aula (acumulación de exámenes) y en su vida. La práctica de Chi kung se presenta como un vehículo para desarrollar empatía y reconocer los cambios emocionales en el cuerpo y en la mente.
El Chi kung es un arte milenario procedente de China (1028-221 a.C.) que imita el movimiento de los animales. Puede traducirse como el “trabajo de la respiración”. En 1955 empieza a conocerse en el mundo occidental, pero se tardará 25 años en investigar sus beneficios. Sus primeras aplicaciones se realizan en el campo de la salud; en la actualidad comienza a introducirse en las escuelas como una técnica para controlar el estrés.
Es una técnica que busca el equilibrio entre cuerpo (ejercicio físico), mente/corazón (concentración) y ánimo (respiración). Se conocen varias técnicas: los cinco animales, las 8/5 joyas,… Nosotros en clase practicamos la modalidad de los 5 elementos a los que investimos con un sentido emocional: madera (ira), fuego (alegría), tierra (inquietud), agua (miedo), metal (tristeza). Son ejercicios simples que no obligan a tener un espacio distinto al aula ordinaria, cumpliendo con nuestro objetivo de integrarlo en el currículo y dedicar los primeros cinco minutos de clase a ejercicios de concentración o relajación.
Equilibrio entre cuerpo y mente
Para practicar Chi Kung lo fundamental es estar concentrado y mantener un contacto firme con el suelo, que cada una de nuestras piernas sujete el 50% de nuestro peso. Algo así como si echáramos raíces. Los ejercicios de Chi kung pueden realizarse de forma estática o con movimiento, pero siempre de forma lenta y flexible. La respiración debe ser constante y relajada, evitando cualquier tensión en nuestro cuerpo. En su práctica interesa más la intención que la propia ejecución del movimiento.
La posición de salida es muy sencilla, pero muy importante. La cabeza y el tronco deben estar rectos, pero relajados. Los codos y las rodillas estarán ligeramente flexionados. Las muñecas relajadas y los dedos enérgicos.
La experiencia completa podemos verla en el siguiente storify, donde se recoge la guía de los ejercicios, la grabación de los mismos y los valiosos comentarios de mis estudiantes, a los que agradezco su entrega y el que se presten como modelo para documentar ésta y otras experiencias llevadas a cabo en el aula.